El Gobierno federal de EEUU cierra por el desacuerdo sobre el presupuesto
El Gobierno federal de EEUU cerró su actividad «no esencial» por el desacuerdo entre republicanos y demócratas para consensuar una financiación provisional. Decenas de miles de funcionarios serán suspendidos temporalmente. Los demócratas exigen garantizar la financiación sanitaria.
La incapacidad de republicanos y demócratas para acordar un presupuesto antes de la fecha límite fijada para ayer activó un cierre del Gobierno federal de EEUU. Los republicanos solo lograron dos de los siete votos demócratas que necesitaban en el Senado para aprobar un paquete de financiación provisional que habría mantenido plenamente operativo al Ejecutivo otras siete semanas.
Los demócratas tampoco lograron los 13 apoyos que requería su propuesta presupuestaria, que destina más financiación para sanidad y que fue rechazada ayer mismo en la Cámara Alta.
Antes de aprobar los presupuestos, los demócratas exigen que se renueven subsidios del programa Obamacare que expiran este año y que se revoquen recortes en materia sanitaria incluidos en la gran ley de rebaja fiscal y presupuestaria que impulsó el presidente, Donald Trump, algo que los republicanos solo quieren negociar una vez se aprueben las partidas económicas.
La clave reside en cuánto durará este pulso. Las fuerzas policiales, el Ejército, los aeropuertos o la seguridad social seguirán funcionando, pero los funcionarios en estas áreas no cobrarán sus sueldos hasta que los dos partidos resuelvan sus diferencias y aprueben un presupuesto nuevo.
Otros miles de funcionarios que realizan labores consideradas no esenciales serán suspendidos sin sueldo hasta que finalice el cierre. El Departamento de Educación indicó que casi todos sus empleados federales serían suspendidos temporalmente. Según un plan de contingencia del Departamento del Interior, los parques nacionales permanecerán parcialmente abiertos, pero decenas de lugares turísticos van a empezar a cerrar.
El Departamento de Seguridad Nacional mantendrá sus operaciones al ser consideradas «esenciales, incluidas las redadas migratorias», una de las prioridades de Trump.
Pero más de 200.000 empleados de agencias de seguridad e inmigración seguirán trabajando sin recibir salario. Los controladores aéreos y el personal de la Administración de Seguridad en el Transporte, responsables de los controles en aeropuertos, dejaron de cobrar ayer. Según la portavoz del Poder Judicial, Jaculine Koszczuk, los tribunales disponen de fondos para funcionar hasta mañana.
La amenaza de cierres ha sido más frecuente a medida que ha aumentado la polarización política del país, pero en la mayoría de los casos se lograba un compromiso de última hora. El último y más largo cierre parcial del Gobierno federal se prolongó durante un mes durante el primer mandato de Trump, en 2018.
Esta vez, las consecuencias pueden ser más graves. La Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca indicó a las agencias que se preparen para llevar a cabo despidos permanentes.
«No se puede tomar al Gobierno como rehén solo porque se quiere negociar sobre los costos de la atención sanitaria. Hagamos esa negociación, pero hagámosla abriendo el Gobierno y asegurando que los servicios esenciales se presten de verdad al pueblo estadounidense», reclamó el vicepresidente, JD Vance, que vaticinó que «a medida que aumente la presión política y sigan estas negociaciones, veremos a más y más demócratas ponerse del lado de la razón y reabrir el Gobierno».
Sin embargo, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, advirtió, de que su partido no cederá aunque la suspensión de las operaciones federales se prolongue varias semanas.