En busca de Sorrentino, finalmente ha aparecido Isco

Nanni Moretti va a quedar como el único director de cine italiano presente en Donostia durante este 2025. El cineasta romano estuvo grabando parte de su nuevo trabajo, ‘Sucederá esta noche’, en frente del Palacio Miramar, pero los fans se han ido con las manos vacías de la alfombra roja donde tenía que estar Paolo Sorrentino, presente en la sección ‘Perlak’ de Zinemaldia con su ‘La Grazia’, ganadora en Venecia de la Coppa Volpi para el mejor actor, Toni Servillo.

Sorrentino no se ha dejado ver, pero parte de los actores sí. Una presencia discreta, la de Anna Ferzetti por ejemplo, que interpreta a Dorotea, hija de Mariano De Santis, el presidente de la República italiana que protagoniza la historia. Probablemente los aficionados donostiarras se esperaban una participación más contundente: el mismo Sorrentino o Toni Servillo, o quizás a Rufin Doh Zeyenouin, el marfileño que hace de Papa (negro) en ‘La Grazia’, o Milvia Marigliano, la exuberante Coco Valori amiga del corazón del protagonista.

La ausencia del director napolitano no ha cambiado la opinión del público, que dedicó a la película un larguísimo aplauso al acabar al estreno el domingo por la mañana en el Victoria Eugenia, con colas también para la segunda proyección. Aplausos y gritos, carcajadas y momentos de seriedad, como respuesta a un filme que ha reavivado la carrera de Sorrentino, un poco estancada sobre todo después de ‘Parthenope’, una obra que parecía haber limitado al director premiado con un Oscar por ‘La gran belleza’ a una especie de día de la marmota al estilo napolitano.

Ahora no, ‘La Grazia’ ha devuelto en primer lugar a Sorrentino a sus historias personales, al hilo de la reflexión moral, y a su sabiduría en la utilización del medio cinematográfico (ver para creer algunas escenas de ‘La Grazia’, como el recibimiento del presidente portugués bajo la lluvia al ralenti) mezclada con la música. Habría sido muy bonito ver desde cerca en el desfile de la alfombra roja también a Gué Pequeño, el rapero que se interpreta a sí mismo en la película, con su canción adorada por el presidente De Santis, otro detalle muy sorrentiniano en un trabajo que en realidad es mucho más profundo que otros supuestamente serios.

Una pena también que no se hayan cruzado en el desfile donostiarra Sorrentino e Isco, el futbolista del Real Betis que ha pasado por la alfombra roja justo después de los actores de ‘La Grazia’ para promocionar ‘El silencio - La resiliencia de Isco Alarcón’, el documental sobre la lesión que le impidió participar en la Eurocopa de 2024. Con sus muletas, por la fractura de peroné que lo ha apartado de los terrenos de juego, Isco ha estado sonriendo con sus fans, haciéndose selfies y firmando autógrafos. Un número 10 puro como él le hubiera gustado mucho a Sorrentino, cuya productora se llama exactamente así, Numero10, en recuerdo a Diego Armando Maradona. Un Maradona protagonista indirecto de la penúltima película del director napolitano, antes de ‘Parthenope’, ‘Fue la mano de Dios’. No, en este Zinemaldia se han notado más las muletas de Isco.