«Para Trump, India no es un agente indispensable en el Indopacífico»
Jagannath Panda dirige el departamento del Centro de Estocolmo para Asuntos del Sur de Asia y el Indopacífico del Instituto de Asuntos de Seguridad y Desarrollo y es profesor de la Universidad de Varsovia.
Experto en relaciones geopolíticas en el sureste de Asia, y más concretamente en los vínculos entre India y China, Jagannath Panda sitúa a India como un actor clave en un mundo multipolar y analiza la posición de Nueva Delhi ante las presiones de EEUU y el auge de China. De sus palabras, se desprende que India mantendrá la posición de neutralidad que tuvo en la Guerra Fría y diversificará las relaciones para, a largo plazo, conseguir la autosuficiencia. «Durante la Guerra Fría, India abogó por el no alineamiento, hizo hincapié en preservar la autonomía, pese a que esto implicaba un acceso más lento a los acuerdos comerciales o de defensa occidentales», recuerda Panda en entrevista con GARA.
«Los líderes anteriores se mostraban abiertos a las negociaciones flexibles, mientras que el Gobierno actual, de orientación nacionalista, es más asertivo, proyectando a India como una potencia que no puede ser presionada. Esta asertividad es evidente en sus relaciones con EEUU, China y Rusia. En resumen, en la Guerra Fría buscaba el reconocimiento como actor independiente en un mundo bipolar, mientras que la India actual se posiciona como un actor clave en la configuración de un orden multipolar», compara.
¿Por qué la Administración Trump presiona a India con aranceles del 50% para que deje de comprar crudo ruso mientras apenas toma acciones contra China?
La presión de la Administración Trump sobre India tiene poco que ver con los mercados energéticos: es un mensaje político. Washington se ha sentido frustrado porque Nueva Delhi no reconoció ni apoyó el papel de Trump en acontecimientos pasados del sur de Asia, como el alto el fuego entre India y Pakistán, y esta sensación de ser «ignorado» se refleja en su enfoque punitivo.
Para Donald Trump, India no es indispensable en el Indopacífico, y utiliza tácticas de presión para recordar a Nueva Delhi sus vulnerabilidades.
Al mismo tiempo, desalentar la cooperación entre India y Rusia tiene un doble propósito: debilitar una de las relaciones de defensa más duraderas de Moscú y complicar cualquier convergencia entre India y Rusia.
¿Por qué Donald Trump amenaza particulamente a los BRICS?
Cree que la agrupación podría ser un contrapeso al dominio económico y estratégico de EEUU. India y China poseen la escala demográfica y económica necesaria para alterar los equilibrios de poder global, particularmente al cooperar con Rusia. Por lo tanto, para desestabilizar al bloque, ataca a sus miembros individualmente. El objetivo no es necesariamente desmantelar a los BRICS, sino impedir que funcionen como una unidad cohesionada capaz de desafiar la influencia estadounidense.
El principal proveedor de armas de India es Rusia, su principal mercado de exportación es EEUU y su principal socio comercial es China. ¿Esta política es sostenible a largo plazo?
La autonomía estratégica sigue siendo el pilar central de la política exterior india y es improbable que la abandone. Sin embargo, esta autonomía no implica equidistancia con todos los centros de poder: India sigue cada vez más la alineación sin alianza. Esto significa trabajar selectivamente con EEUU en la seguridad marítima del Indopacífico, colaborar con Rusia en la adquisición de material de defensa y mantener abiertas las cadenas comerciales con China.
La sostenibilidad de este modelo depende de la destreza con la que India pueda gestionar las contradicciones entre estas relaciones. A largo plazo, el desafío residirá en reducir la dependencia excesiva de un solo socio, para así reforzar sus aspiraciones multipolares y garantizar que Nueva Delhi siga siendo indispensable para todos los actores, pero sin estar en deuda con nadie. Este equilibrio, por difícil que sea, es la mejor opción en un mundo cada vez más polarizado.
¿Las acciones de Trump son contrarias a los intereses a largo plazo de EEUU?
Sí, el enfoque de Trump contradice los intereses a largo plazo de EEUU en Asia. Durante casi dos décadas, los responsables políticos estadounidenses invirtieron en consolidar a India como posible contrapeso a China.
Este esfuerzo culminó en hitos como el acuerdo nuclear indo-estadounidense de 2008, el aumento de las ventas de material de defensa y la institucionalización de plataformas como el Quad. Sin embargo, Trump opera con impulsos tácticos a corto plazo. Sus abruptas escaladas arancelarias y sus exigencias coercitivas tienen el riesgo de distanciar a India y erosionar la confianza construida. Además, al socavar el Quad, Trump debilita el marco diseñado para equilibrar el ascenso de China en el Indopacífico. De hecho, sus políticas podrían impulsar a India a diversificar aún más sus relaciones hacia Rusia, Europa o, incluso, a ampliar con cautela sus lazos con China, disminuyendo así la influencia estadounidense.
