INFO

El rendimiento en la primera vuelta refleja el cambio de ciclo azulgrana

El Eibar alcanza el ecuador de la Liga en mitad de la tabla y a cinco puntos del play-off. Al equipo armero le falta gol y, lamenta Joseba Etxeberria, nivel competitivo.

El Eibar no ha podido ganar a ninguno de los diez primeros clasificados. En la imagen, la visita del Sporting a Ipurua. (Jon Urbe | Foku)

El Eibar sigue en Segunda pero no es el de años anteriores. Se sabía antes de que arrancara el curso y se ha confirmado en la primera vuelta, que acaba con los azulgranas en mitad de la tabla y a cinco puntos del play-off. Hay quien se escandaliza y no falta quien incluso pide la cabeza de Joseba Etxeberria pero el rendimiento del equipo armero refleja, en realidad, el tijeretazo que ha tenido que meter el club a todos los niveles tras agotar los veinte millones de euros que había reservado para intentar regresar a Primera en el plazo de tres años. Aunque el fútbol no pueda entenderse como una fórmula matemática, la cuantía del presupuesto suele corresponderse con la calidad de la plantilla y los números del casillero.

En los tres apartados se ha descendido, como mínimo, un escalón. Aunque mantiene los números rojos, el club ha moderado su presupuesto para la temporada 24/25 y la mayor contención de gastos se da en el personal deportivo, reduciéndose en más de tres millones de euros. En verano se dio salida a 17 jugadores. Forzosamente en el caso de los cedidos; contra la voluntad del club en el de Tejero o Aketxe, que contaban con una oferta de renovación; y con el visto más o menos bueno en el de la mayoría, bien porque su rendimiento estaba lejos del requerido, bien porque su marcha rebajaba la masa salarial, bien porque dejaba dinero vía cláusula de rescisión o, en el mejor de los casos, por ambas circunstancias.

Lo cierto es que, operaciones contables al margen, el verano se saldó con la marcha de seis de los once futbolistas más utilizados por Joseba Etxeberria en un equipo que se quedó a un solo punto del ascenso directo. 17 jugadores en total, que habían anotado 41 de los 72 goles, el 57%, de la plantilla. Con excepciones, el perfil de los jugadores que se ha unido esta temporada al proyecto armero es más discreto. Jóvenes que ascienden del filial, regresan de cesión o llegan sin experiencia en la categoría, futbolistas de calidad pero con un pasado reciente marcado por las lesiones graves, veteranos en busca del protagonismo perdido... Algunos están ofreciendo un rendimiento por encima del esperado pero tampoco faltan los que no llegan al suficiente, también entre los supervivientes del último trienio –el bajón de Bautista no ayuda, como no lo ha hecho la ausencia de Matheus, de nuevo lesionado, durante varias semanas–, y el propio Eibar ha comprobado estas últimas temporadas que quien quiera acabar en los dos primeros puestos no puede bajar el notable a lo largo de todo el año.

El apartado ofensivo ha sido el más afectado por los recortes. No es solo que el Eibar, que el curso pasado fue con diferencia equipo con más pólvora del campeonato, marque menos goles, es que también le cuesta más generar ocasiones. Aquellas oleadas con las que ahogaba a los rivales han pasado al olvido –solo en algún momento puntual en Ipurua han querido aparecer–, lo que ha obligado al equipo a mejorar en defensa. Acaba la primera vuelta, de hecho, como el quinto equipo menos goleador de Segunda pero también como el menos goleado. Algo habrá tenido que ver que, aprendida la lección de la temporada pasada, ésta haya empezado con dos jugadores por puesto en defensa.

La pena es que en este caso tampoco se pueden aplicar las matemáticas y el número no asegure el resultado. Así, frente a un Corpas sensacional y un Cristian que ha sabido responder al tirón de orejas de su técnico, el rendimiento de sus compañeros de línea está siendo muy irregular. Están respondiendo Carrillo y Arrillaga a una exigencia que se entiende menor al tratarse de dos debutantes en la categoría, con un salto mayúsculo en el caso del mutrikuarra. No tanto Cubero, que venía de un buen año en Ferrol y no ha aprovechado sus pocas oportunidades, y solo a ratos Chema, Arambarri y Arbilla –ahora de baja tras ser operado de una pubalgia–, que alternan aciertos y fallos, en muchos casos de bulto.

