«La gente da positivo con fecha para la vacuna. No nos podemos permitir este error»
La enfermera Paula López coordina a las rastreadoras (la mayoría son mujeres) que persiguen al virus para que los contagiados no propaguen la enfermedad. Dirige el operativo desde el primer momento y conoce bien cómo ha cambiado la transmisión.
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¿Hasta qué puntos son distintos los contagios en esta ola con los que había hace un mes?
Son distintos por la edad. Ahora son pacientes jóvenes y antes había más variedad. Un 70% mínimo de los casos ahora tiene entre 15 y 30 años. Si nos vamos unos pocos años arriba y abajo, hablaríamos del 90%.
¿Y su equipo sigue consiguiendo trazarlos? ¿Se sabe quién lleva el virus a qué sitio?
Resulta más complicado. Los niveles de trazabilidad han bajado, aunque en Navarra seguimos con trazabilidad alta. A pesar del volumen de casos diarios, seguimos rastreando en 24-48 horas. Muchísima gente sabe dónde se ha contagiado. Si fue un amigo, si fue una comida...
¿Dónde se están dando los contagios ahora?
En reuniones sociales.
Hasta esta ola, el principal ámbito de contagio, con más del 40%, era el propio domicilio. Ahora ya no, el 80% se da en reuniones sociales o figura como «desconocido».
Me acuerdo que cuando empezamos con la cepa británica comentábamos que se contagiaba el domicilio entero, todos. Ese fue el cambio principal que trajo esa variante, con la anterior eso no pasaba. Lo que ocurre ahora no es tanto por la cepa, sino porque está habiendo muchas relaciones sociales con diferente gente. Además, los jóvenes en lugar de estar dentro del domicilio están fuera de él. Es una auténtica pena.
«Reuniones sociales» me suena un poco a eufemismo. Hablamos de reuniones sociales para beber, ¿no?
Digamos que los contagios se están dando justo en las situaciones que se deberían evitar.
Botellones y encuentros similares tienen un punto semiclandestino. Son cosas que no se tendrían que hacer, que la Policía persigue y que pueden acarrear multas para uno mismo o para un local. ¿Quizás esto induzca cierto temor que fomente que no se den todos los contagios a los rastreadores?
Sí. El rastreo está siendo un poco más difícil. Después de hacer algo de lo que te sientes mal, da reparo contar qué pasó. Ellos también se sienten mal. A esto se suma que dar un contacto estrecho supone aislarlo, y estamos en verano, las restricciones se han levantado... La gente nos proporciona también menos contactos por eso. No entienden el objetivo del trabajo después de tanto tiempo. Que nos oculten casos es un gran problema.
¿A los vacunados también se les está aislando?
Con la pauta vacunal completa no es necesario que realicen cuarentena como tal, pero las indicaciones son bastante estrictas: no pueden tener contacto con personas vulnerables, no pueden tener contacto con personas no vacunadas, no pueden ir a eventos multitudinarios, no pueden mantener contactos estrechos ni quitarse las medidas de protección si están con alguien... Ya no tienen que estar en su habitación encerrados, pero son muchas restricciones. Además de eso, se les cita para realizar dos pruebas PCR: una cuando contactamos y otra al séptimo día.
¿Hasta qué punto las personas lloran a los rastreadores cuando contactan con ellas? ¿Dicen cosas tipo «¿cómo me vas a hacer esto, si tengo las vacaciones cogidas?» o «no puede ser, yo ya estaba vacunado»?
Esas dudas les surgen, sí. Hablamos con ellas cuando no les ha dado ni tiempo a pensarlo. No son conscientes y te lo cuentan todo. Nosotros insistimos en contarles el objetivo de todo esto y en contarles en qué punto de la pandemia estamos.
«Hablamos de gente que quiere salir de fiesta y no tienen por qué quedar por la noche»
En València han vuelto los toques de queda y aquí van a volver las restricciones de reuniones nocturnas. ¿Sabemos si los contactos estrechos se dan más de noche que de día?
Es cierto que conforme avanza el día, menos protecciones hay y más salen los jóvenes. En los casos de Lesaka o en los de Salou, los eventos donde se dan los contagios también se han dado por el día. Hablamos de gente joven que quiere salir de fiesta y no tienen por qué quedar por la noche. También quedan para comer o lo que sea. No diría que los contactos se están dando fundamentalmente de noche. Lo que sí vemos son muchas, muchas, muchas reuniones de amigos sin protección.
¿Hasta qué punto las vacunas están encapsulando esta nueva ola en los jóvenes? Sabemos que las vacunas no siempre protegen. Y esos jóvenes vuelven a sus casas.
Hay protección efectiva. Sin ella no se entendería que el perfil de los infectados siguiera siendo tan joven. Si hubiera funcionado como la onda anterior, cada uno de ellos hubiera contagiado a todas las personas con las que convive y estaríamos hablando de una catástrofe.
Suena duro lo que cuenta.
También estoy metida en la vacunación. Insisto: es primordial que todo el mundo se vacune y que lo haga cuanto antes. Esta semana estuve presente en el operativo del Segundo Ensanche. Los positivos que nos dieron ahí tenían cita para vacunarse. Era gente que tenía la cita para dentro de dos días, para el día siguiente o la próxima semana. Estaban a las puertas y se habían contagiado. Eso tenemos que evitarlo. Hemos de hacerles conscientes de que no queda nada para vacunarse, que todo el mundo tiene ya la posibilidad abierta de pedir cita. Entiendo que todos lo hemos pasado muy mal durante la pandemia, que había muchas ganas. Les entiendo, claro que les entiendo. Pero, de verdad, no podemos hacer esto ahora. Estamos a las puertas de cambiarlo todo. Estando tan cerca, no nos podemos permitir estos errores.
¿Cómo se detectó que estaban regresando de Salou autobuses llenos de contagiados tras disfrutar del viaje de estudios?
Muy rápido. Lo detectamos con 20 ó 30 casos. No son muchos. Como el cuestionario es tan amplio, primero detectamos un grupo de amigos. Luego vimos que eran tres grupos de amigos. Solo con eso se montó el operativo. No pensábamos para nada que iba a salir todo lo demás. A la mayoría los pillamos asintomáticos, porque no les había dado tiempo a desarrollar los síntomas. En tres o cuatro días hubieran colapsado los centros de salud y habrían contagiado a padres y hermanos. El primer día de operativo ya advertimos que había una transmisibilidad enorme y que había que intervenir todos los autobuses.
Desde que leí que había autobuses con casi un 50% de positivos llevo preguntándome si la otra mitad, tras cuatro horas de viaje, no habrá dado positivo días después.
Los casos de Salou siguieron coleando durante días. No sé si por el autobús o porque en Salou acudieron a los mismos sitios. Por eso insistimos a los que dieron negativo en que se aislasen. Sabíamos que la segunda prueba los iba a detectar.
Ahora, por lo que se ve, Salou somos nosotros.
Esa es la verdad. Cualquier fiesta, cualquier descuido, puede desatar un problema igual al que tuvimos con los viajes a Salou. Se puede liar en un segundo y sería una barbaridad.