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Abecedario de campaña electoral, ¿o efectoral?

La búsqueda de golpes de efecto se ha impuesto a los debates profundos; el ruido, al mensaje político; las provocaciones al rival, a las propuestas. Anoche se hizo el silencio antes de acudir mañana a las urnas. Este es un resumen de lo que dejan estos quince días:


Aldaketa: Las cuatro fuerzas del cambio navarro han intentado remediar los errores de 2015 para, ahora sí, superar a la derecha en el Senado y llevarse tres escaños y no uno. Tras aquella derrota inesperada, en 2016 ni lo intentaron. Aparentemente se ha trabajado mejor que entonces, y ya no debería pesar aquel desconocimiento general que hizo que 60.000 votos dados al Congreso a UP, EH Bildu y Geroa Bai no llegaran al Senado. Aunque ahora el reto es mayor, porque la derecha puede elevar el listón con la suma de Cs a UPN-PP. Todo un pequeño duelo directo a un mes del 26M.

Barkos: La lehendakaria navarra se ha implicado por su partido –y Aldaketa–, pero es una evidencia que estos comicios suponen una china en el zapato de Geroa Bai, tras los penosos 14.000 votos de 2016 que reflejan un electorado poco fiel. Y eso que Uxue Barkos despuntó precisamente en Madrid, en tiempos de la ilegalización.

Competencias: El adelanto electoral dejó a Nafarroa sin concretar la de Tráfico, pero más patético resultó lo ocurrido a Lakua. Dio por sentadas cuatro transferencias que no llegaron al iniciarse la campaña pese a ímprobos esfuerzos. Luego se firmó la de AP68. Todo por videoconferencia, para añadir más surrealismo a un asunto que confirmó lo de siempre: en este marco, Madrid tiene la sartén por el mango.

Determinante: Una de las palabras de moda en esta campaña, sobre todo en los discursos de EH Bildu, que aspira a tener esa posición en Madrid de la mano de sus socios, especialmente ERC. Otra D, la de los decretos de Sánchez, mostró que de hecho ya lo ha sido en la Diputación Permanente del Congreso.

Errenteria: La campaña acaba sin que Ciudadanos explique por qué llevó a su líder y plana mayor a una localidad en que apenas tiene 300 votos. El afán de manipularla resultó evidente, pero tuvo efecto bumerán: lo que generó el acto fue todo un análisis a nivel estatal sobre qué era y qué es hoy Errenteria, en la que los y las oreretarras, y especialmente el alcalde Julen Mendoza, no han salido precisamente mal parados.

Foam: Cuando parecía algo ya felizmente superado, en esta campaña ha vuelto a haber cargas policiales, e incluso una joven herida grave con fractura de mandíbula. La lesionó la Ertzaintza al arremeter contra quienes protestaban por el acto de Vox en Bilbo. Fue una pelota de foam, el proyectil que sustituye a las de goma y que, como se ve, tampoco evita heridas graves. La joven remarca que el ertzaintza le apuntó a la cara.

Gin-tonic: En la frivolidad imperante, una de las frases más virales fue la acusación del PP a Vox de diseñar «en el quinto gin-tonic» propuestas como poder ir armado por la calle. Para completar la sensación de zozoak beleari..., lo verbalizó uno de sus portavoces más lenguaraces, Rafael Hernando. «Gin-tonics van a tener que tomarse algunos el domingo para ahogar las penas», le replicó Santiago Abascal. Nivelón.

Hoteles: Con la salvedad de Cs en Errenteria, los actos de la derecha española en Euskal Herria se han celebrado en hoteles, salas de pequeño aforo. Una asunción implícita de la escasa capacidad de arrastre y la consciencia de que en el exterior no serían jaleados precisamente. PNV, EH Bildu y UPhan priorizado la calle. También el PSOE; Pedro Sánchez paseó por la Parte Vieja antes del mitin en Alderdi Eder. Signo de nuevo tiempo.

Iglesias: El líder de Podemos se ha hecho más que un lifting. Señalado en sus inicios por el establishment como populista peligroso, en los debates televisivos ha sido el más constructivo en los fondos y el más suave en las formas, además del más ferviente constitucionalista. Va en línea con una apuesta «estadista»; Pablo Iglesias quiere gobernar en coalición con el PSOE y Sánchez le responde que «no sería ningún problema». ¿Meros cantos de apareamiento de campaña? Veremos.

Jaén: La apuesta de EH Bildu por hacer política e influir ha trastocado la tendencia del PNV a minusvalorar a esta fuerza. El ataque de celos con que recibió su aval a los decretos de Sánchez fue muy revelador. El antídoto hallado por Esteban, Ortuzar y compañía, sorprendente, ha consistido en espetarle que esté más interesado en cuestiones españolas que vascas, «más en Jaén que en Laudio».

Koxka: Antes de la performance de Errenteria fue la de Altsasu, cuando el líder del PP, Pablo Casado, se retrató en el Koxka. Provoca, que algo queda. Altsasu también ha sido mentada reiteradamente en los debates por Albert Rivera. Si Bel Pozueta, madre de uno de los jóvenes y aspirante a diputada por EH Bildu, llega al Congreso, la realidad de ese atropello político-judicial se va a ver en la tribuna.

