«Es un cierre físico del local París 365, seguimos atendiendo, pero no como nos gustaría»
Responsables del comedor social París 365 han acudido a una sesión de trabajo al Parlamento para dar cuenta de su situación tras suspender las cenas dentro del local hace un mes. Han solicitado una intervención interdepartamental para un fenómeno que se agrava y cronifica.
José Antonio Villanueva, presidente del comedor social 365, ha asegurado ante el Parlamento que el fenómeno de la alta exclusión y la erradicación de la pobreza alimentaria no está teniendo «una respuesta suficiente» en Nafarroa.
Villanueva ha añadido que el comedor ha tenido que readaptarse «con más imaginación que recursos» para tratar de cubrir las necesidades de un colectivo de usuarios que ha cambiado notablemente desde el surgimiento de esta institución hace 15 años.
La presencia de los responsables del París 365 en el Parlamento se deriva de la decisión adoptada hace un mes de eliminar las cenas presenciales en el local, debido a que se habían visto incapaces de garantizar la seguridad de personas voluntarias, vecindario y usuarios.
Villanueva ha urgido a repensar y a mejorar la coordinación entre las administraciones y las entidades del «tercer sector» para afrontar esta realidad.
Muy en particular, ha urgido a la modificación de la Ley de Extranjería que «empuja a situaciones de exclusión social» tan graves como para desembocar en los episodios que han motivado el cierre del local durante el servicio de cenas.
Esfuerzo de usuarios y tejiendo nuevos apoyos
María Argain, trabajadora social del París, ha advertido que no solo hay una mayor demanda de los servicios del comedor (que actualmente proporciona alimento a 60 personas en el local más otras 70 a través del almacén), sino que cada vez les cuesta más tiempo reintegrarse en la sociedad.
Así, la trabajadora social ha indicado que los usuarios del comedor, de media, solían requerir de esa ayuda para comer durante unos tres meses. Actualmente, la media ha crecido hasta los siete meses.
Este aumento del tiempo en situación de alta exclusión pesa sobre los propios usuarios que se degradan tanto física como mentalmente. Además de provocar una saturación del servicio.
El París 365 agradece a sus usuarios los esfuerzos que están realizando para la recuperación de las cenas presenciales.
Argain ha llegado a confesar que ya no es que se quede gente en lista de espera para el comedor, sino que ya no dan abasto siquiera con las citas para valorar los casos.
Como nota positiva, la trabajadora social ha destacado el esfuerzo que están llevando a cabo los usuarios del servicio de cenas que, cerrado el comedor, tienen que buscarse un lugar tranquilo donde comer. Argain ha comentado, por ejemplo, que las personas en situación de calle (más de la mitad de los usuarios) se esfuerzan en devolverles los envases y la vajilla limpias, aunque para ello tengan que fregar en el río o en una fuente pública.
Al mismo tiempo, ha señalado que este mes en el que han estado cerrados ha servido para fortalecer lazos con el barrio y otros agentes sociales de cara a solucionar el problema.
Mikel Urabaien, responsable de comunicación del comedor, ha subrayado a su vez que a la hora de combatir la alta exclusión «parece que cada uno trabaja por su lado y no hay una verdadera coordinación».
La extrema necesidad como germen de la conflictividad
«Este es un cierre presencial, físico, del local. Seguimos atendiendo a la gente, aunque no como nos gustaría», ha proseguido Myriam Gómez, la gerente del comedor social.

«Sobre el tema de la seguridad, se han dado momentos de conflicto y no lo vamos a negar», ha ahondado Gómez. «En muchas ocasiones, la violencia estructural genera violencia individual. Pero esta es una violencia que surge de la propia situación de carencia, de incertidumbre vital», ha explicado.
Gómez ha denunciado que las personas que acuden al comedor no tienen cubiertas las necesidades alimentarias, pero tampoco las de alojamiento o las de la propia higiene corporal. «De poco les sirve que tengan garantizada la alimentación si luego no disponen de techo o un lugar donde ser escuchados», ha insistido.
El comedor se sostiene gracias a 700 socios y cuenta con más de 300 voluntarios.
La responsable del París 365 (que cuenta con 300 voluntarios y se sostiene gracias a 700 socios) ha defendido que la respuesta no debe quedarse meramente en el Departamento al que normalmente se interpela, Derechos Sociales, sino que es preciso la activación de Vivienda, Migraciones, Educación, Salud... para que sea una respuesta integral y efectiva.
En último término, Gómez ha dicho que la situación actual no solo provoca «mucha frustración» en el colectivo de usuarios, también sobre los profesionales de la intervención social que ven cómo no van a poder cubrir las necesidades de la persona que tienen en frente.
Desde el París llaman a «remar todos juntos» porque, según han señalado: «Vamos tarde».