Silencios que matan
HARD TRUTHS (MI ÚNICA FAMILIA)
Reino Unido, Estado Español, 2024. 97 minutos. Dirección: Mike Leigh. Guion: Mike Leigh. Intérpretes: Mariane Jean-Baptiste, Michele Austin, David Webber, Ani Nelson, Sophia Brown, Tuwaine Barrett.
Diez años después de ‘Mr. Turner’ y veinte después de ‘El secreto de Vera Drake’, el camaleónico Mike Leigh vuelve a disponer su meticulosa sensibilidad a cargo de un fresco familiar –tan hiperrealista como conmovedor– acerca de la diarrea emocional de una madre-carácter. Pansy (Marianne Jean-Baptiste adelantando por la derecha hacia la Concha a Mejor Actriz) es la figura audible dentro de una familia bulímica, sobre la que Leigh esboza una hipótesis sin tapujos: todo lo que ella caga, lo traga su aniñado hijo. El carisma en la flexión gimnástica de los improperios de Pansy y el propio sentido elástico de la trama, que va estirando el desquicio de ella a la par que desvela las roturas emocionales detrás de la ocurrencia, casan perfectamente en una película estructurada «como la vida misma», es decir, concibiendo la familia como una suma de vínculos tangibles, inmanentes. Quienes somos es cómo nos relacionamos.
Por esta clarividencia básica, pero tan poco prodigada en un cine de ideas, ‘Mi única familia’ crece (aún más) al pensarla desde la distancia, más allá del magnetismo arrollador de cada una de las conversaciones de las que parte. O sea, como binomio estructurado entre la verborrea risible y un desenlace prácticamente mudo, desarticulado y brutal. Una segunda mitad que Leigh enfría sin temer al vacío o al interrogante, apuntando directo –en realidad, desde el primer plano del film– hacia la ineptitud mortuoria de quienes nunca hicieron nada. El perro que muerde, pero no ladra.