«Las generaciones actuales nos autolimitamos en nuestra capacidad de acción»
Giangiacomo Feltrinelli fue, probablemente, una de las figuras más importantes de la cultura y de la política del siglo XX. Una personalidad controvertida sobre la que Guillermo Gracia, Nacho Nava y Aitor Iturriza han querido hacer una retrospectiva a través de una novela gráfica.
Charlamos con uno de los autores de ‘Feltrinelli’ (Altamarea), el donostiarra Aitor Iturriza, para que nos cuente cómo se gestó y se desarrolló este interesante proyecto.
¿Cómo empieza su interés por la figura de Giangiacomo Feltrinelli?
Te voy a contar cómo llegué yo a Feltrinelli, porque da una buena muestra de la atracción que sentí por su figura. Hace unos diez años quedé con un amigo que es productor para ir a la filmoteca de Madrid a ver ‘El Doctor Zhivago’, junto a un amigo suyo que resultó ser Guillermo Gracia, a la postre otro de los autores del comic. La cuestión es que, finalmente, no pudimos ver la película porque se habían agotado las entradas y nos fuimos a tomar unas cañas. Y así, pasando la tarde, le pregunté a Guille cuál era su interés por ‘El Doctor Zhivago’, que era una de mis películas favoritas, y me contó que, aunque no la había visto, siempre le había fascinado la historia de cómo fue la edición del libro, que yo desconocía: un editor que era miembro del Partido Comunista de Italia, que echó un pulso, tanto a la Unión Soviética como a los Estados Unidos en plena guerra fría… estuvimos horas escuchando aquella historia, y hablando de Feltrinelli.
¿Y qué es lo que más le atrajo de la personalidad del editor y guerrillero italiano?
Descubrimos que era un personaje que estuvo como en la trastienda de muchos de los hitos de mediados del siglo XX: editó la primera biografía de Fidel castro, fue el artífice de la fotografía más icónica del Che Guevara, que es la más reproducida de la historia, la edición de ‘El Gatopardo’, su participación en los movimientos de izquierdas latinoamericanos e italianos… un personaje muy complejo y poliédrico, con muchas contradicciones, que daban muchas posibilidades a la hora de contar su historia: un millonario comunista que, a su vez, se atreve a publicar una obra reaccionaria… generaba muchas preguntas, que tratábamos de responder.
«Editó la primera biografía de Fidel castro, fue el artífice de la fotografía más icónica del Che Guevara, la edición de ‘El Gatopardo’... es un personaje muy complejo y poliédrico»
Sobre todo, es de destacar, aparte de su trascendencia social, su importancia cultural en una época complicada para la cultura, ¿no?
Sí, y a pesar de que, en Italia, Feltrinelli es casi un imperio editorial, su importancia cultural no está tan reconocida como debiera, precisamente por ese componente político. Tenía una visión muy innovadora del mundo editorial, como sacar el libro de bolsillo, hacer de las librerías amplios espacios culturales utilizados, no solo para exponer y vender libros, trajo a los autores iberoamericanos, publicó a la generación beatnik… en fin, fue uno de los dinamizadores más importantes de la cultura de los años 50 y 60.
¿E incluso del siglo XX?
Claro, porque toca hitos, obras y autores fundamentales para entender el siglo pasado.
Antes de seguir ahondando en la figura de Feltrinelli, cuéntenos cómo coordinaron el trabajo entre los tres autores.
Nos compenetramos muy bien, porque cada uno tiene un perfil: yo vengo de la escritura de novela y guiones cinematográficos, Nacho es dibujante y estudió conmigo comunicación audiovisual, y Guille, como doctor en historia, aportaba todo su saber enciclopédico, no solo sobre Feltrinelli, sino también sobre el contexto político de la época. Teníamos a veces, como es lógico, nuestras tiranteces y tensiones, que acababan siendo fructíferas por los diferentes puntos de vista de cada uno, que creo que fue lo que acabó enriqueciendo la historia.

Una historia, tan interesante como descorazonadora, porque hablamos de una persona que, literalmente, lo sacrificó absolutamente todo por seguir unos ideales. ¿Les costó reflejar todo eso en el comic?
Esa personalidad tan compleja generaba un montón de dudas para las que no teníamos una respuesta clara, aunque toda la historia se construía en torno a esa pregunta: ¿Cuál era la ambición desmedida que sentía, no solo con la política, sino también con su compromiso cultural y editorial? Daba pasos muy arriesgados y ponía esas ambiciones por delante de todo lo demás; y efectivamente, el paso final que da es dejarlo todo, hasta su familia y su fortuna, por pasarse a la lucha armada en la clandestinidad. Es una figura que generaba todas esas preguntas en las que nos gustaba indagar.
¿Cree que, en ocasiones, se idealizan en exceso esos perfiles tan idealistas?
En nuestro caso, precisamente intentamos no idealizarlo, mirándolo desde una perspectiva crítica, porque el paso que da es muy complicado y difícil de entender en ese contexto.
«Esas dudas, en aquellos tiempos sí que provocaban propuestas, y nosotros en cambio, no somos capaces ni de imaginar cómo podemos cambiar el mundo»
¿Hacen falta más personas así, en tiempos tan inciertos como los actuales, para enfrentarse a la deriva fascista hacia la que va el mundo?
Es que yo creo que hoy, en 2025, el contexto es totalmente diferente, y tampoco me aventuraría a decir qué es lo que Feltrinelli haría en la actualidad. Pienso que no tiene mucho sentido trasladar todo eso a los tiempos actuales, sino que lo interesante es hacer, desde el presente, esas lecturas críticas sobre lo que estamos viviendo, y sobre lo que supuso el siglo XX, tan efervescente en lo político y en lo cultural. En definitiva, no sabría decirte si nos hacen falta figuras así, pero lo que está claro es que aquella fue una generación que pensaba que podía transformar el mundo, y eso es algo que, hoy en día ni se plantea. Parece que las generaciones actuales nos autolimitamos en nuestra capacidad de acción; y más allá de las diferencias que pueda haber entre una época y otra, sí que cabe una reflexión en cuanto a la capacidad que tienen las personas para hacer cosas.

¿No piensa que, hoy en día, nos limitamos, simplemente a ‘sobrevivir’, y que estamos como en un estado de shock constante, sin saber, exactamente, qué hacer ante todo lo que está sucediendo?
Sí, parece que las generaciones actuales estamos resignadas a resistir, o a no perder lo que nos queda, mientras que aquellas, como te decía, sí que sentían una capacidad transformadora a diferentes niveles, en diferentes ámbitos y desde diferentes puntos de vista. Entonces parecía que era posible, y de hecho, el subtítulo del comic es ‘El editor que quiso cambiar el mundo’.
Lo que habría que hacer es una reflexión, en un momento actual en el que no sabemos muy bien dónde nos encontramos. Esas dudas, en aquellos tiempos sí que provocaban propuestas, y nosotros en cambio, no somos capaces ni de imaginar cómo podemos cambiar el mundo, a partir de este momento, probablemente igual de efervescente, que tiene sus riesgos, pero por supuesto también sus oportunidades. De todas formas, tampoco diría que todos estamos descolocados o inmóviles, porque hay movimientos que sí que tienen claro que hay que trabajar por un futuro que avance.