Epílogo bipolar
La 55ª edición del Jazzaldia donostiarra se clausuró con la intervención dos inmensos pianistas, Marco Mezquida y Joachim Kühn, el rock experimental de Joseba Irazoki y los «galácticos» escandinavos Rymden.
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El portentoso pianista menorquín volvió a demostrar en la plaza de la Trinidad su extraordinario talento ofreciendo una lectura completamente personal de la obra del gigante de la música Ludwig van Beethoven (1770-1827), aprovechando que este año se celebra el 250 aniversario de su nacimiento.
Bajo el título de ‘Beethoven Collage’, Mezquida propone una deconstrucción de la obra del genio de Bonn para posteriormente reconstruirla y reinterpretarla desde la óptica de un improvisador y compositor contemporáneo.
Acompañado por un grupo excepcional compuesto por el espléndido flautista Pablo Selnik, el sensacional y personalísimo contrabajista Masatoshi Kamaguchi y el fabuloso baterista David Xirgu, iniciaron su concierto con los primeros compases del ‘Scherzo: Molto vivace-Presto’, segundo movimiento de la Sinfonía nº 9 en re menor, op. 125, para posteriormente ir «jugando» con fragmentos de diferentes obras del compositor. Así, sonaron pasajes basados en el Concierto para piano nº 5, op. 73 ‘El Emperador’, la Sinfonía nº 7, op. 92, la Sonata para piano nº 30, op. 109, el Cuarteto de cuerda nº 1, op. 18-1, la Sonata para piano nº 17, op. 31, nº 2 ‘La tempestad’, etcétera.
Suponemos que los más puritanos y ortodoxos considerarán el experimento del balear como una herejía o, como mínimo, una frivolidad o lectura kitsch de la obra del genio alemán. Sin embargo, ha de afirmarse que si bien hay momentos en los que se intuye un ácido sentido del humor, el trabajo está realizado desde el más profundo respeto, admiración y amor por la obra original. Y el resultado, dado el descomunal nivel de los cuatro ejecutantes, es sin duda de una altísima calidad musical.
Hemos tenido la oportunidad de escuchar tres proyectos completamente distintos de los muchísimos en los que está involucrado el genial Marco Mezquida. Y los tres han resultado extraordinarios, a pesar de que él mismo se haya autoproclamado «el artista más pesado» de la presente edición del Jazzaldia precisamente por estar tan presente en la programación de este año. Nosotros, desde luego, estamos encantados de que haya sido así.
Sin embargo, no podemos afirmar lo mismo de la última actuación de la noche del domingo y, por tanto, del concierto que servía de colofón de esta atípica edición del festival donostiarra.
El cambio de escenario tras el concierto del mahonés presentaba una enorme batería dotada de infinidad de elementos percusivos y un set para el pianista que asimismo incorporaba multitud de teclados y elementos electrónicos, por lo que se intuía una potentísima clausura a cargo de los escandinavos Rymden, el trío formado por el noruego Bugge Wesseltoft y los suecos Dan Berglund y Magnus Öström.
Los nórdicos, que presentaron material de su primer disco, ‘Reflections and Odysseys’ (Jazzland, 2019) y adelantaron parte del que será su segundo trabajo, “Space Sailors” (Jazzland, 2020), habían creado unas muy altas expectativas, no en vano habían sido calificados como «supergrupo», ellos mismos habían tildado de «conservador» al jazz que se está haciendo actualmente y, precisamente por ello, venían a aportar una visión renovadora y futurista del mismo, prometiendo un viaje «intergaláctico».
Si bien es cierto que el grupo –independientemente de varios problemas técnicos que sufrieron durante su actuación– presenta un repertorio interesante desde el punto de vista tímbrico, a nuestro juicio finalmente resultaron bastante monótonos y aburridos, por lo que, muy a nuestro pesar, no consiguieron su objetivo y nos quedamos «en tierra».
Joachim Kühn homenajeó a Ornette Coleman
El Victoria Eugenia acogió al mediodía una entrada de público algo más modesta que en días anteriores para escuchar al magnífico pianista alemán Joachim Kühn, que aprovechaba la ocasión para presentar su trabajo ‘Melodic Ornette Coleman – Piano Works XIII’ (ACT (4), 2019).
Dotado de una depuradísima técnica y una intensidad perfecta para interpretar la obra del «padre del free jazz», inició el recital con dos piezas propias –‘Emmy das Perlhuhn’ y ‘Alles Es’–, para posteriormente centrarse en varias composiciones del homenajeado: ‘Songworld’, ‘Lost Thoughts’, ‘She and He is Who Fenn’, ‘Aggregate and Bound Together’, ‘Lonely Woman’, ‘Somewhere’ y ‘Beauty and Truth’.
A continuación interpretó una versión del tema ‘The End’ de The Doors ironizando que, realmente, la música del grupo de Los Ángeles no es tan lejana a la de Coleman, pues ambas se desarrollaron en los años 60, comentario que provocó la carcajada de más de uno. Le siguieron el estándar de Hoagy Carmichael ‘Stardust’ y ‘Warm Canto’, de Mal Waldron, para finalizar su brillante concierto con otra composición propia exigente de un altísimo nivel de virtuosismo, ‘Epilogue of Hope’, y la propina ‘The Feeling Never Stops’.
Joseba Irazoki eta Lagunak
A las cinco y media de la tarde, el guitarrista beratarra subió al mismo escenario acompañado por Ibai Gogortza (guitarra), Jaime Nieto (bajo) y Felix Buff (batería) para repasar algunos de los temas de su carrera. Así, sonaron ‘Inuxente bortxatua’, ‘Lucio eta Durutti’, ‘Lehiakortasuna’, ‘Gezurrezko bizia’, ‘Ahotik ahora’, ‘Gose naizelarik’, ‘Enpate batekin aski’, ‘Dantzarik zailena’, ‘Zu al zara?’, ‘Salbatzaileak’ y ‘Zigorra’, para posteriormente ofrecer ‘Gangsterrak operara doaz’ y ‘Zaldi dantza’ a modo de bises.
Una propuesta original y cargada de energía que sin duda funciona en determinados ámbitos, pero que en nuestra opinión resultó un tanto descontextualizada, pues no se trataba ni del festival, ni del recinto, ni del día, ni de la hora apropiada para acoger el rock experimental del navarro.