Ética del reciclaje
‘LE CRI DES GARDES’
Estado Francés, 2025. 109 minutos. Dirección: Claire Denis, Guion: Claire Denis, Andrew Litvack, Suzanne Lindon. Intérpretes: Isaach de Bankolé, Matt Dillon, Mia McKenna-Bruce, Tom Blyth.
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Una noche, cuatro cuerpos quedan varados en la oscuridad, incomunicados a pesar de su elocuencia. Tres blancos (Dillon, Blyth, McKenna-Bruce), uno negro (De Bankolé). Como en ‘The End’ de Joshua Oppenheimer, en ‘Le cri des gardes’ Claire Denis da un volantazo a sus fogosas últimas películas mientras aspira, única y exactamente, a reciclar desde el cine los preceptos híper cerebrales del folleto que adapta.
Primero: sobre el barracón de ‘Combat de nègre et de chiens’ (1979), la francesa reconfigura telones de fondo que las horizontales de hojalata y tierra ponen a su disposición (contenedores, valla, la cuneta del perro muerto), en un ejercicio de flexibilidad visual que dispara las fronteras evidentes del espacio. Con la misma musculatura, la cineasta rompe la calidad de su propia imagen, confinando al más bruto del reparto (Blyth) a la impureza del vídeo casero mientras encierra la muerte del obrero en un suntuoso paréntesis onírico.
Del ajedrez marmóreo que invoca la espera de De Bankolé, figura mítica endurecida por las cicatrices 37 años después de ‘Chocolat’, Denis pasa a una cercanía mareante para con el capataz blanco y su mujer, dos colonos tan preocupados como Isabelle Huppert en ‘Una mujer en África’, o como nosotres. Pero no parece haber reparación posible al final de una noche que acaba en absurdo, entre cadáveres, botellas rotas de champán, buitres y fuegos artificiales.
Ahora, hay valor en sostener los andamios simbólicos oxidados de la obra original sin actualizaciones de cortesía ni pantomima emotiva alguna. Un ejercicio de compromiso, si se quiere, con agotar todas las posibilidades expresivas y políticas del texto. También, un epílogo a la esperanza… Al final de la noche, la vida vuelve a su cauce.