Sammy Lee, aquel pequeñito pero impecable mediocentro ofensivo campeón de todo con el Liverpool entre la década de los 70 y los 80, jugador también de Osasuna durante tres temporadas, ha participado en el festival Thinking Football. Ha acudido a presentar ‘Two tribes’. Una estadística por encima de todas: desde 1982 hasta 1990 la Football League, la ‘madre’ de la Premier, fue ganada seis veces por el Liverpool y dos por el Everton, solo el Arsenal fue capaz de romper esa ‘dictadura’ de una misma ciudad.

Antes de la presentación hemos podido hablar con este gran futbolista, que dejó huella también en Iruñea y sigue hablando un español muy fluido.

Usted es una persona de Liverpool, crecida en Liverpool, que ha jugado para el Liverpool. ¿Que sentía cuando estaba en el césped con la camiseta red?

Que cumplía el sueño de mi vida. Además en la plantilla había mucha gente de Liverpool, en una época dificil a nivel social y económico para todos, con desempleo y una cierta tristeza generalizada. Representar a la ciudad en aquel momento para nosotros era una razón para hacernos sentir muy orgullosos, un poco a la manera del Athletic Club. Es verdad que el Athletic es ‘unique in the world’, pero el Liverpool también. Las ciudades, Bilbao y Liverpool, yo creo que se parecen muchísimo. 

¿Vio el premio otorgado a Jamie Carragher, ‘One Club Man’ por parte del Athletic Club?

Por supuesto, Jamie ha sido un campeón absoluto en la historia del Liverpool. Estuvimos hablando antes de la entrega del premio y me preguntó si iba a venir pero no pude. Sí le dije que iba a disfrutar de un ambiente maravilloso.

¿Cómo fue su llegada de Inglaterra a Osasuna en 1987?

Estaba en una fase no muy sencilla de mi carrera. Había estado más de una década en el Liverpool, ganando todo entre campeonatos [7] y Ligas de Campeones [4, de 1977 a 1984]. En primer lugar me fui al Queens Park Rangers, en Londres, pero no estuve en mi mejor versión. Fue un error mío aceptar al QPR, no supe adaptarme. Entonces recibí una llamada por parte de uno de mis mejores amigos en el mundo del fútbol, Michael Robinson, que me aconsejó venir a Osasuna en Pamplona, País Vasco. 

Un cambio bastante radical...

Sí, totalmente. Nuevo idioma, nueva liga, nuevos compañeros, casi un salto al vacío. Sin embargo, yo quería salir de mi zona de confort y gracias a Michael lo obtuve. Al principio estaba nervioso, pero enseguida me sentí como en casa viviendo en Pamplona. 

¿Ha estado alguna vez en El Sadar después de su experiencia como jugador?

Desafortunadamente no, estuve en Pamplona con mi mujer solamente de vacaciones, pero en el estadio no. Ojalá pueda tener otra ocasión en el futuro. De todas formas, la comida, el vino, la cultura... Nunca lo podré olvidar, siempre estará conmigo aquella experiencia en Osasuna, fue mi mejor momento quitando la década con el Liverpool. 

¿Qué tal tipo era Michael Robinson?

Un hermano para mí. Hemos coincidido en el Liverpool solamente en una temporada pero muy pronto se convirtió en una persona de extrema confianza, realmente uno de la familia. Me acuerdo claramente, también cuando ambos ya habíamos dejado el deporte profesional, de las horas que pasábamos después de las cenas hablando de fútbol, sin estar siempre de acuerdo, pero ¡cuanto nos gustaba aquello!... Sí, como hermanos.  

Y ¿cómo es la relación con los del Everton?

Muy buena. Al final el fútbol en nuestra ciudad, en nuestro entorno, es parecido a una gran mesa. Puedes encontrar de todo, hasta lo opuesto a ti, pero siempre con el máximo respeto. Así lo hicimos en los 90, sobre todo intentando levantar un poco la moral a la gente de Liverpool que estaba tocada por los problemas laborales. Aunque afortunadamente yo soy un red... [ríe].