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El cierre de la piscina, un problema más en el centro cívico de Salburua

Los problemas no cesan en el centro cívico de Salburua. El Gabinete de Gorka Urtaran ha cerrado la piscina para pulir la playa y acabar con los resbalones de los usuarios, que están «muy cabreados» con Maroto, a quien acusan de hacer la obra «deprisa y corriendo».


El pasado martes, en vísperas de las vacaciones de Navidad, el Gobierno local de Gasteiz, en manos del PNV, anunció el cierre temporal de la piscina del centro cívico de Salburua, que volverá a abrir sus puertas el 11 de enero. Para entonces la UTE encargada de su construcción, formada por las empresas Vías (ACS) y Opacua, deberá haber pulido la superficie de la playa y aplicado un producto antideslizante en los suelos. Dos medidas que tienen por objeto garantizar la seguridad de los usuarios y asegurar el bienestar de unos vecinos que tienen «un cabreo mayúsculo» con el anterior Ejecutivo, liderado por Javier Maroto, al que culpan de las deficiencias advertidas en esta polémica infraestructura.

«La obra se hizo deprisa y corriendo para poder acabar antes de las elecciones locales. Para poder ganar votos», explica el presidente de la asociación de vecinos Salburua Burdinbide, Joseba Martínez de Guereñu, que, en declaraciones a GARA, cita algunos de los problemas surgidos desde la apertura del centro cívico, hace tan solo siete meses. «El edificio no está insonorizado, y no se puede programar una actuación teatral si en otro gimnasio está prevista una clase de zumba. Y los climatizadores provocan un ruido ensordecedor. Además, ha habido goteras en una cancha del polideportivo y la depuradora de las piscinas ensucia el agua de las piletas», detalla.

Martínez de Guereñu vincula estas deficiencias a las «abundantes rebajas» en la construcción del edificio, que supuso un coste de 8,9 millones de euros y estuvo marcada por las denuncias de los sindicatos ELA y LAB. «Rebajaron el coste, lo que implicó el uso de peores materiales. Las puertas de los vestuarios de la piscina están abombadas por la humedad y hay grietas en algunas paredes», afirma tras señalar que «se hizo un edificio muy poco funcional y con un alto coste de mantenimiento». «¡Acaban de abrirlo y parece que tiene veinte años!», denuncia el representante vecinal, que también relaciona el ahorro en materiales con la necesidad de acabar rápido la obra, antes de los comicios del 24 de mayo.

Por ello no duda en solicitar que se depuren responsabilidades políticas, algo que, tal como reconoce, será complicado. «Eso sería lo ideal, pero como mínimo pedimos que se solucionen los problemas del edificio, aunque sabemos que algunas deficiencias son estructurales», señala, antes de recordar que les «vendieron un centro cívico majestuoso, y no es así». Sin embargo, Martínez de Guereñu no pierde la esperanza y confía en que, algún día, los vecinos y vecinas de Salburua puedan disfrutar del centro cívico que se proyectó, al que, por el momento, le falta más de un servicio. En este sentido, cabe señalar que todavía no se ha construido el rocódromo y tampoco se han colocado los toboganes y palmeras en la piscina infantil.

Puede que el año que viene se subsane parte de esas deficiencias, aunque el proyecto presupuestario del PNV solo recoge una partida de 95.000 euros para las reformas del centro cívico.