Los pibes que ganaron el Mundial en Qatar
Para leer este artículo
regístrate gratis o suscríbete
¿Ya estás registrado o suscrito? Iniciar sesión
Se te han agotado los clicks
Contra todo pronóstico, en la primavera de 1995, un grupo de jóvenes jugadores dirigidos por un entonces también emergente José Pékerman llevó a la Albiceleste a ganar su segunda Copa del Mundo juvenil. Meses antes, habían logrado el billete tras alcanzar la final del campeonato Sudamericano sub-20 en Bolivia. Entonces pensaban que su pasaporte sería expedido para viajar a Nigeria, la sede inicial del torneo, pero un brote de meningitis obligó a la FIFA a buscar una solución alternativa, encontrándola en un Qatar con una fisonomía y skyline muy distinto al actual. El torneo se disputó en tres estadios de Doha, uno de ellos el Khalifa Internacional, que también ha acogido encuentros de la cita de 2022.
Aquella no fue ni la primera ni la última vez en la que Argentina se coronó como campeona del mundo en la categoría, pero contó con una particularidad diferencial: que lo consiguió gracias a la aportación de futbolistas que, en su inmensa mayoría, no tendrían una carrera profesional llena de esplendor. Al contrario, acabarían explorando caminos alternativos, militando en equipos modestos o retirándose hastiados de lo que rodea al fútbol.

En 1979, la Albiceleste ganó con Maradona, Ramón Díaz, Calderón, Barbas o Simón, en 1997 con Aimar, Cambiasso, el exosasunista Romeo, Riquelme, Scaloni y Walter Samuel, en 2001 con Coloccini, D’Alessandro, Maxi Rodríguez, Rosales o Saviola, en 2005 con Messi, Agüero, Biglia, Gago, Garay o Zabaleta y en 2007 con el Kün nuevamente, además de Banega, Di María, Fazio, Papu Gómez o Sergio Romero. Además de los dos Dioses para la afición argentina, la relación arroja muchos mitos y jugadores que jugaron en grandes clubes europeos, ganaron infinidad de títulos, estuvieron expuestos a la fama y ganaron mucha plata. Sin embargo, los de 1995 completaron recorridos mucho más modestos.
Prueba de ello son algunos de los clubes por los que pasaron a lo largo de sus carreras, como el Albinegros de Orizaba en México, APEP Pitsilia de Chipre, Atlético Ciudad de Murcia, Deportes Concepción de Chile, Deportes Quindío de Armenia en Colombia, Jorge Wilstermann de Cochabamba en Bolivia, Juventud Antoniana de Salta, La Gomera de Guatemala, Obreros de San Isidro, Sapri Calcio o Zacatepec Morelos, entidades tan respetables como cualquier otra, pero alejadas de la opulencia de la que disponen los principales conjuntos europeos. El meta Gastón Pezzutti y el centrocampista Mariano Juan –que llegó a ser fichado por el Ajax de Van Gaal– jugaron con el Oviedo y el Toledo en el extinto grupo de mayoría vasca en la antigua Segunda B. Así, en las campañas 2002-2003 y 2006-2007, se les pudo ver jugando en campos como el de Basarte en Amurrio, la ciudad deportiva de San Vicente en Barakaldo, Gal, Ibaia, Ipurua, Lasesarre, Olaranbe en Gasteiz, San Francisco en Tafalla, Santa Lucía en Gernika, Tajonar o Zubieta.
Los futbolistas más destacados fueron Ariel Caño Ibagaza y Juan Pablo Sorín. El primero, formado en el Lanús de Héctor Cuper, actuó de enganche y fue una de las figuras. Tras salir de Argentina, acumuló una sólida trayectoria con dos etapas en el Mallorca, llegando a ganar la Copa con los bermellones, además mostrar su calidad en el Atlético, Olympiacos y Villarreal. En el cuadro heleno coincidió con Ernesto Valverde, Fran Yeste y Pablo Orbaiz. Ibagaza fue internacional absoluto en dos ocasiones, disputando sendos encuentros amistosos en 2004 ante Catalunya y Japón. Sorín, por su parte, es el único de los campeones del Mundial de Qatar que pudo asentarse con la selección mayor. Lateral o interior izquierdo, destacó desde muy pronto en Argentinos Juniors, siendo fichado por la Juventus el verano de 1995. Sin apenas oportunidades con la Vecchia Signora, meses después se marchó a River Plate, dándose la circunstancia de que dispuso de minutos en los equipos que ganaron la Champions y la Libertadores en la misma temporada. Después de tres años en el conjunto bonaerense firmó por el Cruzeiro brasileño, desde donde fue cedido a clubes como Lazio, Barça –debutando contra el Athletic– o PSG. Rozó la final europea con el Villarreal de Riquelme y Pellegrini, para posteriormente jugar en el Hamburgo. Capitán en categorías en 1995, jugó 75 choques con la Albiceleste, disputando la Copa de América en 1999 y 2004 y los Mundiales de 2002 y 2006.
«El Vasco» Irigoytía y el exalavesista Lombardi lo dejaron pronto
Cristian Díaz, Diego Crosa, Federico Domínguez, Gustavo Lombardi o Leo Biagini lograron dar el salto a equipos de LaLiga. El primero, apenas jugó un partido con el primer equipo del Atlético, aunque lo hizo participando en una semifinal de UEFA, para después militar en el Málaga, Elche, Salamanca, Ciudad de Murcia o Granada74. Domínguez, por su parte, fue internacional absoluto en 2003 de la mano de Bielsa, el técnico que también apostó por él para jugar en el Espanyol, pero el paso de ambos por la capital catalana fue efímero. El rosarino, como técnico de la Albiceleste, también llamó a Diego Crosa para un encuentro amistoso ante México, mientras el zaguero estaba en el Betis. Su experiencia andaluza tampoco fue especialmente grata, ya que los verdiblancos descendieron. Le fue mucho mejor en Boca, donde ganó la Libertadores. Biagini tuvo la trayectoria más prolongada, siendo uno de los reservas del Atlético que ganó el doblete con Antic y pasando por Mérida, Mallorca, Rayo o Sporting.
El caso de Gustavo Lombardi merece mención aparte. Formado en River Plate, estuvo cerca de acudir el Mundial de 1998, llegando a disputar dos encuentros preparatorios meses antes, pero no logró consolidarse en Europa. Firmó por el Salamanca, que entonces estaba en Primera, o el Middlesbrough, sin llegar a debutar en Inglaterra. Regresó a los millonarios y tuvo su última oportunidad con el Deportivo Alavés en 2002. Sin embargo, tampoco tuvo continuidad en Mendizorrotza y con apenas 27 años decidió colgar las botas, cansado del fútbol.

