Las fuerzas de ultraderecha podrían conquistar hoy un tercio del Parlamento de Países Bajos
Tras el colapso de la coalición de Gobierno en junio, el pequeño país del norte de Europa celebra hoy comicios anticipados. La ultraderecha de Geert Wilders perdería apoyos, pero se mantendría como fuerza más votada en los Países Bajos. En el centro-derecha, destacaría el resurgir democristiano.
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La vivienda, el sistema de salud y, como es habitual desde hace demasiado tiempo, el control de las personas migrantes marcan las elecciones anticipadas que hoy se celebran en los Países Bajos. En liza hay 27 formaciones que se disputan los 150 asientos del Parlamento. 16 de ellas podrían conseguir al menos un escaño.
Si las encuestas aciertan, las fuerzas de ultraderecha unidas podrían superar los 50 diputados, mientras el resto de sitios estarían reservados en su mayoría para formaciones sistémicas que llevan años escorándose a la derecha. Entre ellas, destacaría el resurgir de la Llamada Demócrata Cristiana (CDA).
Estas elecciones llegan después de que el islamófobo Geert Wilders hiciera caer la coalición de Gobierno el junio pasado. Los partidos tradicionales le habían levantado el veto tras las elecciones de 2023, cuando el partido de Wilders se convirtió en la fuerza más votada, aunque el político de característica melena rubia no consiguió ser envestido primer ministro: el elegido fue el desconocido funcionario Dick Schoof.
Tras once meses de gobierno, las mentiras sobre los migrantes que condicionaron la anterior campaña electoral y la misma legislatura terminaron por devorar a la alianza cuando Wilders presentó diez demandas inaceptables relacionadas con los solicitantes de asilo.
Como sus aliados las rechazaron, Wilders y sus ministros abandonaron el Gobierno. En total, como apuntó Sebastiaan Faber en 'Ctxt', la coalición costó formarla 223 días y duró 336.
Así, 13 millones de personas están llamadas a las urnas por tercera vez en cinco años. Las encuestas reflejan que las formaciones que estuvieron en la coalición anterior perderían apoyo: el Partido por la Libertad (PVV), el Partido Popular para la Libertad y la Democracia (VVD), Nuevo Contrato Social (NSC) y el Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB).
Además, las encuestas indicarían un ascenso de la ultraderecha y una reagrupación de la derecha tradicional en la CDA. La izquierda, estancada, encabezada por la alianza formada por la Izquierda Verde y el Partido del Trabajo (GL-PvdA), seguiría sin ser suficientemente atractiva como para ser una alternativa que imponga un cambio de rumbo en las políticas liberales de los Países Bajos.
Aunque se augura un empate con la CDA, cualquier alianza que les incluya tendría un regusto de centro-derecha.
Las ultraderechas
En el lado de la ultraderecha, las encuestas vaticinan que el PVV de Wilders volvería a vencer en las elecciones, aunque se dejaría ocho escaños y rondaría los 29; la lista JA21, del populista Joost Eerdmans, podría saltar de un solo escaño hasta más allá de los 9; el partido 50PLUS, centrado en la tercera edad, entraría con 2; el BBB, que supuestamente defiende los intereses de los agricultores, bajaría hasta los 4; y Foro para la Democracia, encabezado por la polémica Lidewij de Vos, duplicaría su apoyo hasta los 6. En total, alrededor de 50 escaños.
«El PVV perderá algo de apoyo, pero no demasiado. La mayoría de sus votantes se mantienen firmes y aceptan la explicación de Wilders de que tuvo que abandonar el anterior gobierno porque se le impidió llevar a cabo sus políticas», explica Tom Louwerse, director de investigación del Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Leiden.
«JA21 está ganando apoyo, en parte procedente del PVV, pero también del VVD, NSC y el BBB. En resumen, muchos de sus nuevos votantes son personas que antes votaron por alguno de los antiguos partidos de la coalición.
Entre los motivos se observa que desean un gobierno de derechas, pero que sea aceptado: ven que el PVV ha sido excluido por el VVD, la CDA, GL-PvdA y D66, por lo que su participación en el gobierno es poco probable, y por eso optan por un partido con un programa parecido, pero que no esté excluido», añade quien subraya que «JA21 quizá sea menos explícito [que Wilders], pero también tiene planes radicales en materia de migración».
Muhsin Köktas, presidente del Organismo de Contacto para los Musulmanes y el Gobierno, explica que ya no existe reparo en mostrar un discurso islamófobo en los Países Bajos.
«Antes también había personas con las ideas de Wilders, pero no querían hablar públicamente. Tenían miedo a ser vistos como racistas. Ahora, todos pueden decir lo que piensan», recuerda este turco en el barrio multicultural de Lombok, en Utrecht.
