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Encomendamos a Saski Baskonia la tarea de devolver la ilusión a sus aficionados

Ni la llegada de Pablo Laso, ni la renovación contractual de Markus Howard, ni nada. Solo el haber llegado a los play-offs de la Liga ACB ha salvado el curso baskonista del fracaso más rotundo y absoluto, pero deja abiertas un sinfín de dudas sobre cómo borrar este mal sabor de boca.

Markus Howard y Raieste despiden al público baskonista tras la eliminación liguera. (Raúl BOGAJO | FOKU)

He almorzado solo ahora, y no he tenido
madre, ni súplica, ni sírvete, ni agua,
ni padre que, en el facundo ofertorio
de los choclos, pregunte para su tardanza
de imagen, por los broches mayores del sonido.

Cómo iba yo a almorzar. Cómo me iba a servir
de tales platos distantes esas cosas,
cuando habráse quebrado el propio hogar,
cuando no asoma ni madre a los labios.
Cómo iba yo a almorzar nonada.

César Vallejo (Trilce)

Todavía la competición está viva –las semifinales de la Liga ACB arrancan este martes a partir de las 21.15– y el eco de los 12.154 espectadores reunidos en el Buesa Arena el pasado viernes día 6 aún resuena –como ese «tiroteo» posterior al partido cuando el público decidió reventar los aplaudidores repartidos por el club a la entrada del pabellón– todavía resuena. No es fácil pensar en la temporada 2024/25 de Saski Baskonia porque suena a ponerse a hablar sobre herencias antes de despedir al cortejo fúnebre. Habrá que ver qué opina el club –el desayuno informativo para valorar el curso ha de caer esta semana o la que viene– y cuáles serán sus planes, pero lo cierto es que los números indican que el curso baloncestístico 2024/25 de Saski Baskonia ha sido malo y que, por ende, el primer año con Pablo Laso en el banquillo ha sido decepcionante.

Decepcionante, porque llamarlo 'fracaso' sin escuchar qué tiene que decir Saski Baskonia sería injusto, por más que lo pida el cuerpo. El cuadro alavés ha disputado 70 partidos y ha ganado 33, 14 en la Euroliga y 19 en la Liga ACB. De sus 33 triunfos, 10 han sido fuera de casa; 2 en Euroliga y 8 en la Liga ACB.

Por cuarta vez en los seis últimos años, Saski Baskonia no ha estado presente en la Copa; la décima plaza europea, el último lugar del play-in, ha quedado a cuatro victorias, mientras que haber llegado a la octava plaza de la Liga ACB, algo que los gasteiztarras conseguían en la penúltima jornada, después de 32 jornadas fuera del Top 8, para plantarse en los play-offs con un cruce suicida con el Real Madrid contra el que el equipo de Pablo Laso ha competido, pero que han condenado sus propios errores.

Se acabó. Y lo mejor que se puede decir de esta temporada es que se cierra una etapa que ojalá no vuelva a abrirse. Es decir, los objetivos de Saski Baskonia han estado lejos de cumplirse y solo la mejoría que ha experimentado Trent Forrest hacia la parte final de la campaña ha facilitado que el fracaso no haya sido absoluto, ya que no hubiera tenido otro apelativo de haberse quedado fuera de los play-offs de la ACB. Pero por lo demás, la campaña ha sido un despropósito que en buena medida deja señalados tanto a Pablo Laso como a los jugadores como a la propia directiva.

Tareas para todos

A falta de la valoración del club, los peores temores del pasado verano han terminado por cumplirse. Es decir, ante una perspectiva de 70 partidos, que serán no menos de 72 el año que viene al estirarse la Euroliga a 20 equipos, el club ha vuelto a quedarse corto de efectivos. «Jugadores como Ousmane –Ndiaye– o Pavel –Savkov– aún no tienen la experiencia al máximo nivel, pero los informes son buenos», tranquilizaba a las masas Félix Fernández hace un año, pero a la hora de la verdad, Ndiaye tuvo que ir cedido a Granada, Savkov, Hrabat, Joseba Kerejeta y en menor medida Sander Raieste no han tenido minutos y con las intermitencias de Jaramaz y Kamar Baldwin, el núcleo del equipo se ha quedado en Forrest, Howard, Luwawu-Cabarrot, Rogkavopoulos, Sedekerskis, Moneke, Diop, Hall, más Samanic. Esto es, una rotación de ocho o nueve jugadores, diez en caso de sumar a un Baldwin que lograba en noviembre su pasaporte comunitario y en febrero se lesionaba con la selección de Georgia, sin olvidar que Luka Samanic llegó con los regalos de Olentzero y que tanto el croata como el georgiano-estadounidense han tenido problemas físicos.