Un hastío que también inundó a Joaquín «el vasco» Irigoytía, el arquero de aquel equipo. Era una de las grandes promesas del fútbol argentino y se esperaba que defendiese la portería de River y la selección mayor durante años. Le comparaban con Carrizo o Fillol y era considerado el sucesor natural de Sergio Goycochea, en un simbólico trasvase de vasco a vasco. No fue así. Su carrera tomó otros derroteros, por lo que gracias a sus estudios de Derecho ha acabado ejerciendo la abogacía. No obstante, tuvo tiempo de probar con el Hércules de Alicante en Segunda, donde coincidió con Jon Perez Bolo y disputó apenas tres partidos, uno de ellos ante del Deportivo Alavés. Sin minutos, retornó a Argentina para defender la portería de Colón de Santa Fe y se embarcó en aventuras que le llevaron al Cerro Porteño paraguayo y al Cobras de Ciudad Juárez en México. En sus últimas experiencias en Lanus y Aldosivi, ya manifestaba un hastío evidente, tal y como le contó al diario "Olé": «Nunca entendí mucho por qué un tipo me puteaba por si ganaba o perdía. Para mí esto siempre fue un juego, el cual implica su profesionalidad, pero ya a lo último no me gustaba. Me retiré a los 32 años en Aldosivi, aunque podía seguir ocho años más».
Disciplina y éxito
Tras la sanción que le había costado a Argentina la participación en el Mundial sub-20 de 1993, la AFA eligió a José Pékerman para dirigir a los cuadros juveniles de la Albiceleste. Acompañado de Hugo Tocalli y Gerardo Salorio, trataron de inculcar un comportamiento ejemplar a los futbolistas. Nada de protestas a los árbitros, la camiseta por dentro del pantalón, las medias bien subidas y un look aseado, sin llegar a los extremos de Passarella, que en aquella época pedía a los jugadores de la absoluta que se cortasen el pelo, lo que le costó un enfrentamiento con Fernando Redondo.
Encuadrados en un grupo con Honduras, Países Bajos y Portugal, todas las previas señalaban a los europeos como favoritos. En el estreno, ante los neerlandeses, Argentina se impuso por 1-0, gracias a un gol de Andrés Garrone, uno de los muchos futuros trotamundos del grupo. Sin embargo, contra los lusos, Dani da Cruz –que luego jugaría en el Ajax o el Atlético– decidió el partido para los ibéricos. El partido contra el conjunto hondureño era vital, siendo solventado con un 4-2 para los pibes. En aquel encuentro, el defensa Sebastián Pena, entonces en Argentinos Juniors, tocó el cielo con un hat-trick.
En las eliminatorias, la Albiceleste batió a Camerún con tantos del Panchito Guerrero y Walter Coyette, un futbolista que firmó por el Leganés de Segunda en 1997, permaneciendo a la sombra de la dupla formada por Catanha y Eto’o. En el cuadro pepinero coincidió con Aitor Tornavaca, Crescencio Cuéllar, Gorka González y Jesús Unanua. Superada la barrera de los cuartos de final, los argentinos únicamente querían la revancha del Sudamericano ante Brasil, pero antes tenían que eliminar a la selección española, que era la gran favorita. El cuadro dirigido por Andoni Goikoetxea disponía de un imponente elenco en el que estaban Raúl, Joseba Etxeberria –que ganó la Bota de Oro–, De la Peña, Morientes o Salgado. En la primera mitad, Irigoytía sostuvo al equipo, pero tras adelantarse con un gol de Biagini, remacharon gracias a Coyette y Chaparro.

Antes de la final, debido a la buena relación entre ambos cuerpos técnicos, argentinos y brasileños comieron conjuntamente, algo insólito. La canarinha contaba con futuros campeones del mundo como Denilson y Luizao, además de jugadores como Caio Ribeiro, que ganó el Balón de Oro del Torneo y fichó por el Inter, o Ze Elías. Pero nada impidió el triunfo de los de Pékerman en un estadio con 65.000 espectadores. Biagini anotó el primer gol, mientras que Guerrero garantizó el título anotando en el último minuto. La sentencia permitió al técnico dar entrada a Pezzutti en lugar de Irigoytía, para que todos los componentes de la plantilla pudiesen participar.
Fue la guinda de un torneo que prometía una nueva gran generación de oro para el fútbol argentino y su selección absoluta. No fue así, pero la experiencia marcó para siempre a todos los integrantes de aquella plantilla. Lograron imponerse en un campeonato en el que además de selecciones tan potentes como la brasileña o la española, también tomaron parte futuras estrellas como el australiano Viduka, el camerunés Geremi, el costarricense Wanchope, el nipón Nakata, el portugués Nuno Gomes o el ruso Khokhlov.