La crisis del coronavirus planea sobre las elecciones locales del próximo domingo
El Gobierno francés ha descartado aplazar las elecciones municipales cuya primera vuelta se celebrará el domingo 15. En función de la evolución de la crisis del coronavirus, habrá recomendaciones y restricciones. La tramitación del voto delegado puede dar algunas pistas sobre el impacto de la crisis sanitaria.
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El Gobierno francés ratificó ayer que seguirá adelante con el proceso electoral que tendrá lugar los días 15 y 22 de marzo.
En todo caso, además del anuncio de restricciones generales ligadas a la crisis del coronavirus, que impedirán la celebración de actos que reúnan a más de mil personas, lo que impactará en acontecimientos culturales y deportivos, el ministro de Interior, Christophe Castaner, adelantaba en un correo, difundido ayer por el rotativo “Le Monde”, que también habrá recomendaciones específicas de cara a la jornada electoral.
De este modo, en los colegios electorales habrá información sobre los comportamientos a evitar –los saludos mediante el beso o dando la mano– para tratar de poner barreras a la propagación del virus que ha causado la muerte a 20 personas, en su mayoría personas de avanzada edad o con dolencias precedentes, en el Estado francés.
En las zonas en que el Covid-19 circula con mayor intensidad –no es el caso de Ipar Euskal Herria– se podrían adoptar medidas más restrictivas, centradas en la higiene de las manos y en el uso de mascarillas, productos sobre cuyos precios y distribución ha intervenido el Ejecutivo, a fin de evitar la escasez o la venta a precios especulativos.
Igualmente, se plantean medidas de refuerzo en los lugares de votación para evitar colas o periodos de espera demasiados largos en los colegios a fin de evitar el contacto humano prolongado en un recinto cerrado.
Finalmente, la circular evoca posibles medidas complementarias relativas a la limpieza regular de los centros de votación o respecto al uso de materiales tales como las papeletas y los sobres de votación, o también los bolígrafos empleados para la firma tras depositar el voto.
Más allá de las medidas de prevención, que se difunden a través de campañas en los medios de comunicación, la duda que persiste es si esta crisis que está poniendo ya a prueba a un sistema hospitalario al que los recortes impuestos por Emmanuel Macron han dejado en situación difícil, tendrá efectos en el dispositivo electoral. Y a cinco días de que se abran las urnas, los interrogantes no son pocos.
Personas en aislamiento
En el correo de Castaner se apunta a «un esfuerzo especial en lo que se refiere al voto delegado». No se dan más detalles sobre los medios que requeriría una operación destinada a preservar el derecho de voto de personas que puedan tener dificultades no ya para acudir al centro de votación –por estar aisladas o porque se hayan restringido sus contactos por miedo a contagios– sino para personarse para solicitar el voto delegado.
De acuerdo a la ley electoral francesa, cuando un ciudadano no puede desplazarse por un motivo justificado a depositar su voto tiene la posibilidad de encomendar a otro elector depositar su sufragio. Para ello debe hacer constar la petición de que otro elector de la misma localidad sea responsable de su voto. Ese trámite exige personarse en un tribunal, una comisaría de Policía o en la Gendarmería. O en el caso de electores que se encuentren en el extranjero, en una legación consular.
Sin embargo, la situación se complica cuando el demandante no puede acudir a alguna de esas delegaciones estatales.
El ministro alude en su circular a «las residencias de ancianos», donde ese servicio es habitual y está, por así decirlo, rodado. No evoca otras situaciones, como las cuarentenas o los ingresos domiciliarios, que exigirían, a priori, un dispositivo bastantes más generoso.
De hecho, en la ley electoral hay una cláusula que, a tenor de la crisis del coronavirus, puede tener una virtualidad especial en estas elecciones, ya que la misma prevé que «si por motivos de salud o de invalidez un ciudadano no puede desplazarse a depositar su mandato de voto puede solicitar que agentes habilitados, como policías o gendarmes, se desplacen a su domicilio para facilitar el trámite». A condición eso sí, de que esa petición vaya acompañada de un justificante médico o de incapacidad. Y de que haya agentes disponibles.
Hasta el día de la votación
A diferencia de otros trámites electorales como la inscripción en el censo, que cuentan con plazos estrictos que hace semanas caducaron, el ejercicio de voto delegado puede extenderse hasta el día de la votación.
La circular publicada por el Ministerio de Interior de cara a las elecciones del domingo recomienda proceder al trámite de voto delegado con antelación suficiente ya que, según señala, «en la semana previa al escrutinio suele registrarse una fuerte afluencia de demandas».
El texto data de antes de la crisis del coronavirus. Nada explicita, por tanto, sobre el dispositivo con que, según Castaner, se cuenta para favorecer el derecho a voto de personas impedidas de ejercer el sufragio a última hora y por una razón inesperada.
Los principales medios evocan estos días un eventual aumento de la abstención, pero también cabe preguntarse si el dispositivo electoral está preparado para la situación contraria, es decir, para gestionar una demanda inusualmente importante y en plazo límite del llamado voto por delegación.
¿Las dificultades reales para acudir a depositar el voto o el temor inoculado por la profusión de informaciones en relación al coronavirus pueden provocar alteraciones relevantes en los comicios del domingo?
En lo que se refiere al voto delegado o por poderes, en principio, la ley electoral es taxativa.
En su artículo 71 explica que hay que rellenar una solicitud y mostrar un documento de identidad para ceder a una tercera persona el voto. La demanda de ese sufragio delegado implica señalar la causa por la que el elector no pueda acudir al colegio electoral, y entre los motivos-tipo se señalan las razones de salud, la incapacidad, las obligaciones ligadas al cuidado de personas dependientes, el hecho de estar en prisión, pero también los imperativos relativos a la vida profesional o a la formación.
Residentes secundarios
Sin embargo, la norma contempla motivos más laxos, como estar en desplazamiento vacacional, y residir en una localidad que no es la del lugar de inscripción electoral. Con o sin coronavirus, este segundo caso afecta de forma crónica a los procesos electorales vascos.
Dado que hay localidades como Azkaine, Biarritz o Donibane Lohizune y otras muchas más de la costa labortana, en las que la cifra de residencias secundarias supera el 40%, el voto delegado, a priori más bien excepcional, tiene una presencia destacada en el paisaje electoral de Euskal Herria.
Esto es así porque la ley electoral gala prevé el voto delegado también para las personas que residan en una localidad diferente a la del lugar de inscripción en el censo electoral.
Aunque las casuísticas, y las justificaciones, serán muchas y variadas, a nadie se le oculta que en un pequeño territorio «de fuerte atracción turística y residencial» esa posibilidad de votar al alcalde de una localidad en que no se vive habitualmente genera un impacto. Y en este caso, la distorsión no la genera un extraño virus, pues se trata de una «afección común» derivada de la ley electoral.