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Además de no investigarse, a las deportistas no se las escucha: «No somos un hombre pequeño»

En la jornada de la EHU sobre mujeres, deporte e igualdad, las investigadoras y profesoras Virginia Arianna Aparicio y Rocío Cupeiro han incidido en que falta investigación sobre las diferencias biológicas entre sexos, además de escuchar a las deportistas para tener en cuenta sus ciclos menstruales.

Virginia Arianna Aparicio durante su ponencia en Gasteiz. (Endika PORTILLO | FOKU)

En las investigaciones sobre rendimiento deportivo y, llevado a la práctica, en los planes de entrenamiento, históricamente no se han tenido en cuenta las características biológicas específicas de la mujer, como la influencia del ciclo menstrual y las hormonas, la capacidad pulmonar diferente, la mayor capacidad de recuperación o la mayor tolerancia al dolor.

Así lo ha subrayado este viernes en la Facultad de Educación y Deporte de lEHU la profesora de fisiología de la Universidad de Granada, Virginia Arianna Aparicio. En su conferencia durante la jornada sobre mujeres, deporte e igualdad, ha explicado las diferencias biológicas entre hombres y mujeres y cómo estas afectan al rendimiento deportivo.

Aparicio ha dejado claro que, para certificar estas diferencias, «parece que estamos esperando la evidencia de artículos científicos, cuando las mujeres llevan diciéndolo desde hace mucho tiempo».

Entre otras cosas, la necesidad protéica de las mujeres es diferente, se recuperan más rápido del esfuerzo, tienen un corazón más elástico, los pulmones más grandes, mayor tolerancia al dolor, mayor tendencia a lesiones en los ligamentos... En funciones ejecutivas, no hay diferencia respecto a los hombres, aunque se crea que sí, ha matizado.

Un ejemplo de que «las mujeres no somos un hombre pequeño» es que, cuando se ha incorporado a la mujer como objeto diferenciado en la investigación, se ha descubierto recientemente que la mitad de los restos de mujeres del paleolítico correspondían a cazadoras. Es decir, es falso que solo los hombres se dedicaran exclusivamente a esta actividad. Además eran corpulentas y con más resistencia, lo que ha llevado a catalogar restos de mujeres como restos de hombres «desde un prisma androcéntrico».

Por lo tanto, el motivo por el que «tu plan de entrenamiento es el de un hombre cis de 25 años» es que las mujeres «no estamos investigando y formulando hipótesis», explica Aparicio. «Las hipótesis parten de la experiencia», por lo que, si es un hombre el que investiga, habrá carencias y falta de investigación.

Falta de monitorización

Después de la profesora de la Universidad de Granada ha tomado la palabra Rocio Cupeiro, entrenadora e investigadora de la Universidad Politécnica de Madrid, para aclarar las formas en las que el ciclo menstrual afecta al rendimiento deportivo, en cualquier nivel.

Ha empezado por explicar el propio ciclo, algo desconocido para las deportistas y para muchas mujeres. Consta de varias fases: la folicular temprana, cuando ocurre el sangrado y las hormonas están muy bajas; la tardía, en la que se da un pico en las hormonas; el momento de la ovulación; y la lútea, en la que la progesterona está en sus máximos.

Así, Cupeiro ha advertido de que, el nivel de hormonas varía mucho de mujer a mujer y un ciclo normal dura entre 21 y 35 días. En cuanto a rendimiento, la fase folicular temprana es la peor, mientras que la más beneficiosa es la folicular tardía.

Sin embargo, los estudios que se han publicado sobre este tema observan diferencias muy pequeñas, por lo que no se les da importancia y concluyen que el ciclo menstrual no influye en el rendimiento deportivo. Según Rocío Cupeiro, como el ciclo no se monitoriza igual que otros procesos como el sueño, realmente no se sabe si influye o no.

Sintomatología

Por ello, lo que afecta al rendimiento deportivo es la sintomatología, que puede traducirse tanto en dolores como en síntomas cognitivos como la niebla mental, síntomas gastrointestinales o falta de sueño. Asimismo, otra cara de la sintomatología es la presión de ciertas deportistas por llevar ropa blanca con el riesgo de mancharla o la incomodidad de un bañador.

Además, Cupeiro ha coincidido con Virginia Arianna Aparicio en el peligro que supone que en el mundo del deporte esté normalizada la amenorrea. Es decir, la ausencia de la menstruación durante varios meses. También se han mostrado preocupadas por el uso de la píldora anticonceptiva, que afecta negativamente al rendimiento y se usa como «parche» para otros problemas.

Ante la falta de monitorización del ciclo, «lo que hay que hacer es simplemente escucharla», ha resumido Cupeiro. «No es solo reducir la carga, hay que llevar un registro, porque la deportista no tiene el conocimiento suficiente». Para eso, lo primordial es «normalizar hablar de este tema y romper tabúes».