¿Podría esta situación alterar la alianza con actores occidentales en materia de defensa?
India nunca ha dependido exclusivamente de Occidente en materia de defensa y es improbable que la presión estadounidense altere esta situación. Rusia sigue siendo un proveedor crucial, mientras que Francia se ha vuelto crucial gracias al acuerdo con el [avión de combate] Rafale y a sus proyectos navales. Israel y Corea del Sur desempeñan un papel cada vez mayor en tecnologías de nicho y programas de desarrollo conjunto.
El ecosistema de defensa está estructurado para evitar la dependencia excesiva de un único proveedor, fortaleciendo así su autonomía y garantizando su resiliencia en situaciones de crisis. Las tácticas de presión de Trump no descarrilarán esta trayectoria. En todo caso, India intensificará sus esfuerzos para desarrollar su base nacional de fabricación de defensa bajo la iniciativa Atmanirbhar Bharat. Esta estrategia combina la diversificación de actores exteriores con la producción autóctona y está diseñada para resistir la coerción externa.
Ayer, en el marco de la Organización de Cooperación de Shanghai, Modi visitó China por primera vez desde 2018. Teniendo en cuenta el incidente fronterizo en Ladakh que enturbió las relaciones entre China e India desde 2020, ¿podrán normalizarse las relaciones entre ambos países?
India busca recalibrar la relación de forma pragmática. Durante décadas, China ha sido tanto competidor como socio, y Nueva Delhi comprende que no puede ignorarse el peso económico de Pekín. Tras años de tensiones fronterizas, las recientes reuniones de alto nivel sugieren un esfuerzo por estabilizar las relaciones. India quiere mantener los canales abiertos, participar donde sea posible el beneficio mutuo y, al mismo tiempo, resistir firmemente la asertividad china en la frontera o en el Indopacífico. En este sentido, India no está abandonando la desconfianza hacia China, sino que está demostrando madurez diplomática al combinar la competencia con la cooperación selectiva.
India necesita los componentes y minerales chinos para fabricar los productos que más tarde exporta. ¿Cómo podría reducir su actual vulnerabilidad económica con respecto a China?
La dependencia económica, especialmente en minerales críticos e insumos para la fabricación, constituye un importante desafío estratégico. A corto plazo, Nueva Delhi no puede eliminar esta vulnerabilidad, pero puede gestionarla mediante la diversificación. Por ejemplo, India ya ha comenzado a abastecerse con minerales críticos de Australia y Canadá, a la vez que desarrolla sus propias reservas. Simultáneamente, India está protegiendo sectores sensibles como las telecomunicaciones, la electrónica y la infraestructura digital.
A medio plazo, la estrategia de India se centra en el desarrollo de sectores de alto valor como las baterías, los semiconductores y las energías renovables. Sin embargo, la cooperación con China en áreas menos sensibles, como la importación de fertilizantes o materias primas, podría continuar por necesidad. Este enfoque dual, que combina autosuficiencia, diversificación y reciprocidad selectiva, ofrece la vía más realista para mitigar la vulnerabilidad y, al mismo tiempo, sostener el crecimiento económico.
¿Qué ventajas geoestratégicas tiene India sobre China?
En primer lugar, como principal democracia del mundo, India goza de mayor legitimidad internacional, en particular para sus socios occidentales. Esto le permite forjar alianzas con mayor facilidad que China, país que a menudo es visto con recelo debido a sus prácticas autoritarias. En segundo lugar, su posición geográfica en el corazón del océano Índico le otorga una ventaja natural para controlar rutas marítimas vitales del comercio global. En tercer lugar, su perfil demográfico, con una población más joven, le confiere mayor dinamismo económico a largo plazo.
¿Qué causas podrían desencadenar problemas futuros entre India y China?
La disputa fronteriza sigue siendo el problema más arraigado sin resolver, y es improbable que se solucione a corto plazo. Más allá de la frontera, la estrecha colaboración de China con Pakistán añade otra capa de fricción, ya que el apoyo económico y militar de Pekín a Islamabad socava directamente los intereses de seguridad de India. La cuestión tibetana, en particular la de la reencarnación del Dalai Lama, es otro punto delicado: India proporciona refugio al líder espiritual tibetano.
En conjunto, estos problemas garantizan que, incluso si se amplía el compromiso comercial o diplomático, la relación seguirá siendo frágil, vulnerable a escaladas de tensión repentinas, y estará marcada por una profunda desconfianza.