Denver Nuggets se acoraza y se pone a un solo triunfo de su primer anillo (95-108)
Pese a los problemas de faltas de Jokic, el paso adelante de varios secundarios ha servido a los de Colorado para ganar nuevamente a domicilio, por lo que tienen tres ocasiones de rematar su serie. De las 36 veces que la Final de la NBA se ha puesto 3-1, solo los Cavs de 2016 lograron la voltereta.
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MIAMI HEAT 95 (1) - DENVER NUGGETS 108 (3)
«Ha sido verdaderamente una victoria de equipo pero no estamos satisfechos. Vamos a casa. Sabemos que tenemos mucho trabajo por hacer y vamos a ir cuarto a cuarto». Son palabras de Mike Malone, técnico de los Denver Nuggets después de ganar nuevamente en la pista de los Miami Heat y establecer el 3-1 en su eliminatoria.
No ha sido el mejor partido de su gran estrella, Nikola Jokic, por más que ha firmado 23 puntos y 12 rebotes, ya que las faltas han lastrado a la gran estrella de la franquicia de Colorado. Sin embargo, la sensación de los 48 minutos ha sido que los Heat han ido siempre a remolque, siempre con el gancho, en buena medida porque los Nuggets han sacado a la palestra más armas que la producción del pívot serbio.
Aaron Gordon –27 puntos, 7 rebotes y 6 asistencias–, Jamal Murray –15 puntos y 12 asistencias– y Bruce Brown –21 puntos, 11 de ellos en el último cuarto–, han acorazado por completo a los pupilos de Mike Malone, de modo que, como bien ha recordado el propio entrenador de los Nuggets, se ponen con tres oportunidades para llevarse el primer anillo de la historia de la franquicia. La madrugada del lunes al martes en Euskal Herria será la primera ocasión para Denver para inscribir su nombre en el palmarés de la NBA.
Y aunque las estadísticas tienen sus carencias, lo cierto es que los números avalan a los de Colorado. El balance de las Finales de la NBA que se han puesto con un 3-1 es de 35-1 en favor de los prematuramente destacados. La excepción que por ahora confirma la regla es la de los Cleveland Cavaliers de 2016, cuando de la mano de LeBron James y Kyrie Irving levantaron un 1-3 a los Golden State Warriors, en buena medida por la carrerilla que tomaron en el quinto partido, ese en el que no pudo jugar por sanción el bueno de Draymond Green, pero sobre todo por la lesión del pívot australiano Andrew Bogut. Aquel contratiempo abrió el camino a la zona para LeBron como el Mar Rojo a Moisés y esa verticalidad obró aquel pequeño milagro.
No parece, en todo caso, que los Miami Heat vayan a tener esa suerte, por más que su capacidad competitiva haya quedado fueras de toda duda en estos play-offs, tras haber dejado en la cuneta sucesivamente a Milwaukee Bucks, New York Knicks y Boston Celtics, consiguiendo imponerse en la Conferencia Este superando siempre el factor cancha y mostrándose temibles a domicilio.
Pero épicas aparte, todo apunta a que la gasolina de los de Erik Spoelstra se está agotando y que los Nuggets, luego del aviso que recibieron al caer en el segundo partido, han elevado su listón de concentración.
«Estamos preparados para ganar un campeonato. Tenemos las herramientas para hacerlo. Ha estado en nuestras mentes durante un tiempo. Estamos enchufados. No creo que tengas que pensarlo de más. Estamos conectados y preparados para ganar», ha indicado Jamal Murray tras el partido.
En parecido tono, Nikola Jokic ha estado complacido por ver a sus compañeros ser capaces de suplir su ausencia en muchos minutos sin perder la concentración ni la ambición. «Todavía falta una victoria. Necesitamos una más. Lo que me gusta es que no nos relajamos. No nos pusimos cómodos. Todavía jugamos con desesperación, todavía lo queremos. Eso es lo que me hace feliz: que no nos relajamos», ha subrayado el «Joker».
¡Y como para relajarse! Sacando un tono exageradamente áspero y casi militar, el técnico Mike Malone ha subrayado que no quiere ninguna euforia por adelantado. «No hemos hecho nada todavía. Lo primero que le dije a mis jugadores –tras el encuentro– es que no lo vamos a celebrar. Ha sido una buena victoria, hemos hecho nuestro trabajo. Pero no vamos a celebrar como si hubiéramos hecho algo. Vamos a ir a casa y a apagar la televisión y la radio, no leer los periódicos y no escuchar a nadie que nos diga lo grandes que somos porque todavía no hemos hecho una maldita cosa», ha incidido.
Con la cabeza alta
Los Miami Heat no se rendirán, pase lo que pase. «Todavía es posible», se ha apresurado a decir Jimmy Butler al final del partido, mientras que Erik Spoelstra se ha conformado con «traer la eliminatoria de vuelta a Miami», ya que eso supondría haber ganado el quinto partido.
No es valor ni entrega lo que les falta a los Heat; de hecho, de eso tienen de sobra, como han vuelto a enseñar Jimmy Butlerm Kevin Love, Bam Adebayo o Diuncan Robinson. Quizás es a su público al que le falta un pequeño hervor en ese sentido, ya que con menos de diez puntos de diferencial y tres minutos por jugarse, el Kaseya Center se ha empezado a vaciar.
Ciertamente, pese a tener a Jokic en el banquillo con cinco de sus seis posibles personales ya cometidas, y pese a tener un 80-86 en el marcador, los Bruce Brown y Kentavious Caldwell Pope se han puesto las pilas para evitar cualquier conato de voltereta hasta el 95-108 final.
«No vamos a dejarlo, continuaremos a luchar a partir de mañana para ser mejores. El lunes haremos lo que intentamos hacer cada vez, ganar. Tenemos que hacerlo, no tenemos más remedio», ha indicado Butler, a sabiendas de que esa fe en lo que parece imposible es lo único que los separa de la rendición, mientras que los Denver Nuggets quieren hacer valer esa coraza para poder conseguir su primer anillo de la NBA.