Azulgranas a distancia
Cinco futbolistas del Eibar juegan cedidos en otros equipos esta temporada. Calavera, Elgezabal, Pere Milla y, en menor medida, Pablo Hervías, cumplen con las expectativas. Nano, en cambio, no consigue despuntar en las filas del Levante.
No todos los jugadores del Eibar volverán a Atxabalpe el viernes. Media docena de ellos regresará a los equipos en los que militan como cedidos desde que arrancó la temporada. Con un rendimiento destacado, en buena parte de los casos, aunque no tanto como para abrirles la puerta de regreso de inmediato.
En el caso de Nano y Jordi Calavera, de hecho, su contrato de cesión ni siquiera contempla la opción de que puedan volver antes de que acabe el curso. Lo cierto es que del canario se ha rumoreado que, ante su irregular temporada en el Levante, el propio equipo granota habría solicitado al Eibar la posibilidad de rescindir el acuerdo. Pero Juan Ramón López Muñiz lo desmentía poco antes del parón navideño, reconociendo que Nano «estaba preocupado por algo que había leído, leyó que aquí no se contaba con él», por lo que decidió tener una charla para «transmitirle tranquilidad. Tenemos la misma opinión de Nano que el primer día. Nano es un chaval joven y tiene que estar tranquilo porque contamos con él como desde el primer día. Se hará un nombre en el Levante y en el fútbol español», aseguró el entrenador levantinista.
De momento ese futuro tan halagüeño no se ve cercano, teniendo en cuenta sus números en Valencia, en los que también ha influído su infortunio con las lesiones, como ya sucediera la temporada pasada en Eibar. En octubre, en su segundo partido como titular, sufrió un esguince de ligamento en la rodilla. Desde su reaparición, un mes más tarde, su aportación ha sido tan reducida como hasta entonces, lo que le hace llegar al parón navideño con poco más de 300 minutos disputados, repartidos en ocho partidos –uno de ellos de Copa–, tres de ellos como titular, ninguno entero y con su contador de goles a cero.
Calavera tampoco volverá hasta junio pero su situación parece muy diferente. Tanto en el Eibar, donde esta vez sí parece tener una ficha asegurada con la marcha de Ander Capa al Athletic, como en el Sporting, a donde llegó en verano tras su fructífera cesión al Lugo de la pasada temporada. Debutó con la camiseta rojiblanca en la quinta jornada y, aunque salió del once cuatro semanas después, la lesión de Lora le volvió a dar una oportunidad que no ha desperdiciado. Desde entonces, sólo ha desaparecido de la titularidad por causas de fuerza mayor. Una sanción primero y una rotura fibrilar después. Esta coincidió con la llegada de Rubén Baraja al banquillo sportinguista y la irrupción de Juan Rodríguez en el lateral, una tesitura complicada para el catalán. Pero Calavera apuró los plazos de recuperación y, a la primera oportunidad, coincidiendo con el último partido del año, Baraja volvió a darle minutos.
Giro de 180 grados
Desde la grada ha tenido que vivir el fin de año, también por una lesión, Pere Milla, posiblemente el futbolista que mayor partido le está sacando a su cesión, dando un giro de 180 grados a la situación que padecía hace exactamente un año. Cedido entonces al UCAM, el equipo murciano quiso cancelar el contrato tras una primera vuelta en la que Milla ni siquiera se sentó en el banquillo en muchas ocasiones. Pero el catalán quiso quedarse, convencido de que sería capaz de dar la vuelta a la situación. Y lo hizo. Con la llegada de Francisco al banquillo tuvo más oportunidades, hasta el punto de hacerse con una plaza fija en el once en la segunda vuelta, en la que sólo le faltó el gol. Lo recuperó este curso en el Numancia, con el que marcó cuatro en las siete primeras jornadas. Desde entonces no ha vuelto a mojar pero eso no ha restado un ápice de la confianza depositada en él por Jagoba Arrasate, con el que lo ha jugado todo hasta que la suerte le dio la espalda. A mediados de noviembre sufrió una fractura de órbita y arco zigomático que le dejó fuera de combate. Se espera su reaparición para la vuelta de vacaciones.
Milla comparte vestuario esta temporada con Unai Elgezabal, que también repite cesión tras su paso por el Alcorcón el curso pasado. Y que también está sabiendo sacarle provecho. Aunque una lesión muscular le dejó fuera del equipo durante un mes a principio de temporada, Jagoba Arrasate le ha convertido en un integrante fijo de su formación titular. En Liga y en Copa, donde se convirtió en uno de los grandes protagonistas de la clasificación del Numancia a octavos –se enfrentará al Real Madrid–, con el gol en Málaga que empataba el partido y daba el pase al Numancia.
El póker de cedidos –aunque habría que añadir a Iñigo Susaeta, en el Anaitasuna– se completa con Pablo Hervías, que firmaba en verano por el Eibar tras desvincularse de la Real. Tras sus cesiones en Osasuna, Oviedo y Elche, el riojano prueba ahora fortuna en el Valladolid, con una andadura un tanto irregular. Aunque su presencia en el once es intermitente, apenas se ha perdido un par de partidos y cuenta entre los futbolistas más utilizados por Luis César Sampedro. Junto a Elgezabal y Milla es uno de los futbolistas que el Eibar podría repescar durante este mercado invernal, aunque no parece que ninguno de los tres tenga hueco ahora mismo en los planes de Mendilibar.