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«Es imposible centrarse en los estudios cuando no sabes qué va a pasar con tu casa»

Asociaciones de familias de tres centros públicos, junto con el sindicato de vivienda AZET, han denunciado en el Casco Viejo bilbaino el «tremendo impacto» que la crisis habitacional está teniendo en la calidad educativa de niños, niñas y adolescentes. Ha habido también tiempo para la diversión.

Comparecencia de las asociaciones de familias y sindicato de vivienda AZET en el Casco Viejo bilbaino. (Marisol Ramirez | FOKU)

Asociaciones de centros públicos como las escuelas de Atxuri, Mujika y Solokoetxe se han reunido este viernes a la tarde en la plaza Santiago, en el corazón del Casco Viejo bilbaino, para reivindicar el derecho a la vivienda y alertar del impacto negativo que tiene en los estudios de una parte del alumnado la precariedad que padecen sus familias.

«¿Cómo va a leer en casa una niña que vive hacinada con su familia en una habitación? ¿Cómo hará los deberes? ¿Qué gana tendrá de aprender un adolescente cuando la única pregunta que le preocupa es dónde dormirá la próxima semana? ¿Qué pueden enseñar las maestras cuando saben que sus alumnos no volverán a su casa cuando salgan de clase?, ha preguntado una de las integrantes de las asociaciones que, junto al sindicato de vivienda AZET, han promovido el acto reivindicativo, al que ha seguido una merendola y taller de serigrafía para las y los inquietos txikis.

Preocupan las consecuencias de la actual crisis de vivienda en la calidad educativa de niñas y adolescentes. Han destacado que en sus escuelas viven «en directo» las situaciones que soportan cada vez más familias. El aumento de los precios de alquileres e hipotecas, la extensión de la infravivienda, los desahucios... castigan a muchas de las personas que integran esas comunidades.

Ese panorama, han alertado, se agrava para familias racializadas o con menores a su cargo, a las que se cierran puertas en el acceso a una vivienda de calidad.

Mientras muchas familias son expulsadas del centro histórico, denuncian que detectan cada vez más viviendas vacías o destinadas al turismo. Han acusado de esta situación a las instituciones, a quienes han acusado de apoyar «a los especuladores y a la industria turística». «Frente a los desahucios no ofrecen ninguna alternativa real y criminalizan a las familias obligadas a ocupar», han criticado.

«Nos hablan de la educación de nuestras hijas, ensalzan su bienestar emocional, lo lanzan como herramienta imprescindible para el proceso de socialización, pero son estos mismos agentes los que vulneran las bases para cumplir estas condiciones», han reprochado a las administraciones.

«Impacto tremendo»

Han insistido en el «impacto tremendo en la salud de los niños, niñas y adolescentes» que tiene la problemática de la vivienda. «La violencia de un desahucio, la precariedad de una infravivienda, la inestabilidad permanente, las mudanzas forzadas o, en definitiva, el tener que decidir entre pagar el alquiler o llenar la nevera son situaciones que van resquebrajando la disposición a estudiar de las alumnas» son, han dicho, fuente directa de estrés e inestabilidad.

«Es imposible centrarse en los estudios cuando no sabes qué va a pasar con tu casa», han enfatizado. Tienen claro que van a seguir tejiendo redes para entre la comunidad escolar y otros agentes luchar por el derecho a la vivienda.

Antes de dar paso a la merienda colectiva y a los juegos, desde AZET han informado del caso de una familia –conformada por una pareja y dos niñas de 2 y 3 años– que tienen una orden de desahucio de la vivienda que ocupan en Zurbaranbarri para el lunes 9 de junio. Al ser okupas, han denunciado, los servicios sociales no les consideran en situación de vulnerabilidad.

El sindicato de vivienda trabaja con colectivos del barrio para responder a esta situación de emergencia. Han anunciado que el martes 3, a las 18.00, han convocado una asamblea abierta en la plaza Iturriondo.