Saski Baskonia: sensaciones muy buenas con resultados insuficientes
La renovación de Dusko Ivanovic indica que la escuadra gasteiztarra ha encontrado el patrón de juego de cara al año que viene, pero deberá volver a reinventarse, dado que los cuatro principales pilares sobre el parqué seguramente abandonen el club este verano.
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No es fácil valorar la temporada 2020/21 de TD Systems Baskonia, un club que afrontaba la campaña con un inesperado título liguero levantado a pulso en la «burbuja» liguera de Valencia el año pasado y que 11 meses más tarde, culminaba en la misma Fuente de San Luis con una eliminación ante Valencia Basket.
Si se mira a los resultados, sin mayor matiz, estos han sido insuficientes. Fuera del Top 8 de la Euroliga, eliminado en cuartos de final de los playoffs de la Liga ACB luego de un desastroso final de Fase Regular por la cual se perdió el factor cancha, y con el magro consuelo de haber jugado las semifinales de la Supercopa y de la Copa, cayendo en ambos casos ante el Barça. Curiosamente, si el Barça ha sido el verdugo del Baskonia en los torneos cortos, Valencia Basket lo ha sido a su vez en los torneos largos, ya que la eliminación matemática de la Euroliga llegó tras otra apretada derrota en La Fonteta, una suerte de «baile al agarrao» que estos dos clubes han vivido en el que, a fin de cuentas, nadie ha podido presumir más que de victorias parciales.
Pero el resultado, aunque insuficiente, no ha sido ningún drama. «Les he dicho a mis jugadores que estoy muy orgulloso de ellos», admitía un Dusko Ivanovic más paternal que nunca, minutos después de caer eliminado de la Liga ACB, instantes después de sacudirse el disgusto y evitando cualquier reproche. «Es una lástima que no hayamos podido llevar público a nuestro campo. Hemos jugado al límite toda la temporada, pero estoy seguro que, de haber podido tener a nuestros aficionados, los jugadores hubieran dado un poquito más». Palabras de Dusko Ivanovic.
Un Dusko Ivanovic que se ha ganado su continuidad otro año más por haber hecho de uno de los años más complicados para el cuadro gasteiztarra uno de los que más ilusión ha despertado, todo ello en base a hacer de la necesidad virtud. Sin un escolta titular de referencia tras despachar a Khadeem Carrington antes de la Supercopa, sin conseguir integrar a Youssoupha Fall e Ilimane Diop como suplente de garantías de Tonye Jekiri, perdiendo a Luca Vildoza que comenzará a jugar en los Knicks la próxima temporada, sufriendo un brote de covid-19 semanas antes de los playoffs, debiendo incorporar a Quino Colom y Frantz Massenat a salto de mata, Saski Baskonia ha cerrado una campaña en la que los pesares han sido menores que ver al equipo competir, sin bajar los brazos nunca y optando a la victoria casi cada vez.
Es por eso que en una campaña de resultados insuficientes, los jugadores más resolutivos parecen tener las horas contadas en el seno baskonista, fruto de que los resultados finales no se han correspondido del todo al rendimiento sobre el parqué.
Versatilidad volátil
Hay cosas que nunca cambia. El discurso de Dusko Ivanovic, salvo los días de notable enfado –como tras las dos derrotas ante UCAM Murcia–, se ha vuelto mucho más suave y reflexivo. Será por la edad del montenegrino, pero ha dejado su aura marcial de antaño a las broncas durante los partidos. La exigencia sigue siendo máxima, pero con un componente mucho más paternal y comprensivo hacia sus jugadores. Si Dusko Ivanovic antes era la figura de autoridad, ahora es la figura que administra esa autoridad, que alarga o acorta las riendas de sus jugadores, formando un núcleo corto, pero irreductible.
Porque hay cosas que nunca cambian, y Dusko Ivanovic, fiel a la vieja escuela en la que jugaban los cinco titulares, tres suplentes y su combinación, ha mantenido ese estilo. Ha dado esporádicas titularidades a los jóvenes Raieste y Kurucs, de los cuales ha declarado que «no son solo jóvenes, sino que son miembros de pleno derecho del equipo», pero a la hora de la verdad, ese núcleo se ha cerrado.
