Xabier Rodríguez

El Real Madrid mantiene su desafío a la UEFA tras el fracaso de la Superliga

Real Madrid y A22, empresa para promover la Superliga, preparan una demanda que se prevé millonaria contra la UEFA, después de que la Audiencia Provincial de Madrid confirmara el «abuso de poder dominante» de UEFA y FIFA al ejercer un monopolio en la organización de las competiciones europeas.

El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y el de la UEFA, Aleksander Ceferin, en la Supercopa de Europa de 2018.
El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y el de la UEFA, Aleksander Ceferin, en la Supercopa de Europa de 2018. (Mike KIREEV | AFP)

«Esta sentencia abre la vía a reclamar los cuantiosos daños y perjuicios sufridos por el club», decía el comunicado del Real Madrid tras la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, que el pasado 29 de octubre rechazaba los recursos de la UEFA, La Liga y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y que confirma la sentencia de diciembre de 2023 del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en la que determinaba el «abuso de poder dominante» por parte de UEFA y FIFA al ejercer un monopolio en la organización de las competiciones europeas.

En ese comunicado el club blanco reconoce haber mantenido varias reuniones en los últimos meses para tratar de llegar a un entendimiento con la UEFA. Sin haber llegado a un acuerdo, la posición del club madrileño quedó muy debilitada después de que Joan Laporta asistiera el pasado 8 de octubre a la asamblea de la European Football Clubs (EFC), organización que agrupa a los clubes europeos y que se ha mostrado favorable a las posiciones de la UEFA. El Barcelona se había mantenido como el último socio del Real Madrid en el proyecto de la Superliga, pero la presencia de Laporta en la última asamblea de EFC, junto al abrazo con el que fue recibido por Nasser Al Khelaifi, presidente del PSG y de la EFC, se interpretaron como el regreso del club catalán a la órbita de los principales clubes europeos.

Sin el apoyo del Barcelona, Real Madrid y A22 han optado por dejar de lado la negociación y buscar la vía judicial, continuando ese desafío a la UEFA que mantienen desde 2021 y que ya nació con muchas debilidades. Si en un principio doce clubes europeos anunciaron la creación de una nueva competición al margen de la UEFA, en los días siguientes las protestas de los aficionados y la reacción del gobierno británico llevaron a la renuncia de los clubes ingleses, seguida de la de los italianos y el Atlético. Unos días más tarde el banco JP Morgan, que había asegurado financiación al proyecto, se hacía a un lado. «Es evidente que subestimamos la magnitud de los sentimientos que este acuerdo generaría», dijo entonces Daniel Pinto, presidente del mencionado banco.

A diferencia de Sudamérica, donde las competiciones internacionales entre selecciones precedieron a las de los clubes, en Europa fueron los clubes los que se tomaron la iniciativa. La Copa de Europa nació en 1955 como una idea del diario francés L’Equipe y con el apoyo fundamental de clubes como el Real Madrid.

La UEFA, que había nacido apenas un año antes, no entró en la organización de manera oficial hasta la segunda edición. Su contribución, en cambio, fue muy importante para darle prestigio y reconocimiento como competición continental.

El conflicto entre UEFA y clubes

Con los años, el éxito de la Copa de Europa permitió a la UEFA asegurarse unos ingresos importantes, al tiempo que garantizaba la organización de competiciones continentales en plena guerra fría, cuando el deporte era uno de los pocos aspectos en los que se unía a todos los Estados de Europa. A principios de los años 90, la UEFA reformó su principal competición y la Copa de Europa pasó a denominarse Champions League. Un año antes el Estrella Roja había logrado el título, el último de un equipo de la Europa del este.

Para finales de la década, la UEFA aprobó la participación de varios clubes de un mismo país en una misma edición de la Champions League. En su primer año con este formato, el Dinamo de Kiev eliminó a Arsenal y Real Madrid y cayó en semifinales frente al Bayern Munich. Ningún equipo de Europa del este ha igualado ese resultado desde entonces.

Eran los años en los que las televisiones multiplicaban los ingresos del fútbol y el éxito de la Champions League hizo que crecieran las tensiones entre los principales clubes y la UEFA por el reparto de ese dinero. En el año 2000 se creó el denominado G14, que incluía a los 14 clubes más ricos del momento y que dos años más tarde se amplió a 18, todos pertenecientes a las 5 grandes ligas europeas, más el Ajax y el Oporto. Dos años más tarde el Oporto se proclamó campeón de la Champions League. Desde entonces solo clubes de las 5 grandes ligas han alcanzado la final.

El G-14 desapareció en 2008 con el nacimiento de la Asociación Europea de Clubes, que desde el pasado 7 de octubre se conoce como European Fooball Clubs (EFC). En origen reunió a más de 100 instituciones del fútbol europeo, aunque hoy ya incluye a más de 800 clubes.

Esta asociación presionó desde su nacimiento como G-14 para que la UEFA repartiera más ingresos entre los clubes, con la amenaza permanente de abandonar el máximo organismo europeo y crear un torneo independiente. Así se explica que una competición que apenas conoció cambios durante los primeros 35 años, haya renovado tantas veces su formato una vez que se multiplicaron los ingresos comerciales y de televisión.

La UEFA ha ido respondiendo a las presiones de los grandes clubes facilitándoles la presencia en la Champions League, garantizándoles más partidos y mayores ingresos; contribuyendo, en última instancia, a un fútbol europeo cada vez más desigual. «Hacemos esto para salvar el fútbol. Estamos todos arruinados», decía Florentino Pérez cuando defendía el proyecto de la Superliga en 2021. Sin embargo, el Real Madrid contaba entonces con un presupuesto que rondaba los 600 millones de euros y esta temporada supera los 1.100.