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Entrevista
Javier Etayo, Tasio
Viñetista de GARA

«Yo me jubilo, pero Tasio seguirá publicando e incordiando allá donde sea necesario»

El próximo 2 de junio aparecerá en GARA la última viñeta de Tasio, seudónimo de Javier Etayo. Durante más de dos décadas sus tiras humorísticas han sido de visualización obligada para los lectores de este periódico, unas veces para dibujar una sonrisa y otras para compartir su cabreo con determinados temas. Ahora le llega la jubilación, pero Javier Etayo anuncia que Tasio «seguirá publicando e incordiando allá donde sea necesario». 

Tasio, en plena tarea.

¿Qué sientes en vísperas de publicar tu última viñeta en GARA?
Unos nervios del copón. Después de tantos años no es fácil despedirse de la gente, y más cuando me han dado tantas muestras de cariño. No va a ser fácil. Uno le ha cogido cariño al oficio, y dejarlo es una ruptura que duele, como todas las rupturas. Hacer la última viñeta va a ser duro.

Seguro que ya estás dándole vueltas a esa tira de despedida. ¿Ya la tienes decidida, o será algo improvisado?
Tengo pensadas unas cuantas; al final puede ser una de ellas o puede ser que se me ocurra alguna otra en el último minuto de juego. En estos menesteres nunca se sabe.

En 1991 comenzaste a dibujar en ‘Egin’. ¿Recuerdas cuál fue tu primera viñeta?
Claro. En mi libro ‘Tasio 25 años’ está publicada. La primera viñeta apareció en el suplemento de medio ambiente de ‘Egin’, que se llamaba ‘Ingurugiroa’, y hacía alusión al campo de tiro de Anchuras, en Ciudad Real, cuando era ministro de Defensa Narcís Serra. Pero la primera viñeta como iniciadora de la saga apareció el 14 de mayo de 1991, en la última página del periódico, que es donde iban al principio. Encima de ella iban los resultados de la Bono Loto, ya ves tú, y un artículo sobre la venta de armas en Estados Unidos. Parece ser que era época de elecciones y algunos partidos prometían el oro y el moro con el tema de las viviendas sociales. Ése fue el primer tema que toqué y ése fue mi bautismo de fuego y tinta.

Tras el cierre de ‘Egin’ continuaste publicando en ‘Euskadi Información’ y luego en GARA, hasta hoy. Eso supone unas 10.000 viñetas en total. Es como para estar muy satisfecho, ¿no?
Estoy satisfecho, claro. Diez mil viñetas, vistas desde esta perspectiva del que se va después de tantos años, parecen muchas. Pero si lo analizas con calma, una viñeta al día no es tanto. Piensa que el día tiene 24 horas y en 24 horas se pueden hacer muchas más que una.

¿Las guardas todas?
Soy una persona muy ordenada. Gracias a este cuidado pude sacar con menos problemas mi último libro sobre mis andanzas como viñetista. Estaban todas guardadas en una caja, ordenadas por años, bien recortadas y agrupadas. Cuando llegó la ola digital, lógicamente las guardaba en un disco duro. Ahí, en cualquiera de sus formas, estaban todas. Ese orden me ha librado de mucho trabajo extra.

Además de esas 10.000 viñetas, has publicado siete libros, has participado en más de una docena de exposiciones individuales y colectivas y has recibido más de 20 premios en diversos países. ¿Qué es lo que te ha aportado mayor satisfacción?
Todo me produce una gran satisfacción. No importa que sea una viñeta, un libro, un premio…. cada uno de ellos tiene un valor en sí mismo. La viñeta de Akistán me produjo una gran satisfacción… el premio en el Concurso de humor en Cuba fue otra inmensa satisfacción…. cada libro que ha visto la luz me ha llenado de sensaciones positivas. Cada viñeta que ve la luz la disfruto como la primera. Pregúntale a un padre o una madre a quién de sus hijos o hijas quiere más. Ya sabes la respuesta. En mi caso es lo mismo. Quiero a todos mis hijos y todos ellos me dan grandes satisfacciones. ¡Qué le voy a hacer! ¡Soy un padrazo!

