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Cayó el velo sobre Irán

Imagen de archivo de las protestas por la muerte de Masha Amini en Irán. (Ximena BORRAZAS | EUROPA PRESS)

Un año después de las protestas que siguieron a la muerte de la joven kurda Mahsa Amini en comisaría por negarse a llevar el velo, ya no hay manifestaciones en la calle –habrá que estar atentos a un posible repunte hoy–.

Pero la resistencia sigue en una revuelta individual en la que muchas mujeres, sobre todo en las ciudades, y hasta hombres, se niegan a seguir los estándares de vestimenta atávica y «decoro» que impone la República Islámica.

Varias son las razones de la desmovilización colectiva: la primera, el miedo a una represión que se saldó con cientos de muertos, miles de detenidos y presos y al menos siete manifestantes ahorcados.

Una represión que persiste en este aniversario con masivas redadas masivas preventivas contra opositores, periodistas y todo lo que se mueva.

En este contexto, resulta difícil, si no imposible, salir a la calle. Y no digamos articular un movimiento que coordine y dé forma y continuidad política a esa ira popular. No solo, que también, por la naturaleza estructural del régimen teocrático iraní.

Las protestas, en buena parte del país, tuvieron un especial seguimiento en el Kurdistán (Rojelat), en Baluchistán e incluso en el Azerbaiyán iraní.

El problema es que la mayoría persa, en la que se incluyen sectores, sobre todo urbanos, contrarios al velo y a la deriva esencialista del país, siguen anclados en una visión uni-nacional de Irán, lo que impide incluso un diálogo sobre las demandas de las distintas etnias para conformar una plataforma de cambio democrático.

Pese a esas inercias internas, el movimiento «Zan, Zendegi, Azadi» («Mujer, Vida, libertad» en persa), ha servido por lo menos para que cayera definitivamente el velo internacional sobre el Irán de los ayatollahs, un velo que ocultaba su verdadero rostro amparándose en su legítima oposición a EEUU e Israel.

Falta ahora que las y los iraníes (persas) opositores se quiten el velo que les impide ver, y entender, a los otros (kurdos, baluches...). El día que lo hagan decaerá, entonces sí, el velo... todos los velos.