Esos errores, principalmente en las áreas, son en buena medida los que están lastrando al Eibar, sobre todo en estas últimas semanas en las que no ha acabado de trasladar a los marcadores las mejores sensaciones que ofrecía su juego. Ahora se fabrican más ocasiones pero cuesta materializarlas y, aplicando la teoría de la manta, también se cometen más errores atrás. Al igual que sucede con un dato tan llamativo como los goles que le han metido al equipo armero en los diez últimos minutos de los partidos –ocho de 22, un 36%–, también en este caso podría explicarse por una pérdida de calidad en la plantilla. No solo se acierta menos, sino que la diferencia entre los futbolistas que juegan de inicio y los que entran desde el banquillo es notoria.

O no. Quizá es un problema de concentración. O de competitividad, como lamenta Joseba Etxeberria. Recién concluido el encuentro que enfrentó a su equipo con el Granada, que cerró la primera vuelta con un empate en Ipurua después de que los andaluces marcaran a ocho minutos del final, el técnico elgoibartarra consideraba que «el partido puede resumir lo que nos está pasando estos dos últimos meses, en los que el equipo a nivel de juego está mejor. Ha habido bastantes fases en las que, ante un gran equipo como el Granada, hemos dominado y llegado con situaciones buenas. Pero está claro que no nos da porque tenemos que subir mucho el nivel competitivo y hoy se ha visto. Creo que para la segunda vuelta nos debemos exigir el intentar mantener estas dosis de juego porque el volumen de acercamientos en los últimos partidos ha subido muchísimo a raíz de esta mejoría pero nos están matando los dos goles de Córdoba, el de Huesca... No te puedes permitir este tipo de goles porque se nos están yendo puntos. Estos son días para valorar y analizar la primera vuelta pero mi diagnóstico es claro: debemos exigirnos mantener este nivel de juego pero subir mucho el nivel competitivo y dar mucha más importancia a cada una de las jugadas porque es lo que nos está impidiendo ganar».

Por eso, con el mercado invernal a punto de abrirse, Etxebe abre la puerta a las incorporaciones «porque cuantas más alternativas tengamos, más competencia interna, vamos a ser mejores», pero le parece más importante «lo que tenemos que mejorar a nivel grupal, a nivel colectivo. El equipo entrena muy bien, ha crecido en el juego en los dos últimos meses, pero nos lastran esos pequeños detalles, que son enormes», insiste.

Fuerte con los débiles

Errores y aciertos han situado al Eibar en la 13ª plaza, a cinco puntos del play-off y diez del ascenso directo, que ahora ocupan el Almería y el sorprendente Mirandés. El propio Etxeberria recuerda que solo son cuatro puntos menos que la temporada pasada a estas alturas, cuando el equipo alcanzó el ecuador de la Liga a solo uno de la sexta plaza. Pero si entonces, con menos desventaja por recortar, no le dio –aunque solo le faltara un punto–, más difícil aún lo tiene ahora.

Principalmente porque la distancia es mayor. Pero también porque tiene más equipos por delante a los que superar y por la línea que ha marcado en los cuatro primeros meses de competición, en los que se ha mostrado muy fuerte en Ipurua –es el segundo mejor local de la categoría– pero más débil a domicilio. Hay otro dato que tampoco invita al optimismo: el Eibar solo ha sido competitivo frente a los rivales más flojos. No ha sido capaz de ganar a ninguno de los equipos que ocupan ahora mismo las diez primeras plazas. Treinta puntos disputados de los que apenas ha sumado cuatro, gracias a sus empates con Almería, Racing, Granada y Levante.

Otra dinámica que tendrá que voltear si quiere reengancharse a la pelea del play-off y no condenarse a una segunda vuelta, en el mejor de los casos, inane.