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Las relaciones diplomáticas entre Eslovaquia y Ucrania elevan el tono del duelo deportivo

El Eslovaquia-Ucrania que se disputa hoy (15.00) no solo tiene una máxima importancia deportiva para ambas escuadras, sino que también incluye cuestiones geopolíticas a raíz del conflicto bélico que vive el segundo país con Rusia y el posicionamiento del primero respecto a dicha cuestión.

Los jugadores eslovacos celebran el gol de Schranz con el que derrotaron a Bélgica. (Thomas KIENZLE | AFP PHOTO)

Que no hay que mezclar política y deporte es una máxima que, en muchas ocasiones, la defienden quienes ven en el segundo un negocio o una industria, acepción muy al uso de quienes gestionan los ingresos de los más importantes clubes del mundo.

Lo cierto es que, aunque algunos bienintencionados -o ignorantes– también mantengan esa misma tesis, la trascendencia social que tiene la práctica y seguimiento deportivos le hacen, per se, una cuestión de índole política.

Y, si la modalidad en cuestión es el fútbol, con toda la relevancia mediática que le rodea, pues ese carácter se multiplica de manera exponencial. Los futbolistas lógicamente pueden hablar de política –lo ha hecho recientemente Mbappé– y el balompié es un inmejorable escaparate para mostrar alardes patrióticos –raro es el jugador que ya no canta el himno– o poner el acento en situaciones extremas, como lo hicieron los ucranianos en su debut ataviados con la bandera de su país.

Precisamente a cuenta del conflicto bélico que vive con Rusia, el encuentro entre Eslovaquia y Ucrania adquiere tintes que van a ir más allá de lo estrictamente deportivo, por las tensas relaciones diplomáticas entre ambos estados.

No será la primera ocasión en la que esas tiranteces geopolíticas se trasladen al césped. Ahí están los duelos mundialistas entre Irán y Estados Unidos, las «batallas» de Argentina e Inglaterra o los envites compuestos por repúblicas de la exYugoslavia.

En esta oportunidad, no parece que la hostilidad pueda llegar a semejantes niveles, pero tampoco apunta a que el encuentro entre eslovacos y ucranianos no vaya a tener ese tinte político que le va a añadir todavía más rivalidad.

Cambio de posición política

Todo se debe a la decisión de los responsables políticos del país que pertenece a la Unión Europea y a la OTAN de no suministrar armamento a Ucrania en la guerra contra Rusia, lo que ha generado ya varios quebraderos de cabeza con Bruselas.

La llegada al poder del primer ministro, Robert Fico, objeto de un atentado hace un mes, y también la más reciente del presidente, Peter Pellegrini, ambos enrolados en formaciones políticas de corte teóricamente socialdemócrata, pero coaligados con otras de ultraderecha, han propiciado que Eslovaquia haya dado un giro en su política exterior.

Acusados dichos dirigentes de prorrusos y alineados con las posiciones de extremistas de derecha como el húngaro Viktor Orban, quien también decidió no enviar armas a Ucrania, siempre han defendido que la solución a dicho conflicto no puede ser de carácter militar.

El nuevo presidente de Eslovaquia, Peter Pellegrini, pasa revista a las tropas de su país. (Joe KLAMAR / AFP PHOTO)

De hecho, continúan destinando ayuda de tipo humanitario y civil a sus vecinos, algo que no parece colmar los deseos de parte de la ciudadanía eslovaca, que ha emprendido iniciativas para recaudar fondos económicos destinados a la compra de armas.

Así, la campaña “Munición para Ucrania” lleva varios meses en marcha, habiendo logrado recolectar en mayo pasado la cifra de cuatro millones de euros.

Muy diferente necesidad

A lo enrarecido del panorama previo del Eslovaquia-Ucrania hay que sumarle la diferente situación deportiva que viven ambos conjuntos tras la disputa de la primera jornada en el grupo E.

El choque es para Ucrania de trascendencia máxima. Después del sonoro tropiezo frente a Rumanía, a los de Serhiy Rebrov no les queda otra que ganar, si no quieren verse apeados a las primeras de cambio del torneo continental.

Esa derrota fue un auténtico baño de realidad para un bloque con futbolistas talentosos, que defienden la camiseta de equipos importantes, pero que no ha podido ejercitarse con normalidad por la complicada situación de su país.

Todo lo contrario que una escuadra eslovaca totalmente reforzada en su autoestima por el inesperado triunfo ante una Bélgica que partía como favorita del grupo y que cayó ante los de Francesco Calzona por el buen hacer de estos.

Orden y solidaridad fueron las máximas del conjunto centroeuropeo para doblegar a los diablos rojos, unas señas de identidad que intentarán volver a poner en liza frente a Ucrania.

Y es que un empate podría darle virtualmente el pase a octavos con el sistema de la presente edición que clasifica, además de los dos primeros, a los cuatro mejores terceros, lo que sería un gran éxito para el combinado eslovaco.

La estadística histórica entre ambos conjuntos es de lo más igualada. En cinco ocasiones se han medido –cuatro encuentros oficiales y un amistoso–, con dos victorias para cada uno de ellos y un empate. El último duelo acabó con goleada a favor de Eslovaquia (4-1) en el grupo 1 de la UEFA Nations League.