Hacer una viñeta diaria durante tantos años no debe ser tarea fácil. ¿Te has encontrado alguna vez con la mente en blanco, con el vértigo de que se acerca la hora de entrega y no se te ocurre nada?
Alguna vez me ha pasado, pero ha sido algo anecdótico. No ha sido en muchas ocasiones y nunca he pasado nervios por ello. Afortunadamente la mayoría de las viñetas me han brotado de forma natural. El oficio también te hace, y uno mismo se crea sus propios mecanismos para que eso no pase.

Dicen que la punta de un lapicero tiene más memoria que el cerebro de un elefante. ¿Hay alguna viñeta de la que tengas especial recuerdo, bien por el tema tratado o bien por el impacto que tuvo entre los lectores?
La viñeta de Akistán ya es histórica. Tuvo un éxito que desbordó medios y fronteras. Fue algo increíble. Surgieron dibujantes reivindicando su autoría por todos los puntos del planeta. Se podría decir que ha sido la viñeta más vista en toda la historia del humor de prensa. Los medios de aquí, siempre tan objetivos ellos, se encargaron de ocultar el origen y el autor de la viñeta. No se le podía hacer publicidad gratuita a GARA.

¿Y alguna viñeta que te gustaría hacer y que todavía no has hecho?
Para empezar, me encantaría hacer una viñeta sobre los presos, cuando todos ellos estuvieran ya cada uno en su casa. Sería una de las que más satisfacciones me daría. Pero, por lo que parece, no va a poder ser. Otra que haría de buen grado sería sobre el referéndum de autodeterminación que algún día va a llegar, pero que de momento la voy a tener que aplazar. De momento toca esperar.

¿Todas tus viñetas han sido de iniciativa propia, o también ha habido tiras de encargo por parte de la dirección del periódico?
En alguna ocasión, muy pocas, la dirección del periódico me ha propuesto un tema cuando ha habido alguna noticia de alcance, para que la viñeta encajara en el contexto en el que se iban a desarrollar las páginas, pero el guion siempre ha sido mío. Puedo decir que todas las viñetas han sido de iniciativa propia. Siempre he tenido vía libre.

Imaginemos que te encargan una viñeta sobre los tres millones de euros que tiene que pagar GARA por la deuda de ‘Egin’. ¿Cómo sería? ¿La puedes explicar con palabras?
Estaría hecha con muy mala hostia, como las que he hecho con el tema. Prefiero no explicarla, que me cabreo.

Sin duda, los lectores de GARA agradecerían que retrasases la jubilación. ¿No te lo has planteado?
Muchos ya me lo dicen. Pero no me lo planteo. La vida tiene sus ciclos y yo creo que he llegado a ese tiempo de cambio de ciclo. Me da mucha pena, pero la vida es así. Además, hay que dejar paso a nueva savia, que no dudo hará las delicias de las lectoras y lectores.

Ahora nos preguntamos quién va a llenar el hueco que dejarás a partir del próximo 2 de junio. ¿Nos puedes dar alguna pista?
Prefiero no dar pistas y que seáis vosotros mismos quienes descubráis al que me viene detrás. Pero a buen seguro que os va a gustar.

Si Tasio desaparece, ¿qué va a hacer Javier Etayo? ¿Tienes algún proyecto entre lápices?
Tasio no va a desaparecer. Tasio seguirá publicando e incordiando con sus viñetas allá donde sea necesario. Un dibujante nunca deja de dibujar.

Por cierto, ¿el nombre de Tasio lo elegiste por algún motivo?
Cuando entré a dibujar en ‘Egin’, y dado que el periódico estaba en el punto de mira telescópica de muchos ‘demócratas’, me aconsejaron que firmara con seudónimo, por si las moscas. Me decidí por Tasio recordando la película de Montxo Armendariz y su personaje central, Tasio (Anastasio Otxoa), el carbonero. Me pareció una persona que encarnaba muchos valores. Nobleza, libertad, amor a la tierra, fortaleza…. y navarro. ¿Qué más se puede pedir?

Tú eres nacido en Sesma, vives en Gernika y estás vinculado familiarmente con Iruñea. ¿De dónde te sientes?
Bueno... no vivo en Gernika, sino en Forua, un pequeño pueblo que se independizó de la Villa Foral en 1987. Pues qué te voy a decir… me siento un poco de todos ellos. Primero sesmero y luego un poco de Forua, un poco de Gernika y también de Iruñea, ¡cómo no! Como también me siento un poco cubano, un poco nicaragüense y un poco venezolano. Ya no es cuestión de geografía, sino de sentimientos.