Un buen uso de la calefacción evitará sustos con la factura energética

Ajustar la temperatura en cada estancia, apagar la calefacción de noche, evitar pérdidas de calor al ventilar, purgar los radiadores o instalar termostatos digitales programables constituyen las principales recomendaciones para que no se dispare la factura energética en invierno.

Por norma general, se estima que durante el día, y en las estancias más calientes, es suficiente regular el termostato a      19º o 20º.
Por norma general, se estima que durante el día, y en las estancias más calientes, es suficiente regular el termostato a 19º o 20º. (Aritz LOIOLA | FOKU)

Durante los meses de invierno, la calefacción constituye el mayor consumidor de energía de los hogares. Algunos estudios señalan incluso que es responsable del 63% del consumo energético, es decir, más que la suma de agua caliente, electrodomésticos e iluminación. Por tanto, si queremos que la factura energética no se dispare este invierno, lo primero que debemos hacer será fijarnos en cómo utilizamos la calefacción.

Básicamente, son cinco los consejos que ofrecen los expertos para ahorrar en calefacción. Se trata de medidas efectivas y baratas, ya que solo exigen pequeños cambios de hábitos:

1. Ajustar la temperatura en cada estancia (Potencial de ahorro: 10-20%)

Por norma general se estima que durante el día es suficiente regular el termostato a 19º o 20º, ya que la calefacción no debe usarse para pasar calor, sino para no pasar frío. Pero la cantidad de calor que se necesita no es la misma en todas las estancias de la vivienda. Por eso, lo ideal es aportar a cada espacio el calor adecuado, en vez de tener la misma temperatura en toda la casa. Así, conviene distinguir entre las estancias sin calefactar, en las que no se suele permanecer mucho tiempo (como un trastero); las estancias frescas, que se deben mantener habitualmente entre los 15 y 17°C, como los pasillos; las estancias con un nivel intermedio de calor, como la cocina, donde se desarrolla un cierto nivel de actividad que hace que las necesidades de climatización sean moderadas y donde el nivel de confort invernal está en torno a 18 °C; y las estancias más calientes, que son aquellas en las que se permanece habitualmente sentados, sin realizar ejercicio, como el salón-comedor o las habitaciones. Estas se mantendrán entre 19 y 20°C.

Ajustando adecuadamente la temperatura de cada estancia, es posible reducir la temperatura media de la vivienda aproximadamente en 1 ó 2°C sin pasar frío. Y cada grado menos de temperatura media de una vivienda supone reducir en torno al 10% el consumo de energía de la calefacción.

2. Al salir de casa, apagar o reducir la temperatura a 17º (Potencial de ahorro: 10-20%)

Mucha gente cree que, para consumir menos, es preferible mantener una temperatura constante las 24 horas del día. Quienes defienden esta idea argumentan que si la temperatura de la vivienda desciende, luego habrá que utilizar más energía para recuperar la temperatura de confort. Sin embargo, la opinión de los expertos es unánime: se gasta menos energía apagando la calefacción o bajando el termostato a 17º por la noche o al ausentamos de casa que manteniéndola encendida.

La razón es sencilla: mantener una temperatura dada en el hogar (por ejemplo 20°C) exige un aporte continuo de energía, ya que la vivienda tiene pérdidas de calor, a través de los muros, ventanas o techos, que hay que compensar. Esta energía que el sistema debe aportar será mayor cuanto más frío haga en el exterior… y cuanto peor aislada esté la vivienda. Sin embargo, a medida que la casa se enfría, las pérdidas de calor se reducen, ya que la diferencia de temperatura entre interior y exterior es menor. Cuando se apaga la calefacción o se baja el termostato, el sistema deja de gastar energía para compensar las pérdidas de calor. Y la energía que se deja de gastar es más que la que se necesita para recuperar la temperatura.

