Roglic asimila el calor y el cemento de Villuercas para presentar su candidatura

Primoz Roglic ha sido el gran beneficiado de la primera etapa montañosa de la Vuelta, con final abrupto en el Pico Villuercas, donde el líder de Bora ha sido el más rápido de un grupo de siete ciclistas –los que mejor han asimilado el fuerte calor y la parte dura de cemento de la subida–, además de enfundarse el maillot rojo.

De ese selecto colectivo también ha formado parte un Mikel Landa que ha ido de menos a más, se ha enganchado en el último kilómetro e incluso se ha atrevido a atacar a 200 metros de meta, pero finalmente se ha visto sobrepasado por otros rivales con mayor punta de velocidad.

«He conseguido regular en la parte más dura y, como se han vigilado por delante, he podido llegar por detrás hasta el grupo aprovechando el control», ha destacado el ciclista de Murgia.

El de T-Rex ha reconocido que en esta jornada ha tenido «mejores sensaciones que el primer día», si bien las altas temperaturas –el mercurio ha rondado los 40 grados– claramente no le benefician. «Espero que afloje el calor», ha deseado.

La etapa ha sido todo un golpe en la mesa del esloveno, tres veces ganador de la Vuelta, sobre sus a priori más directos rivales. Pese a contar con dos equipos muy potentes a su servicio, tanto Sepp Kuss (Visma), vencedor de la edición pasada, como Adam Yates (UAE) han defraudado en la primera llegada en alto.

Solo Joao Almeida ha salvado los muebles de la escuadra que esta temporada ha ganado en Giro y Tour de la mano de Tadej Pogacar. Sí que han dejado buenas sensaciones, además del de Murgia, un Lennart van Eetvelt (Lotto) al que se le ha escapado la victoria por centímetros, un Enric Mas (Movistar) al que se le ha visto muy fresco, además de Felix Gall (Decathlon) que ha intentado escaparse en un par de ocasiones, y Mathew Riccitello (Israel).

Lo cierto es que en el seno de Bora había confianza total en el momento de forma de Roglic. Su director deportivo, Patxi Vila, ya lo ha confirmado a lo largo de la carrera, argumentando así el por qué de que su equipo haya llevado el peso en el pelotón para abortar la fuga.

Una escapada en la que, una vez más, Euskaltel Euskadi y Kern Pharma han jugado sus bazas. Los primeros, colocando en la aventura a Mikel Bizkarra, y los segundos, metiendo en la fuga a su líder, Pablo Castrillo, quien ha llegado en compañía de Bruno Armirail (Decathlon) hasta la misma sección de cemento de Villuercas, siendo engullidos sin misericordia instantes después.

Por lo visto a posteriori, paradójicamente ha sido UAE quien ha acelerado la marcha en ese tramo muy empinado y complicado, con un Pavel Sivakov que se ha encargado de desatar las primeras hostilidades.

Sin embargo, Roglic y Mas, a los que se ha visto muy fuertes, y un Van Eetvelt que ya no sorprende por su magnífico rendimiento como escalador no han permitido excesivas alegrías, más allá de un par de intentonas de Felix Gall (Decathlon), que no ha contado con el suficiente combustible como para abrir una brecha decisiva.

La vigilancia entre los tres primeros cuando se ha llegado de nuevo al asfalto ha permitido la incorporación del citado Gall, Landa, Almeida y Riccitello, el más inesperado de ese escogido grupo.

Roglic ha sido el más rápido arrebatándole la victoria a Van Eetvelt por centímetros y confirma su seria candidatura a hacerse con su cuarta Vuelta, igualando a Roberto Heras, aunque todavía queda mucha carrera por delante.

Crescioli vence en Plateau d`Hauteville

Ludovico Crescioli (selección italiana) ha vencido en la segunda etapa en línea del Tour del Porvenir, una jornada de media montaña con 170,2 kilómetros entre las localidades de Mouchard y Plateau d`Hauteville.

El transalpino ha superado a Ole Theiler (selección alemana), después de que ambos se hayan adelantado seis segundos sobre el pelotón, que ha encabezado Matthew Brennan (selección británica) entrando tercero.

Henrik Pedersen (selección danesa) se mantiene al frente de la clasificación general después de su triunfo del lunes. La tercera etapa de este miércoles ya será de alta montaña –tendrá un desnivel acumulado de 2.635 metros–, con final en la estación de esquí de La Rosière.