En ese sentido, nadie como Pierria Henry y Achille Polonara para personificar a esos jugadores que han sido santo y seña de este Baskonia. El base de Virginia ha sido la figura tractora del Baskonia: incansable en defensa, un tormento para los bases rivales con sus continuos manotazos, sus brincos para llegar a cortar todos los pases, sus cambios de ritmo para penetrar...Si Pierria Henry fuera más consistente en el tiro exterior, estaría en la NBA. Punto. Pero no lo es, como tampoco es perfecta su toma de decisiones. Y como después de la venta de Vildoza, por mucho que Quino Colom ha terminado dando minutos de de calma y criterio, Pierria Henry se ha quedado solo ante la batería de bases de Valencia Basket, el de Virginia ha encontrado carta blanca para hacer y deshacer, permiso de su propio entrenador para ser el Baskonia aguerrido que ha acabado siendo. Para nada invencible, pero siempre indomable. El robo en falta de Guillem Vives del primer partido de playoffs o las pérdidas de Henry con el partido de desempate en cuartos han sido demostrativos de que Henry es humano y tiene límites, pero unos límites de un hombre que dio su corazón antes de quedarse sin piernas.
De cara a la próxima campaña parece muy difícil que Henry se quede. Hasta hace poco se daba por hecha su marcha al Real Madrid, aunque ahora todo ello se ha enfriado un poco. Sin ser un excelso anotador, Henry contagia a sus compañeros y no es difícil imaginarlo liderando en el parqué cualquier equipo puntero de la Euroliga.
Achille Polonara es otro de los «soldados de Dusko». En 2007 Dusko Ivanovic hizo de un jugador discreto, casi gris, como Jordi Trías MVP de la Copa. Cuando Ivanovic llegó a Gasteiz en diciembre de 2019 en su Tercera Venida, Achille Polonara era el suplentísimo de Tornike Shengelia, con muy poca consideración por parte de la grada a sus 28 largos años. Año y medio después, y con su hija «Vitoria» ya en este mundo, el ala-pívot de Ancona es el comodín perfecto de Dusko Ivanovic. Capaz de jugar de alero, ala-pívot y pívot puro, sus rebotes de ataque acabados en mate y sus tapones a la carrera forman parte ya del imaginario baskonista, así como su sprint escaleras arriba en La Fonteta para festejar el título liguero de 2020.

Será difícil que Polonara continúe, ya que los rumores son ya más que rumores sobre su posible fichaje por el Fenerbahçe. Habrá que ver si el italiano rinde igual en otro equipo con otro entrenador. «‘Achi’ siempre ha jugado bien conmigo», dijo una vez Dusko Ivanovic sobre él. Su velocidad, elasticidad y tiro exterior convierten a Polonara en un jugador apreciable, más aún cuando puede asumir roles más secundarios en otros ecosistemas de equipos punteros. Pero pocos lo comprenderán ni le darán las alas que Dusko le ha dado.
En contrapunto, la tercera pata de la mesa baskonista ha sido Rokas Giedraitis. Llegado del Alba Berlín, hasta el azote del coronavirus ha sido el alero tirador por excelencia de este Baskonia. Dusko Ivanovic dijo de Brad Oleson una vez que «un alero tirador tiene que ser un asesino», y el alero lituano ha sido ese asesino desde la larga distancia.
A veces discreto en sus maneras –nada que ver con los «latinos del Báltico», como se suele definir a los lituanos–, Giedraitis ha ido amoldándose de a poco hasta convertirse en el desatascador del Baskonia. Tener un 41% de efectividad en el triple lanzando cinco tiros lejanos por partido, significa meter mucho, y es lo que ha conseguido Giedraitis en la Euroliga. Ese porcentual baja al 35% en la Liga ACB, pero la debilidad por el coronavirus –Saski Baskonia no ha sufrido brote alguno hasta después de la Euroliga– y la dureza propia de los playoffs hacen que ese 35% no esté nada mal. Echar una mano con 12 puntos, 3 rebotes y un par de asistencias rozando los 30 minutos por partido, no está nada mal.
El problema es que también parece que se irá. En concreto a la NBA. Ya tiene 28 años y una madurez adquirida que indica que si no intenta dar el salto ahora, nunca lo hará.
Guerreros y descubrimientos
Junto con Henry, Giedraitis y Polonara, Vildoza, Dragic, Sedekerskis, Alec Peters y Jekiri han conformado el núcleo duro de este Baskonia de 2020/21. Alec Peters ha demostrado ser el otro gran tirador del equipo, con un 45% de acierto en el triple en la Euroliga –39% en la Liga ACB–, sumando más de 10 puntos de media, más 4 rebotes. Esa capacidad de abrir el campo ha llevado a Ivanovic a conformar muchas veces el dúo interior entre Peters y Polonara, sobre todo en los finales de partido, tratando de buscar situaciones de cinco jugadores abiertos para que hubiera espacios de penetración para Henry o Vildoza.
Peters ha flojeado más en defensa, y tampoco ha sido un coloso reboteador en sus minutos con Polonara. No se puede tener todo, pero ha sido un año destacado para el de Illinois después de sus primeras estancias en Europa en CSKA de Moscú o Anadolu Efes.

