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La herida física y emocional

Australia. 128'. Directora: Jane Campion. Guion: Jane Campion. Novela: Thomas Savage. Reparto: Benedict Cumberbatch, Jesse Plemons, Kirsten Dunst, Kodi Smit-McPhee. Música: Jonny Greenwood. Fotografía: Ari Wegner.

‘The Power of the Dog’.

Un western sin balas pero cargado de duelos dialéctios y de miradas en los que quien peor salen paradas son las emociones que, en un fuego cruzado, comparte y enfrenta al cuarteto protagonista.

Emparentado con ‘Pozos de ambición’ en lo concerniente al estudio de personajes que parecen forjados en las mismas entrañas de la tierra que pisan, ‘The Power of the Dog’ se ha revelado como la mejor película de una Jane Campion que maneja con precisión milimétrica su bisturí a la hora de abordar las interioridades de un grupo humano marcado por modelos de conducta muy masculinizados.

La cineasta neozelandesa arremete contra los códigos del género desnudandolos y otorgándoles una visión tan descarnada como implacable.

Escenificada en unos apabullantes escenarios naturales, la película presenta a dos hermanos que regentan un rancho. Cada cual se mueve por sus propios designios. Son diametralmente opuestos y mientras uno apuesta por los silencios y la calma -Jesse Plemons-, el otro es una fuerza telúrica de imprevisibles consecuencias -Benedict Cumberbatch-.

En la ruta de estos dos hermanos se cruza una mujer -Kirsten Durnst- que tras enviudar y trabajar en una fonda, se casará con el primero. En su equipaje lleva consigo la carencia de amor con el hombre que se va a casar y un hijo -Kodi Smit-McPhee- de extrema sensibilidad y que en manos del hermano encarnado por Cumberbatch aparenta tan frágil como un jarrón de porcelana.

Todo en el filme orbita alrededor del personaje encarnado por un impresionante Cumberbatch el cual y a medida que avanza la narración, nos va descubriendo sus demonios internos y la progresiva infección física y emocional que nace de un secreto.

‘The Power of the Dog’ es una película sobresaliente cuyas pulsaciones funcionan precisas dentro de un engranaje dramático que podría ser tomado como una versión muy maquiavélica de ‘Brokeback mountain’.