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Matan a tres periodistas en una semana en México

La muerte del reportero Jorge Celestino Ruiz agudiza la tragedia del periodismo en México, donde esta misma semana otros dos comunicadores han sido abatidos a tiros y la redacción de un diario ha sido atacada con bombas incendiarias. Más de un centenar de periodistas han sido ejecutados desde 2000.

Amigos y familiares de Norma Sarabia sacan su féretro en Huimanguillo, en el sudeste de México, el 12 de junio de 2019. (AFP)

Jorge Celestino Ruiz, corresponsal del diario "Gráfico de Xalapa", fue abatido a tiros el viernes por la noche en el municipio de Actopan, en la región central del estado de Veracruz (este).

Organizaciones como Reporteros Sin Fronteras (RSF) y Article 19 señalan a México como uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el oficio, con más de un centenar de periodistas muertos desde el año 2000. Según el recuento de RSF, en lo que va de 2019 han matado a ocho periodistas en el país.

Los autores del ataque lo mataron en el interior de una pequeña tienda de abarrotes que regentaba al lado de su casa y cuyos ingresos, además de los que obtenía reparando teléfonos celulares, compensaban su salario de reportero.

Ruiz, que conducía un automóvil con visibles identificaciones de prensa y el nombre de su medio, había sido amenazado tras denunciar presuntos actos de corrupción de autoridades de Actopan, según varios colegas.

La Fiscalía investiga el crimen y también la razón por la que Ruiz no contaba con medidas de protección personal pese a que el Gobierno veracruzano se las había concedido.

«Ellos sabrán qué hacen, si actúan o no actúan, yo lo que quiero es tranquilidad para mis hijos y para mí (...) él era todo para mí», señaló sollozando y con la voz quebrada el sábado, durante el velorio, la viuda del periodista, quien pidió mantener su identidad en el anonimato.

Una fuente policial ha relatado a AFP que la casa de Ruiz «fue atacada a balazos» en octubre y que también dispararon contra su vehículo, aunque no precisó los motivos ni los posibles autores de las agresiones.

Tras las amenazas, Ruiz evitaba firmar sus artículos para aminorar riesgos, aseguraron sus colegas de Actopan.

Otros reporteros, mientras, protestaron el sábado en la ciudad de Coatzacoalcos para exigir «justicia» y el fin de la impunidad. «Que se capture a los responsables de lacerar al periodismo veracruzano, somos periodistas, pero no dejamos de ser ciudadanos, al herir o asesinar a un periodista, terminamos afectando a una familia», subrayó Fluvio Martínez, presidente de la asociación de reporteros de Coatzacoalcos.

Dos en menos de 24 horas

Veracruz, un estado convulso por la presencia de grupos del crimen organizado dedicados al narcotráfico y a otros delitos, ostenta un infame liderazgo, al contar ya con 23 periodistas a lo que han matado en su territorio, según datos del la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Le siguen en la lista Guerrero (sur), con 17 casos; Oaxaca (sur) y Tamaulipas (noreste), con 16 cada uno, y Chihuahua (norte), con 14, de acuerdo con la CNDH.

El crimen de Ruiz tuvo lugar menos de 24 horas después de que Édgar Alberto Nava, director y editor del portal de noticias "La Verdad de Zihuatanejo", en el estado de Guerrero (sur), también fuera ejecutado en circunstancias que aún no han sido esclarecidas por las autoridades.

Además, el martes fue hallado el cadáver de Rogelio Barragán, director del portal periodístico "Guerrero Al Instante", fue hallado en la portamaletas de un automóvil abandonado en el vecino estado de Morelos (centro).

Y e miércoles, las oficinas del periódico impreso y digital "El Monitor de Parral", de la localidad del mismo nombre en el norteño estado de Chihuahua, fueron atacadas con artefactos incendiarios.

Tras el atentando, el director del diario declaró a medios mexicanos que se trató de una amenaza para que dejen de publicar noticias políticas y policiales, y que pensaban acatarla para preservar su integridad.

«Miedo, silencio y autocensura»

En un comunicado, la CNDH ha advertido sobre «la grave situación de violencia» que aqueja al país, en especial «la que viven todos los días las y los comunicadores en distintas regiones» de México.

Ha agregado que este clima de riesgo genera «miedo, zonas de silencio y autocensura entre quienes ejercen esa relevante labor».