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El poder curativo del arte tomado de un caso real

LA PINTORA Y EL LADRÓN
Noruega. 2020. 106’. Tít. Orig.: ‘The Painter and the Thief’. Dir. y guion: Benjamin Ree. Prod..: Ingvil Giske y Morgan Neville/ Medieoperotorene. Int.: Karl Bertil-Nordland, Barbora Kysilkova, Oystein Stene. Fot.: Kristoffer Kumar y Benjamin Ree. Mús.: Uno Helmersson.

Karl Bertil-Nordland posa para la pintora checa Barbora Kysilkova. (NAIZ)

El documentalista noruego Benjamin Ree ya había apuntado maneras con su ópera prima ‘Magnus’ (2016), sobre el campeón de ajedrez Magnus Carlsen y donde también aparecía Gary Kasparov. Pero con su segundo largometraje consiguió impresionar en el Festival de Sundance, en el que obtuvo el Premio Especial del Jurado, refrendado con el galardón al Mejor Documental en el BFI de Londres.

La prensa especializada ya empezó a apuntar que en ‘La pintora y el ladrón’ (2020) se encontraba contenido un material real de base ideal para una ficción potenciada por una actriz y un actor de primera línea.

Pero la verdad está en los auténticos personajes de la pintora checa Barbora Kysilkova y del delincuente reformado Karl Bertil-Nordland. Éste participó en el robo de dos cuadros de la artista colgados en una exposición de Oslo y, aunque fue identificado y detenido por la policía, nada se supo sobre el paradero de las obras.

A pesar de las advertencias sobre el peligro que entrañaba acercarse al ladrón, ella contactó con él durante la audiencia, acabando por pedirle que posara en su taller. En esas sesiones se fue fraguando una atípica amistad de años, hasta el punto de que Karl se convertiría en la inspiración de Barbora.

Compartían sus adicciones, la de las drogas para el uno y el arte para la otra.