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Los efectos de los parques eólicos en la fauna silvestre

Miles de aves mueren cada año en los parques eólicos de Nafarroa, según viene denunciando repetidamente la asociación Gurelur, pero ver cómo cae cerca de tu cabeza la mitad de un buitre resulta mucho más impactante que todas las cifras de mortandad que te puedan dar.

Buitre muerto por un aerogenerador. (Iñaki Vigor)

El viento sur sopla fuerte y desapacible en la mañana del domingo, pero apetece salir al campo a estirar las piernas y librarse por unas horas de la molesta mascarilla. El destino elegido es la senda de La Culebra, que discurre cerca del embalse regulador del Canal de Navarra construido al norte de Artaxoa. El camino pasa al lado de grandes aerogeneradores, cuyas aspas giran en esta mañana ventosa a una velocidad muy superior a lo que parece a simple vista.

De repente oyes un fuerte golpe muchos metros por encima de tu cabeza, alzas la vista y ves cómo cae un objeto oscuro que parece tener plumas, más o menos desde unos 50 metros de altura. Uno, dos, tres, cuatro segundos… plof! El ruido del impacto contra la tierra no ha sido tan fuerte como el escuchado un instante antes, pero no por ello resulta menos sobrecogedor.

Te acercas al punto donde ha caído y descubres un gran buitre seccionado por la mitad, con algunos órganos internos al descubierto y la sangre esparciéndose lentamente. El aspa del aerogenerador lo ha partido en dos, como si hubiese sido cortado de un solo tajo por una cuchilla gigante.

Es casi la una de la tarde y estabas a punto de sacar el bocadillo de la mochila, pero ya no tienes apetito. Así que regresas a casa, y cuando cuentas que medio buitre ha estado a punto de caerte sobre la cabeza, te miran raro, como si te hubiera dado el siroco o se te hubiese adelantado la demencia senil. Solo te creen cuando les muestras las fotos del buitre partido en dos junto al bastón que has colocado como referencia de su tamaño. Tiene aproximadamente metro y medio de envergadura, y no es de los más grandes.

Especie protegida

El buitre es una especie protegida en Nafarroa, ya que se alimenta de animales muertos y mantiene la salud de los ecosistemas evitando la propagación de enfermedades. No tiene ningún depredador, pero el creciente número de parques eólicos está ocasionando la muerte de cientos de buitres en los últimos años. Y no solo buitres, sino de todo tipo de aves que reciben los impactos de las enormes aspas de los aerogeneradores.

El que ha acabado con la vida de este buitre está en término de Añorbe, cerca de la muga con Artaxoa, pero basta una rápida mirada en círculo para comprobar que hay cientos de aerogeneradores diseminados por los montes de los alrededores.

Alta mortandad

Gurelur ya denunció esta mortandad de aves hace muchos años, cuando entraron en funcionamiento los parques eólicos de Erreniega y Gerinda. Y lo sigue haciendo todavía. El pasado mes de setiembre presentó una denuncia ante la consejera de Medio Ambiente del Gobierno de Nafarroa por la mortandad de fauna protegida que ha constatado en el llamado «complejo eólico Cavar», promovido por Iberdrola y Caja Rural en terrenos de Cadreita y Valtierra, cerca del Parque Natural de las Bardenas.

En solo dos meses de funcionamiento de los aerogeneradores, esta asociación conservacionista constató la muerte de diez ejemplares de buitre leonado, un águila calzada y un avión común. Estas aves fueron halladas en la base de los aerogeneradores, pero los miembros de Gurelur precisaron que otras muchas han podido caer en los cultivos de las inmediaciones y permanecer ocultas.

El propio Gobierno de Nafarroa estimó que unos 8.000 ejemplares de fauna protegida habían muerto en 11 de las 50 centrales eólicas construidas en este herrialde. La cifra es impactante, pero quizás no tomas conciencia de ello hasta que ves caer medio buitre a escasos metros de tu cabeza.