Junto con Pierria Henry y en ausencia de un Ilimane Diop clave en la victoria liguera de junio de 2020, Dragic y Sedekerskis han sido las otras piezas esenciales de la defensa baskonista. Para el punto de vista de quien quiere ver a los canteranos crecer, esta revelación de Tadas Sedekerskis como jugador válido ha sido una alegría. Ahora bien, el lituano no ha dejado ni rastro de poder ser un anotador de élite como se creía que era cuando llegó a Gasteiz con 15 años. Ahora ya tiene 23, y su aportación en defensa y rebote jugando de alero, ala-pívot o pívot incluso, ha sido muy meritoria. Después de mucho deambular en distintas cesiones, Dusko Ivanovic ha moldeado otro «soldado», pero cuyos minutos han caído en playoffs, dado que Sedekerskis apenas ha supuesto una amenaza en ataque, salvo a la hora de anotar balones doblados cerca del aro o tras rebote ofensivo.
Zoran Dragic se tendrá que operar de la fractura del pulgar de su mano derecha, fractura producida en diciembre, pero con el cual ha seguido jugando para no parar. «Zoran es un guerrero», ha dicho Ivanovic de él, pero un guerrero que ha promediado menos de un 30% de efectividad en el triple y mucha irregularidad en sus penetraciones, pudiendo ser igual de efectivo que nocivo para el equipo. Muy bien como complemento, pero demasiado poco para ser un escolta referente. Por ello, Ivanovic ha apostado muchas veces con combinar a Vildoza y Henry, o ahora en playoffs usar a Giedraitis de falso escolta.

Jekiri, por su parte, ha sido la silenciosa presencia interior del Baskonia. El único constante ante unos Diop y Fall que han ido entrando y saliendo de la rotación sin arreglar más problemas de los que han podido ir causando. El pívot nigeriano ha demostrado ser un jugador maduro, con buena mano desde media distancia y para los tiros libres, con movilidad para esas defensas de cambio automático que plantea Ivanovic, según los cuales el pívot ha de salir a más de ocho metros y recuperar a tiempo para no desguarnecer la pintura, y bastante intimidador. Sin decir una palabra más alta que la otra, ha sabido que en los momentos de la verdad el Baskonia iba a jugar con jugadores pequeños, falsos pívots que garantizaran tiro exterior y espacio para las penetraciones. Jekiri ha sido otro de esos jugadores que no se ha dejado nada en el tintero, aunque su labor ha pasado más desapercibida.
¿Y ahora qué?
Renovar a Ivanovic un día después de quedar eliminado de los cuartos de final de la Liga ACB, lejos de poder pelear cualquier título, supone un voto de confianza que hay qiue reconocerle a Josean Kerejeta. «El equipo ha jugado al límite y les he dado las gracias a los jugadores», reiteraba Ivanovic y parece que el mandamás del Baskonia corrobora esas palabras.
Después del subidón de la Liga ACB de 2020, la factura económica del coronavirus está cayendo de a poco pero a plomo en el seno de los equipos, y Saski Baskonia no es ajeno a ese golpe. Sin público hasta, con suerte, la próxima campaña, con la certeza casi absoluta de que los cuatro principales pilares de esta campaña no van a vestir la camiseta gasteiztarra el próximo otoño –sin olvidar a otros jugadores como pueden ser Fall y Diop, de los cuales todo indica que solo seguirá uno–, más los problemas de liquidez que ha reconocido el propio patrocinador nominal del Baskonia, la campaña 2021/22 –sobre todo estos meses de verano– se antoja muy complicada.
Una vez más, los jugadores de más alto caché que vayan a jugar en Europa estarán fuera del alcance del Baskonia y una vez más, el cuadro gasteiztarra se tendrá que erigir casi desde cero y en el que las necesidades que subraye Dusko Ivanovic deberán de tener reflejo y respuesta en el ojo de águila de Alfredo Salazar y su equipo de trabajo.

Ya han salido los primeros nombres, como pudiera ser el getxoztarra Xabi López-Arostegi, de quien se dice que quiere dar el salto a un equipo que juegue la Euroliga. Pero ni el fichaje del vizcaino es el único y ni siquiera puede darse por seguro.
Lo que está claro es que Dusko Ivanovic buscará un equipo versátil, pudiendo emplear distintas estructuras con un núcleo de jugadores, capaz de mantener el campo abierto para evitar el colapso en el juego en estático y apoyado así en el tiro exterior como la defensa para poder correr cuanto sea posible.
«La estación de los amores, viene y va», cantaba Franco Battiato. Este es el verano en el que Saski Baskonia deberá cimentar su nueva realidad. «Los horizontes perdidos no regresan jamás» decía el artista de Catania, a sabiendas de que «la estación de los amores, / volverá con el temor y las apuestas» y siempre «le queda un nuevo entusiasmo, por latir, al corazón».