Ley D’Hont: La campaña deja un gran problema para la derecha en todo el territorio estatal. Ninguna de las tres opciones ha despuntado sobre las demás, lo que anticipa una fragmentación que puede resultar letal. Muchos escaños pueden dilapidarse en los restos insuficientes de la Ley D’Hont.

LLedoners: En pleno 2019, parte de la campaña electoral se desarrolla desde prisión. Sobre todo en Catalunya, con ruedas de prensa de candidatos y mítines en la prisión de Lledoners. Pero también en Euskal Herria, donde los presos y presas de EPPK han hecho oír su voz, anunciando que votarán a la izquierda independentista.

Maroto: El PP ha unido su destino en Araba a un Javier Maroto que ya fue sacado de la Alcaldía en 2015 y que sigue acusando el golpe. Lo demostró el modo en que perdió los nervios insultando en el plató de ‘‘El Correo’’ a su rival de EH Bildu, Iñaki Ruiz de Pinedo. Llegada la hora del último debate en ETB-2, se indispuso... o lo indispusieron.

Navarra Suma: Uno de los puntos más atractivos del domingo noche será el resultado de esta coalición UPN-PP-Cs. Una apuesta de riesgo por concentrar el voto a costa de asumir contradicciones políticas. Un buen resultado impulsaría al Régimen en las cruciales forales de mayo; uno malo dejaría la fórmula muy tocada.

Otegi: Nunca un no-candidato (de hecho aún sigue inhabilitado pese a que Estrasburgo declaró injusto el juicio) concitó tanta atención. Las menciones al líder de EH Bildu por parte de Casado y Rivera fueron tantas que Arnaldo Otegi pidió desde Twitter la palabra «por alusiones». Por otro lado, su carisma ha quedado refrendado tanto en los actos de campaña como en su charla en Gazte Topagunea.

Prudencio: El puente provocado por el «santo meón» alavés ha supuesto una auténtica avería en este herrialde: deserción masiva en las mesas electorales, aumento del 330% en la demanda del voto por correo... Hasta el domingo no se podrá medir el impacto real del colapso.

Quinielas: En tiempos muy líquidos, algunos sondeos parecen más bien quinielas si se repara en la «cocina»; es decir, la diferencia entre el voto directo y el finalmente proyectado. Si alguien ha perdido casi todas las últimas elecciones, aquí y en otros lares, ha sido la demoscopia.

Rivera: Apostando por el efectismo (impagable el ridículo silencio del «minuto de oro»), ha acaparado el foco. Otra cosa será el resultado de esta táctica. Aunque se dio mucho realce al traslado a Madrid de la catalana-andaluza Inés Arrimadas, el hiperliderazgo de Rivera la ha eclipsado.

Suiza: Ginebra fue la ciudad en que ERC y EH Bildu suscribieron su unidad de acción, que había puesto en duda el PNV. Allí está exiliada Marta Rovira, secretaria general republicana. Antes Suiza entraba en las campañas como sinómino de corrupción; ahora, de represión política.

Trifachito: Hacía falta un término para definir la suma de las derechas españolas y en Euskal Herria ha terminado imponiéndose este neologismo surgido en las redes sociales. Bastante menos en España, donde se prefiere un sucedáneo más edulcorado: trío de Colón. En Nafarroa es más correcto hablar de cuatrifachito, al sumarse UPN.

Urkullu: La participación del lehendakari de la CAV en campaña ha tenido un perfil muy bajo, casi imperceptible, coherente con su afirmación inicial (en plena batalla por arrancar transferencias de última hora) de que, al contrario que el Gobierno español, el de Lakua «no está en campaña».

Vox: Más sorprendente ha sido el poco eco general del partido ultra, antes hiperproyectado mediáticamente y estos quince días más bien apagado. La difusión por error al exterior de un mensaje interno del partido delató que Vox no quería siquiera participar en los debates televisivos; a estas alturas, tocaba no asustar.

Waterloo: También Carles Puigdemont ha tenido menos relevancia de la prevista. De hecho, se ha hablado menos del presidente de la República catalana que del muñeco que le representaba y que quemaron en un ritual de Semana Santa de un pueblo sevillano, Coripe. El Govern lo llevó a la Fiscalía.

X: El Senado es la hermana pobre de estos comicios. Y siempre plantea problemas técnicos tener que marcar con la X tres nombres en una papeleta que reúne a todos los partidos. Lo habitual es que en cada herrialde ello dé tres escaños a la fuerza dominante y el cuarto a la segunda, pero no siempre: en Gipuzkoa en 2016 hubo dos para UP y dos para el PNV.

Yvasca: Los jeltzales han intentado solventar el gatillazo transferencial explotando electoralistamente las eternas promesas del TAV. A horas de la campaña, la consejera Arantxa Tapia aseguraba que el billete entre capitales vascas costará ocho euros. ¿Quién pagará el resto?

Zarautz: Pero esta ha sido sobre todo la campaña de las vacaciones de Semana Santa; buscado o no por Sánchez, ha reducido mucho su impacto. Fue muy significativo que los partidos tuvieran que buscar audiencia en Zarautz o incluso en Benidorm, donde se calcula que estaban de asueto 8.000 vascos.