«En los años 80 teníamos más contacto con nuestros vecinos. De hecho, gente [sin origen migrante] que vive en zonas multiculturales vota por Wilders», lamenta Köktas, quien subraya que «los políticos tratan de poner fronteras en mi identidad, en mi entorno, y para muchos soy un asunto de seguridad».
El regreso de la CDA
La campaña electoral ha estado marcada por la migración y la falta de vivienda. Se necesitan alrededor de 450.000 casas en los Países Bajos y la derecha y la ultraderecha han buscado ligar la llegada de solicitantes de asilo a la crisis habitacional.
Jasper, de 32 años, estudiante de psicología de la educación en la Universidad Erasmo de Róterdam, dice que «la crisis de vivienda es un gran problema para personas de mi edad».
Si bien rechaza el discurso islamófobo y no culpa a los migrantes de la falta de viviendas, cree necesarios ciertos procedimientos de control para los solicitantes de asilo.
Centrista, asegura que votará por la CDA: «Henri Bontenbal sabe conectar con la gente. Me gusta mucho. El centro es bueno y me gusta que él sea de centro, porque hay extremistas a ambos lados. De hecho, a los neerlandeses les gusta el centro».
La CDA es favorita para encabezar las negociaciones para formar gobierno, para lo cual necesitaría el apoyo del centrista Demócratas 66 (D66), que subiría ocho puntos, hasta los 17, y se convertiría en el partido visagra de cualquier coalición.
La CDA saltaría de 5 a más de 22 diputados. Un éxito que se sustenta en la suma de la frescura de su nuevo líder, Henri Bontenbal, y la estabilidad de unas siglas con solera. De hecho, muchos de sus votantes regresarían precisamente de una de sus escisiones, NSC, que podría perder los 20 diputados que conquistó en 2023.
«En las encuestas, la CDA está empatada en segundo lugar con GL-PvdA. Creo que la razón principal no es su líder, sino su posición como opción de referencia para los votantes de centro y centro-derecha descontentos con el actual gobierno, del mismo modo que JA21 lo es para los votantes de derecha extrema.
El NSC se ha derrumbado por completo, y la CDA es la alternativa natural», considera Louwerse, quien insiste en que «las ganancias se deben sobre todo a la estructura del partido y a la disponibilidad de votantes de centro y centro-derecha».
Más a la derecha, el liberal VVD, dirigido por Dilan Yesilgöz, hija de migrantes turcos y de pronunciada verborrea antimigrante, continuaría cayendo, aunque ha reducido la sangría de votos en las últimas semanas y bajaría de 24 a 20 diputados.
Así, una vez concluida la era Mark Rutte, la formación que encabezó coaliciones durante tres lustros podría pasar a un segundo plano, principalmente por haber replicado el discurso de Wilders. La copia, de nuevo, no funciona cuando existe la versión original.
La izquierda, a la deriva
En la izquierda la situación no es esperanzadora. Permanece estancada, obligada a aspirar a ser uno de los integrantes de una coalición de varios partidos de centro y de derecha.
Así, la alianza GL-PvdA que dirige Frans Timmermans mantendría casi todo su apoyo y obtendría alrededor de 22 diputados.
Más a su izquierda, aunque culturalmente conservador, el Partido Socialista (PS) aspiraría a conquistar 4 escaños, dejándose uno. La noticia más reseñable en la apatía de la izquierda sería que la formación BIJ1 consiguiera un escaño, aunque lo tiene difícil.
«Votaré por BIJ1. Es un partido diverso centrado en la lucha de clases. Me conformo con que obtenga un escaño para que comparta su voz en el Parlamento», reconoce Sam, de 25 años, periodista que en realidad se dedica al mundo de la música.
«Los partidos de izquierda no son realmente de izquierda. Son partidos socialdemócratas que apoyan el sistema capitalista. Eligieron reformar el sistema en lugar de a ir a por la revolución. Necesitamos un verdadero movimiento obrero como el que teníamos antes en la Guerra Fría», sentencia.
Una vez que los políticos tengan los resultados definitivos empezarán a hacer cábalas para formar coaliciones. La negociaciones podrían durar meses y, salvo sorpresa, se necesitarían al menos cuatro. Tom Louwerse analiza las posibilidades.
«Si una coalición CDA-D66-VVD-JA21 logra la mayoría, sería la preferencia del VVD, JA21 y quizá también de la CDA, pero no de D66. La cuestión es si podrían ser persuadidos, como ocurrió en 2021, por el VVD y la CDA para aceptar un cuarto partido que no les gusta», explica como opción a la derecha.
«Sin embargo, las encuestas indicarían que esta coalición ni siquiera sería posible, porque no obtendría mayoría, por lo que la participación de GL-PvdA sería más probable. No obstante, el VVD ha declarado que no le gustaría esta opción. Así que la cuestión es cuán lejos están la CDA, GL-PvdA y D66 de la mayoría, y si existen otros partidos, tanto a la izquierda como a la derecha, que puedan dar a esta coalición la mayoría necesaria», añade.