Las familias no se rinden a pesar de la absolución del «soldado F»
Los tribunales y la ley no siempre imparten justicia, como demuestra la absolución del soldado acusado de matar a dos civiles y el intento de acabar con otras cinco personas durante el Domingo Sangriento de Derry. El veredicto no refleja inocencia, sino la imposibilidad de declararle culpable.
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Cincuenta años de lucha de los familiares de los catorce muertos por los disparos del regimiento paracaidista británico durante una marcha por los derechos civiles en Derry el 30 de enero de 1972 no ha llegado a su fin a pesar del veredicto que ha absuelto al llamado «soldado F», acusado de la muerte de dos civiles durante lo que se ha dado en llamar el Domingo Sangriento.
No obstante, son conscientes de que el paso del tiempo, el fallecimiento de muchos de los testigos, la falta de pruebas forenses (el Ejército británico hizo desaparecer las armas usadas por los soldados en la masacre) y la negativa de los militares que sobreviven a declarar para no autoinculparse, así como la falta de colaboración por parte del Gobierno británico, son los principales obstáculos para obtener un veredicto contra los responsables de las muertes de sus padres y hermanos.
En su sentencia de ayer, el juez Patrick Lynch criticó duramente las acciones de los soldados F, G, H y otro soldado identificado como E, todos presentes en Glenfada Park North, donde William McKinney, de 26 años, y James Wray, de 22, murieron tiroteados.
El juez afirmó que los exparacaidistas habían mentido repetidamente, e incluso se mostró convencido de que los soldados tenían la intención de matar al abrir fuego y que «habían perdido todo sentido de disciplina militar». Sostuvo que quienes recibieron los disparos estaban desarmados y no representaban una amenaza, y que los soldados «no actuaron en legítima defensa».
Sin embargo, el juez abordó entonces la cuestión de si el tribunal podía basarse en las pruebas contenidas en las declaraciones de G y H para condenar al soldado F, quien se negó a declarar durante el juicio de cinco semanas.
«Independientemente de las sospechas que pueda tener el tribunal sobre el papel de F, este tribunal está limitado por las pruebas debidamente presentadas ante él», declaró. «Por lo tanto, declaro al acusado inocente de los siete cargos», concluyó.
John Kelly, cuyo hermano Michael murió en el Domingo Sangriento, dijo que habían entrado al juzgado de Belfast con esperanza, pero que se marcharon decepcionados. Sin embargo, las familias y sus equipos legales valoran que al menos el soldado F se haya enfrentado a un juicio, ya que durante décadas se les había negado tal posibilidad.
Ahora queda por ver cuál será el impacto de la decisión del juez sobre otras investigaciones abiertas contra los soldados involucrados en el Domingo Sangriento.
Si no es por las muertes, la Fiscalía podría reabrir el caso de perjurio contra los soldados que se había desestimado en 2024, ya que en su sentencia sobre el caso del soldado F, el juez Lynch afirmó que algunos de los soldados habían cometido perjurio. «Sostengo que los testigos han mentido sobre los hechos en varias ocasiones», afirmó.