3. Evitar pérdidas de calor al ventilar (Potencial de ahorro: 15-20%)

Una buena ventilación de la vivienda permite eliminar olores y renovar el aire. Además, evita que se acumulen las emanaciones que proceden de los materiales del edificio y facilita que la humedad del aire en el interior sea la adecuada.

Pero ventilar siempre conlleva una cierta pérdida de calor, por lo que es fundamental fijarnos en cómo hemos de hacerlo. Una forma habitual de ventilar es hacerlo por etapas, abriendo las ventanas de cada habitación durante un buen rato, manteniendo la puerta cerrada para evitar los molestos portazos o el enfriamiento del resto de la casa.

Sin embargo, los expertos en ahorro energético recomiendan una técnica alternativa: abrir a la vez las ventanas de toda la casa, manteniendo abiertas las puertas que comunican las estancias. Las corrientes que se producen permiten que el aire de la vivienda se renueve por completo en unos pocos minutos (10 minutos), evitando, en buena medida, que las paredes se enfríen. De esta forma, no hay que volver a calentarlas de nuevo, evitando así un consumo extra de calefacción. Se recomienda efectuar esta operación en la primera hora del día y antes de encender la calefacción.

En un informe encargado por la Comisión Europea para valorar las posibilidades de reducir las emisiones cotidianas de gases de efecto invernadero mediante cambios sencillos de comportamiento, se concluyó que el cambio de la manera en que se ventilan las viviendas era la medida con un mayor potencial de ahorro entre todas las analizadas

4. Purgar los radiadores (Potencial de ahorro: 5%)

Además de cuidar de no tapar ni obstruir los radiadores, los que funcionan con agua caliente precisan una tarea que se debería hacer cada año, al principio de la temporada fría: sacar el aire que se acumula en ellos y que impide que éstos calienten adecuadamente. Es fácil y apenas lleva unos minutos. Hay que abrir el purgador que tiene cada radiador con un destornillador plano, colocando debajo un vaso u otro recipiente para evitar que se vierta el agua. La válvula debe abrirse solo un poco, ya que, de lo contrario, podría salir el agua a chorros. Cuando deja de salir aire y solo sale agua, es el momento de cerrarlo.

Esta medida es muy efectiva ya que los radiadores que tienen aire se suelen calentar menos en su parte superior). Por el contrario, si se ha realizado el purgado correctamente, tras encender la calefacción, los radiadores se calientan en toda su superficie

5. Instalar termostatos digitales programables.

La quinta recomendación que hacen los expertos es la de instalar un buen termostato, ya que ello facilita la tarea de mantener la vivienda a la temperatura óptima. Cuando ésta llega a los grados fijados, apaga la calefacción, encendiéndola de nuevo cuando vuelve a caer.

Concretamente, se recomienda instalar termostatos digitales programables, frente a los tradicionales, aquellos que llevan una ruedecita para seleccionar la temperatura, un sistema poco preciso y que propicia dejarnos la calefacción encendida por un olvido.

Los denominados «cronotermostatos» o termostatos digitales programables, por el contrario, son mucho más precisos y hacen posible que la calefacción se encienda o apague a horas concretas o que las temperaturas se mantengan en unos valores definidos en distintos intervalos horarios y días de la semana. Son más caros que los analógicos, pero constituyen una inversión rentable, ya que permiten ajustar mucho mejor la temperatura a nuestras necesidades.

En las viviendas que dispongan de calefacción central, es muy recomendable instalar los cabezales termostáticos, en lugar de las habituales llaves o grifos que permiten abrir o cerrar el paso del agua caliente de forma manual. Los cabezales termostáticos, sin embargo, permiten automatizar esa apertura o cierre para que la estancia se mantenga a la temperatura fijada. Se montan directamente sobre las válvulas del radiador, su precio no es elevado y normalmente son fáciles de instalar.

Estel conjunto de medidas permite un ahorro en la calefacción que puede llegar hasta el 40% del consumo total. Un ahorro que, además, no repercute solo en el bolsillo, también en el cuidado de la atmósfera y el planeta.