Nivel diosa de Simone Biles en su regreso olímpico
Tres años después de abandonar los Juegos de Tokio por problemas de salud mental que la llevó a abandonar la competición y a alejarse de los gimnasios durante dos años, la estadounidense ha cerrado aquel paréntesis con caligrafía de oro, aclamada por el público y admirada por sus rivales.
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Nivel diosa. Así se ha presentado este domingo en el pabellón de Bercy la gimnasta Simone Biles, de vuelta a los escenarios olímpicos madura y poderosa, con ejercicios soberbios en barra, salto y suelo pese a padecer problemas en el tobillo izquierdo desde mitad de competición.
Tres años después de decir basta y abandonar los Juegos de Tokio, la estadounidense ha cerrado aquel paréntesis con caligrafía de oro, aclamada por el público, admirada por sus rivales, todos incrédulos ante la creciente dificultad de sus rutinas.
Aunque ha competido en la segunda de las cinco subdivisiones de la ronda clasificatoria, con mucha jornada aún por delante, de momento se ha puesto por delante en la general individual, en barra, en suelo y en salto, y solo en las asimétricas, el único aparato en el que nunca ha ganado una medalla olímpica, ha sido superada por varias rivales.
Estados Unidos, rotundamente favorito para adjudicarse el oro, domina la clasificación por equipos con 172,296 puntos, por encima de Italia, China y Gran Bretaña, a la espera de la actuación de otras potencias como Brasil y en ausencia de las campeonas en Tokio 2020, las rusas, sancionadas y apartadas de los Juegos.
Biles ha regresado a escena con un ejercicio de barra fantástico, precedida por una ovación atronadora en el pabellón de Bercy. Habían pasado tres largos años desde que en Tokio sufrió una crisis que la llevó a abandonar la competición y a alejarse de los gimnasios durante dos años.
Aquella renuncia fue una de las mayores llamadas de atención dadas nunca por un deportista sobre los problemas de salud mental que afectan a los atletas de élite.
En la barra se despidió en Tokio y en la barra ha vuelto este domingo en París, animada desde la grada por celebridades como Ariana Grande, Snoop Dog o Tom Cruise. A su altura, como una estrella.
La considerada mejor gimnasta de todos los tiempos se ha acercado concentrada a la barra, ha hecho sus marcas de referencia con la tiza y se ha sentado en la colchoneta a esperar su turno. Los ojos, las cámaras, los teléfonos se giraron hacia ella como su tuviera un imán.
Con el dorsal 391, vestida con un maillot negro con destellos de plata, Biles ha entrado al aparato y no ha tenido ni una duda en todo el ejercicio. Ha clavado las piruetas, ha enlazado los elementos con seguridad y ha hecho una salida perfecta, con doble mortal hacia atrás.
Ha sonreído, por fin, al subir los brazos y se ha ido corriendo a abrazar a su entrenadora, Cecile Landi, que saltaba de alegría.
Con el tobillo vendado
La gimnasta de Houston, de 27 años, actual campeona del mundo, ha seguido con su exhibición en la rotación de suelo.
Aunque ha sacado un pie del tapiz en el triple-doble de su serie de apertura, ha presentado una nota de dificultad tan elevada, 6.800, que ha podido recibir una calificación de 14,600 que la ha colocado como la mejor. Al público le ha parecido insuficiente, a juzgar por sus silbidos.
Durante el calentamiento de salto, Biles se ha vendado el tobillo y la pantorrilla izquierda. ha ejecutado con una altura insólita el yurchenko con doble mortal carpado, el salto más difícil del código, apenas con un paso atrás en la recepción. Ha sido entonces cuando se ha percibido que regresaba al carril con una cojera notable, para hacer su segundo intento. La media de 15.300 ha sido, también en este aparato, la mejor de las vistas hasta el momento.
Por fortuna para ella y para su equipo, solo debía completar su ejercicio de asimétricas, sin desgaste para el tobillo salvo en la salida. Ha cumplido con un 14,333, en un aparato en el que apunta al oro la argelina Kayla Nemour, excepcional en sus movimientos entre las dos bandas (15,600).
En total, Biles ha sumado 59,566 puntos, por delante de dos de sus compañeras, Sunisa Lee, oro en Tokio, con 56,132 y Jordan Chiles con 56,065. En la última subdivisión saldrá la considerada máxima rival de las estadounidenses, la brasileña Rebeca Andrade, plata hace tres años.
La final por equipos será el martes por la noche, un margen de tiempo valioso para el tobillo de Biles, que al completar la competición se ha olvidado de cualquier dolor y ha bailado con sus compañeras. Tenía mucho que celebrar.