El Sanse regresa a Segunda, una ‘mili’ de 42 partidos para curtir a los potrillos
Bajo la dirección de Ion Ansotegi, el único filial de la categoría de plata peleará por la permanencia sin perder el foco de su principal objetivo, formar jugadores para el primer equipo. El central japonés Kazunari Kita es el único fichaje, entre las bajas destaca la del promocionado Mikel Goti.
El Sanse regresa a Segunda División cuatro años después de su paso por la categoría de plata en la temporada 2021-22. Entonces, de la mano de Xabi Alonso, los potrillos lograron un hito que no se producía desde hacía seis décadas, aunque luego no se pudo alcanzar la salvación en un torneo largo y duro, con 42 partidos a cara de perro.
No hubo dramas, porque en el club y en su entorno está claro que el principal objetivo del filial es generar jugadores para la primera plantilla, aunque a nadie se le escapa que para ello es mejor estar en Segunda que en 1ª RFEF. Xabi Alonso hizo las maletas rumbo a Leverkusen y su puesto lo ocupó Sergio Francisco, quien estuvo al frente del equipo hasta que en abril fue designado como sucesor de Imanol Alguacil.
Fue su ayudante, Iosu Rivas, quien completó la tarea de forma brillante, antes de ser promocionado para seguir siendo mano derecha de Sergio. Así las cosas, será Ion Ansotegi, el que fuera defensa central txuri-urdin, quien lleve las riendas, con el exdelantero Imanol Agirretxe como segundo de a bordo.
Kita, única incorporación
En lo deportivo, el ascenso permite mantener el bloque de la pasada campaña, con jugadores que por edad hubieran abandonado en Sanse de no haber subido. La única incorporación destacable hasta el momento es la del japonés Kazunari Kita, defensa central de 19 años y 1,89 de estatura. Llega desde el Kyoto Sanga como cedido con opción de compra por 1,5 millones de euros.
En el capítulo de bajas, el filial pierde a su mejor goleador de la pasada campaña, Mikel Goti, autor de 13 dianas. El centrocampista de Gorliz, que llegó a Zubieta procedente de Lezama, ha cumplido el objetivo de dar el salto al escalón superior. Tampoco estarán Eder García y Guibelalde –que anotó el penalti que certificó el ascenso ante el Nástic de Tarragona–, al haber optado por cruzar la A-8 en dirección contraria.
Todo apunta a que jugadores como Iñaki Rupérez –lateral de Antsoain– o Arkaitz Mariezkurrena –atacante de Astigarraga que ya tuvo bastantes minutos con Imanol el año pasado–, fluctuarán entre el primer y el segundo equipo, en función de las necesidades de los mayores. Otros como Mikel Rodríguez, Carrera, Beitia, Dani Díaz o Marchal, además de los porteros Fraga y Arana, también han tenido minutos en pretemporada con los mayores.
Veteranos con 23 años
El más experimentado seguirá siendo Peru Rodríguez. El defensa de Antzuola y capitán cumplirá su quinta temporada y es un fijo. Ya sabe lo que es jugar en Segunda, puesto que en la 2021-22, disputó tres encuentros a las órdenes de Alonso, todos ellos como titular.
Pese a no poder contar con algunos de sus pilares y de tener que tirar de la plantilla de la Real C, la pretemporada de los potrillos ha dejado buen sabor de boca, con claras victorias sobre Osasuna Promesas (4-1) y Unionistas de Salamanca (0-3), y sendos empates frente a dos conjuntos del caché del Rennes (1-1) y el Mirandés (0-0).
Para abrir boca toca recibir a un grande venido a menos como el Zaragoza, este domingo a las 17.00. El plan de la Real pasa porque el Sanse –al igual que el femenino– dispute sus encuentros como local en el ampliado Z-7 de Zubieta, que tendrá una capacidad para 4.000 personas. Pero las obras no han terminado aún, por lo que de momento el debut tendrá como escenario el estadio de Anoeta, en el que se espera una nutrida presencia de seguidores blanquillos.
Prueba de la dureza de la categoría –el paso de los filiales por ella suele ser efímero– es dar un repaso a los rivales que vendrán después, todos con pasado en Primera y muchos con aspiraciones de regresar: Málaga, Almería, Cádiz, Las Palmas… y el derbi de Ipurua el tercer fin de semana de septiembre. Casi nada. Una ‘mili’ para curtir a una plantilla en la que los más veteranos no pasan de los 23 años de edad.