El gladiador Urriza vive su última gran batalla en el Labrit y recibe un caluroso homenaje
Javier Urriza ha vivido en el Labrit un caluroso homenaje que se ha prolongado por espacio de tres horas, en el que ha recibido el cariño de sus más allegados y de la afición pelotazale, además de disfrutar de un último partido en el frontón iruindarra, despidiéndose con victoria.
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Un Labrit prácticamente abarrotado ha brindado una emotiva despedida al remontista Javier Urriza, que ha podido disfrutar de sus últimos pelotazos en el frontón iruindarra y del cariño que le han brindado familiares, amigos y amantes de la pelota.
El iruindarra, con un palmarés que suma nada menos que 30 txapelas y 1.199 partidos disputados en sus 18 años como remontista, ha recibido un caluroso homenaje, a la par que podido disputar su último encuentro en dicho escenario.
Con la música de la película ‘Tiburón’ como fondo y un pasillo formado por sus compañeros de modalidad deportiva, ha hecho aparición Urriza en la cancha, entre una atronadora ovación de los presentes, que han coreado también su nombre.
Después de unas primera palabras, en las que ha asegurado que «ni en mis mejores sueños esperaba un final de carrera así», el protagonista de la tarde ha agradecido ser acompañado de una manera tan multitudinaria en su despedida del Labrit.
Y, en la compañía de Azpiroz –el zaguero ha dejado grandes detalles–, se ha medido a Aldabe-Barrenetxea IV para vivir el que ha sido su último envite en el frontón iruindarra, logrando la victoria por 15-8 y 15-13, no sin ofrecer los lógicos nervios en los primeros tantos.
De hecho, él ha sido quien ha finiquitado ambos parciales para mayor regocijo de un público que ha vuelto a corear su nombre, mientras los acordes del ‘We are the Champions’ atronaban en el Labrit.
«Estoy abrumado y emocionado de vivir esto en el frontón de tu casa y eternamente agradecido», ha acertado a transmitir, a la par que ha reconocido «que me llevo la respuesta y el cariño de la gente durante estas últimas semanas, algo imborrable».
Así, ha rememorado cómo en el año 1995, siendo todavía un cadete, debutó en dicho recinto. «He disfrutado en mi último partido y estoy feliz», ha señalado un Urriza que ha admitido que «no he sido un jugador muy técnico, pero sí muy cabezón. Trabajo y constancia me han llevado a vivir cosas que nunca imaginé».
No será su última aparición en los frontones. Le queda por disputar una nueva edición de Erremontari –se hizo con la txapela el año pasado–, que será «muy especial» y que intentará disfrutarla, «peleándola hasta el final», ha avisado a sus rivales.
Como colofón, el Ayuntamiento de Iruñea, la Federación Navarra de Pelota, el club Oberena y el club de remontistas le han entregado diversos obsequios. Especialmente emotivo ha sido el homenaje que le han brindado estos últimos, con bertsos en castellano a cargo de Escudero y Aldabe, entonando como traca final la canción mexicana de ‘El Rey’.