
Los estereotipos sociales que vinculan inmigración con un supuesto incremento de la delincuencia y con el uso excesivo de los sistemas de bienestar social han bajado en el último año en la CAV más de siete y seis puntos porcentuales, respectivamente, hasta situarse entre el 30,5% y el 29,8% de los vascos.
Así se recoge en el Barómetro 2025: percepciones y actitudes hacia la población de origen extranjero en la CAV, elaborado por el Observatorio Vasco de la Inmigración Ikuspegi que ha sido presentado este viernes en Gasteiz.
En este estudio se constata que menos del 10% de los vascos mencionan la inmigración como uno de los principales problemas del país y apenas un 2,7% afirma que le afecta de manera personal.
Baja vincular delincuencia e inmigración
Respecto del estereotipo que vincula un supuesto aumento de la inseguridad y la delincuencia en la CAV con la inmigración, en el 2006 era respaldado por más de la mitad de la ciudadanía (55%), mientras que sólo un 29% se manifestaba en contra.
En este último estudio es el 30,5% de la población la que vincula ambas cosas, mientras que un 44,2% se muestra en desacuerdo con esta afirmación y una cuarta parte de los entrevistados está indecisa.
Las entrevistas realizadas para la elaboración de este barómetro se hicieron el mes de marzo, antes de que en octubre de este año el Departamento de Seguridad cambiara su política informativa y decidiera que la Ertzaintza dé los datos de procedencia de las personas detenidas, algo que provocó críticas por parte de partidos y la apertura de una actuación por parte del Ararteko.
La directora de Ikuspegi, Julia Shershneva, ha reconocido que no se puede evaluar si esta medida tiene reflejo en la opinión social porque las entrevistas para realizar este barómetro se hicieron en marzo, aunque ha puesto el acento en que más importante que el hecho de que se faciliten esos datos es el uso que se hace de ellos.
«Lo importante es la narrativa», ha dicho, porque si se «enfatiza» en el origen y se descontextualiza de otros factores, como la situación de vulnerabilidad de los detenidos, puede haber una «información sesgada», por lo que ha hablado de la necesidad de una «reflexión profunda» por parte de los medios de comunicación en esta materia.
La consejera de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico, Nerea Melgosa, se ha limitado a añadir que «los datos son los datos» y que la Ertzaintza «no hace ninguna interpretación» de los mismos.
Creer que hay un abuso social desciende
Otro estereotipo que hasta el año pasado era el que mayor porcentaje de acuerdo mostraba en la sociedad vasca es el de la percepción de que las personas migradas se benefician excesivamente del sistema de protección social.
Esto era sostenido por casi un 70% de los vascos durante los años de la crisis económica de 2008, pero a partir de 2015 esta tendencia sufrió un proceso descendente. Este 2025 el 29,8% de los entrevistados se muestran de acuerdo con esta afirmación mientras que un 49% lo hacen en contra.
Estos resultados apuntan hacia una progresiva deslegitimación social de este rumor, si bien persiste un núcleo importante de la ciudadanía que lo suscribe, se apunta en el estudio.
Los vascos, abiertos a la migración
Este año el índice de apertura hacia la inmigración, que sintetiza el posicionamiento general de la ciudadanía en una escala de 0 a 100, se sitúa en 65,86 puntos, lo que supone una subida de más de dos puntos respecto de los datos de 2024.
El Barómetro confirma que la inmigración se percibe en la CAV como un fenómeno estructural y consolidado, lejos de considerarse como una fuente de conflicto. Solo el 9,7% de la población la menciona entre los principales problemas de la CAV.
Además, nueve de cada diez personas creen que la llegada de población migrante aumentará en los próximos cinco años, lo que refuerza la idea de que se trata de un fenómeno que va a perdurar y que debe gestionarse con normalidad.
La mayoría de la ciudadanía percibe la inmigración como un factor positivo y reconoce su aportación al desarrollo económico y al sostenimiento del mercado laboral (73,6%) y la considera clave a la hora de contrarrestar los desafíos del envejecimiento poblacional (71%).
También se consolida una visión favorable en el plano cultural, ya que tres de cada cuatro personas (75,5%) creen que enriquece la vida cultural de la CAV, aunque ha habido un ligero repunte respecto del año pasado de la postura que defiende una «homogeneidad cultural» (42,5%).
Mismos derechos y deberes
Siete de cada diez personas defienden que la población autóctona y la de origen extranjero deben tener los mismos derechos y obligaciones, frente a un 29% que se inclina por dar prioridad a las primeras, una postura que ha perdido fuerza en el último año.
En el barómetro se constata que la ciudadanía sobreestima la presencia de la población de origen extranjero, ya que calcula que alrededor del 22,6% de los residentes en la CAV han nacido fuera del Estado Español, cuando el dato real es del 14,1%.
Aun así, prácticamente la mitad de los vascos ve el número de migrantes como el adecuado y un 19% lo ve «demasiado elevado», porcentaje que desciende a un 9,8% cuando se les informa a este grupo de la cifra real.
Se tiende a sobrestimar las llegadas de personas procedentes del Magreb y otros países africanos, cuando son los originarios de Latonoamérica los que concentran más de la mitad de la población de origen extranjero (55,5%) y cerca de las tres cuartas partes de las nuevas llegadas.
La consejera Melgosa ha dicho que todos estos datos dibujan una CAV que, «con matices y debates, apuesta de forma clara por la convivencia, la igualdad de derechos y una gestión ordenada y garantista de la diversidad».

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