El león se zampó al periquito (2-0)
Un Athletic paciente y eficiente tira de los goles de Aduriz para no dar opción alguna a un Espanyol que nunca fue a por el partido.
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ATHLETIC 2
ESPANYOL 0
El león se zampó al periquito. La síntesis es de Primero de la EGB, pero refleja sin más aditivos ni colorantes lo visto ayer sobre el césped de San Mamés. Un equipo que quiso, creyó en la victoria y fue a por ella, y un contrario que salió a verlas venir y se fue por donde vino. Un Athletic ordenado, pragmático y, sobre todo, paciente, muy paciente, sin prisa pero sin pausa, que en la recta decisiva del campeonato se ha reencontrado con la efectividad de la que ha estado huérfano casi toda la temporada. Llegadas las justas y un Aduriz letal cara a portería. Santo y seña de este equipo. Leyenda.
Una reciente encuesta del Centre d’Estudis d’Opinió sostenía que tan solo el 3,6% de los catalanes son simpatizantes del Espanyol y un 1,4% lo es del Athletic. Afinidades al margen, leones y pericos tienen mucho en común, más allá de aquella amarga final europea como un extracto de limón libre de azúcar, a la que cierto rubio de Barakaldo guiara a los albiazules desde el timón, o de que un espanyolista de alma, corazón y pluma como el magnífico periodista Enric González soñara que un tal Valverde marcaba allá en Leverkusen y les daba el título que acariciaron con la yema de sus dedos. Athletic y Espanyol siempre han jugado contra corriente. Ayer, hoy y mañana. El Athletic sigue siendo aquel «equipo único en el mundo» con el que ‘‘L’Equipe’’ le presentara para siempre ante el planeta futbolístico, por mucho que se discuta hoy dónde tenían los padres de Aymeric Laporte su frutería o si un maliense de nacimiento, ilerdense de adopción y txantreano de dudosa formación casa con la filosofía de cantera del club. Y el Espanyol sigue cementando todavía hoy su identidad «desde la minoría, con derrotas muy dolorosas y una constante necesidad de resistir», en palabras del propio Enric, porque los seguidores del Barça «pueden sentirse tristes, pero jamás han experimentado el auténtico vacío existencial de quienes sospechan, con bastante fundamento, que su dios se ha largado para siempre».
Ambos tratan de surcar las procelosas aguas del balompié moderno, sostenidos, en lo fundamental, en su trabajo de cantera, en mitad de una singladura de reveses y desencuentros con el triunfo, cada cual luchando contra sus propios molinos, ya sea el de la globalización de un fútbol que galopa a golpe de talonario televisivo o el de la hegemonía culé que supo reinventar la batalla del relato antifranquista y por ende catalanista, hasta reducirles a ese 3,6% que dictan las encuestas.
Leones y pericos, quijotes ambos, cada uno a lomos de su propio Rocinante, se reencontraban ayer en el nuevo San Mamés, el fortín que el Espanyol del ‘Vasco’ Javier Agirre fue el primero en profanar en Liga, el mismo equipo que se despidió de la vieja Catedral con aquel 0-4 que le costó lágrimas y titularidad a Iraizoz, ahora de nuevo relegado a la suplencia. Valverde y Quique Sánchez Flores, técnicos a quienes escuchar y ver proponer. Sobre el césped bilbaino, sin apenas tiempo para recuperar el resuello de la última jornada liguera que ambos saldaron con idénticos marcadores a favor, un Athletic que olvidados aquellos tiempos del «a mí el balón que los arrollo», propuso su ya habitual buena dosis de paciencia ante un Espanyol de pegamento, dos líneas de cuatro bien soldadas, pero que los rojiblancos tardaron en descerrajar lo que Muniain en aparecer para quebrar en el área y provocar el penalti que abriría el marcador.
Partido controlado
Numerosos cambios en ambos equipos respecto a los onces habituales de uno y otro, alineación tacaña la catalana encaminada a esperar y aprovechar las puntas de velocidad arriba. Bien pertrechada atrás la escuadra perica, los rojiblancos movían la pelota de izquierda a derecha en busca de un descuido que perseguían con ahínco De Marcos y Susaeta, sobre todo el eibartarra, dispuesto a combinar con quien hiciera falta aunque luego no hallara rematador. Sin espacios por los que habilitar pelotas, tuvo que ser un balón en largo, un recurso tan válido como otro cualquiera, el que peinara Raúl García para que Muniain por fin sacara un regate limpio y Víctor Vázquez picara.