Ante la perspectiva de una temporada 2025/26 aún más recargada, Saski Baskonia precisa una rotación útil de 12 jugadores, sobre todo para aquellas semanas con doble jornada europea en la que haya jugadores como pudieran ser Dani Díez en su día, que pudieran pasar de no jugar en los duelos de Euroliga y ofrecer una imagen solvente en la ACB. Obvio que eso no sale gratis y que Saski Baskonia, con sus 14 millones pasaditos, ha de buscar debajo de las piedras para alargar su rotación sin descuidar las restricciones por cupos y por extracomunitarios. Nadie dijo que fuese fácil, mucho menos cuando las apuestas desde el filial no están saliendo. Sea como fuere, la capacidad de trabajo y la imaginación siempre han caracterizado a la dirección deportiva del Baskonia. Nadie dijo que fuera fácil, pero ya que el Baskonia se significa aludiendo a que el equipo «debe espabilar» –palabras de Josean Kerejeta–, es momento para que el club se aplique el cuento, como bien demuestra en otros segmentos relativos a buscar ingresos, como pudiera ser la prórroga en la Euroliga hasta 2036.

Pablo Laso no ha salido bien parado de esta temporada. «Me jode tener que irme tan pronto de vacaciones», dijo el viernes tras caer por 103-112 ante el Real Madrid. Hace un año Saski Baskonia terminaba el 12 de mayo, así que ni tan mal, pero lo cierto es que pocos merecimientos ha hecho para alargar la temporada, al punto que con la lástima de haber cedido sin forzar el desempate en el Movistar Arena, otro de los sentimientos que se adueñó de Zurbano fue el de alivio porque se acabó este martirio.

El equipo ha demostrado tener talento, pero muy poca continuidad. Empezando por un Forrest que ha ido mejorando su ritmo de juego y sus prestaciones al punto de despedir la campaña anotándole 30 puntos al Real Madrid –luego de quedarse en una sola canasta en el primer duelo de play-offs–, se nota que el fichaje ha estado mal tirado. Igual que Tim Luwawu-Cabarrot o un Luka Samanic que jugó el pasado viernes su mejor partido.

Pero en el otro lado de la balanza estaba Markus Howard, que pasó de encestar 17 puntos en el Movistar Arena a ser intrascendente en el duelo de Zurbano. Entre Abalde y Hugo González impidieron que el escolta de Nueva Jersey jugase cómodo y fue el propio Howard, que acabó el partido lanzando cinco triples pero ningún tiro de dos, una asistencia, una pérdida, tres faltas cometidas y solo una recibida, quien acabó por emborronar la temporada con un duelo significativo en este su tercer año en Gasteiz: desacertado y desaparecido a la hora de la verdad, abrumado por el físico rival y sin recursos de otro tipo más allá del tiro como para ser desequilibrante.

Sin un segundo base de garantías ni un escolta suplente que pudiera aportar de manera regular cuando Howard no estaba, la única respuesta, a veces atinada, de Pablo Laso ha sido juntar a Forrest y Baldwin, al tiempo que Luwawu-Cabarrot y Rogkavopoulos han rendido mucho mejor como aleros que como escoltas, ya que el bote no está entre sus virtudes.

Otro tanto de lo mismo para Sedekerskis y Samanic; es decir, el lituano se ha mostrado más cómodo jugando de ala-pívot, descargando de minutos y cargando de competencia en el puesto a un Moneke que todo apunta a que no seguirá, mientras que Samanic jugando de pívot ha sufrido en la defensa o el rebote, pero no ha estado peor en esos menesteres que un Donta Hall decepcionante por más mates espectaculares que haya sumado a lo largo del año, mientras que Khalifa Diop ha dejado detalles, pero entre lo fácil que se ha cargado de faltas, sus problemas en los tiros libres y lo escasos de sus recursos en ataque, acabó por no saltar a la cancha en el último partido.

Buscando aire

Saski Baskonia necesita oxígeno para el año que viene. Dos bases para que Forrest, si es que continúa, pueda respirar y pueda apretar así en ataque como en defensa sin agotar tanto el bote. Necesita aire para la zona, por lo que si Samanic continúa y Khalifa Diop también, precisa o bien un pívot que pueda abrirse y no ahogar el ataque estático, o bien un ala-pívot con un físico más fuerte que el de Moneke y con una continuidad mucho mayor.

Quedan muchas dudas por despejar. ¿Seguirán pecando de incompatibles Forrest y Howard? Porque en ese caso, uno de los dos extracomunitarios deberá salir. ¿Markus Howard será al fin el líder del Baskonia o un especialista muy caro? Lo cierto es que el juego del de Nueva Jersey no puede limitarse a ofrecer chispazos en función de si sus primeros triples entran o no, amén de que su juego al bote, que en ocasiones ha demostrado ser eficiente, ha de mejorar, por no hablar de la defensa. Ahí, aplicaremos las palabras de Ibon Navarro cuando Mike James llegó a Gasteiz: «Si tiene esas piernas para atacar, también las tiene para defender». Y si, como es sabido, Markus Howard quiere liderar a lo más alto al Baskonia, ha de predicar con el ejemplo, en el que su tiro tenga otras cualidades como el bote, el pase y sobre todo el juego sin balón para que pueda brillar, pero sin obsesionarse en ser él el arma definitiva.

Por ende, Saski Baskonia deberá aclararse sobre qué camino desea tomar y sobre qué manos descansará su destino. Como Pablo Laso continuará en su segunda temporada, también deberá proponer una idea sobre cómo quiere hacer jugar. Porque si con todo lo decepcionante que ha sido el año, Saski Baskonia ha reunido una media de 9.505 espectadores –para un total de 332.683–, eso significa que los aficionados seguirán brindándole su apoyo a poco que las prestaciones del equipo mejoren.