Penalti que ejecutó Aduriz como quien se divierte con su pequeño en el jardín de casa, una ‘panenkita’ que se ‘tragó’ Diego López. Abierta la lata, encarrilado el partido, el delantero donostiarra despachó por la vía rápida a los albiazules con un segundo caramelo que le sirvió en bandeja Beñat. Saque de falta al área, uno de esos balones con rosca a la tierra de nadie entre la defensa y el portero, y allí la caza al vuelo el del Antiguo.
El partido se encaminaba al descanso y el Espanyol no daba señales de vida, salvo un libre directo de Álvaro Vázquez que silenció San Mamés. Un disparo lejano de Beñat, un par de incisiones nada quirúrgicas por banda de Susaeta y De Marcos, la grada aprovechó la comodidad del partido para ovacionar a Kepa por la parada felina que se sacó a cabezazo picado de David López y que dio con sus huesos en la madera.
A vuelta de vestuarios Quique Sánchez Flores maniobró y dio entrada a dos relevos que contagiaron de inicio a su equipo, salida atrevida que le duró lo que al Athetic en volver a adueñarse de una pelota que fue suya de principio a fin. Porque esta vez los pupilos de Valverde tenían claro que no iban a dejar que el rival se creciera, creyera y terminara por poner en riesgo, como ante Osasuna y como muchas veces esta campaña, una victoria no demasiado sufrida pero claramente merecida.
Dominio claro de los leones en una segunda mitad sin apenas historia, con holgada ventaja en el marcador, una defensa que esta vez no dio facilidades ni dejó resquicio a la esperanza al contrario, y como único pero la falta de malicia para haber rematado aún más a un inoperante Espanyol. Prueba de ello el balón que le cayó a Aduriz en el área chica y que primero Diego López y luego el travesaño evitaron que entrara. Txingurri aprovechó para refrescar jugadores, la grada para aplaudir a rabiar los cambios y el Athletic para descabalgar a un presunto competidor y afianzarse en puestos europeos a la espera de los marcadores de Real Sociedad y Villareal de anoche. Este Athletic se lo ha creído.
Valverde: «Por supuesto que el partido no ha sido fácil»
Ernesto Valverde quiso dejar claro que la cosa no fue tan sencilla como pudiera parecer. «Por supuesto que no ha sido fácil, nos jugábamos mucho, si no encarrilábamos bien nos podían dar un susto. Cuando se ha pasado todo se ve más sencillo, pero hay que darle valor a lo que ha hecho el equipo. Venimos de jugar el sábado, hemos dominado el juego, hemos sido contundentes al llegar, y en el segundo tiempo hemos mantenido el control y no les hemos dado opciones», fue su balance de un partido controlado. «El control ha sido nuestro también en la segunda mitad y las posibilidades de gol de nuestra parte. Estamos contentos pero fácil no ha sido». Llamó la atención sobre el Espanyol, «tienen buen despliegue, te llegan, cualquier pérdida, pero hemos tenido cierta paciencia, quizá deberíamos haber sido más profundos, pero le hemos dado margen al juego y hemos encontrado espacios», se refirió a la perseverencia de los suyos. E insistió, «yo veo un partido por la tele y digo que es fácil, pero dentro no lo piensas. Cuando ha pasado un minuto de descuento he pensando que hoy ganábamos». 50 puntos, «es una muy buena puntuación y la gente debe estar contenta».J.V.
Tres cambios con respecto al once tipo de Valverde
Ernesto Valverde había repetido alineación en El Sadar por primera vez esta temporada, algo que incluso al propio técnico sorprendía esta semana. Ayer, introdujo un buen número de cambios, con Saborit, Iturraspe y Susaeta en el once, contemplando ese nuevo partido el viernes ante el Villarreal.
Le Tissier apoyó al equipo y vivió su victoria
El exjugador internacional inglés Matt Le Tissier visitó ayer a la plantilla del Athletic en el hotel de concentración del equipo bilbaíno, donde departió con ellos y se fotografió. El jugador fue el primer ganador del ‘One Club Man’ (Un Hombre de Club), premio que entrega la entidad rojiblanca. Después, acudió al paclo del estadio vizcaino para presenciar la victoria de los leones.