Toti Martínez de Lezea presenta quince relatos en su nuevo libro, ‘Voces’
Quince relatos componen la nueva publicación de Toti Martínez de Lezea, ‘Voces’. Ve la luz en castellano y euskara. «Cada relato podría ser una novela», ha subrayado la autora. Uno de los relatos está dedicado a su madre, nadadora de competición en unos tiempos difíciles, tras la guerra del 36.
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El triste final de unos jóvenes enamorados, disputas por el mando y la fama, el amor imposible, la paranoia inquisitiva de los tiempos de brujas, la obsesión por hacerse con el dinero y el ascenso social, las aventuras de un indiano lejos de casa, la vida cotidiana de tantas mujeres, la lucha de una mujer deportista para conseguir su objetivo, la soledad de una mujer que lo abandona todo por el éxito, la ‘ceguera’ inducida por las nuevas tecnologías, el bombardeo sobre Gernika... la temática que Toti Martínez de Lezea aborda en su nuevo libro es variada.
«Toti vuelve a sorprendernos con otra obra donde da muestras de su gran imaginación y capacidad narrativa, quien recupera la esencia de los relatos cortos», indicó J.A. Iturri, miembro de la editorial Erein.
Los protagonistas son tanto hombres como mujeres, aunque destaca la presencia de estas últimas, explicó Iturri. «Conozco más lo que es ser mujer que lo que es ser hombre», dijo la autora. El libro tienen bastantes dosis de humor. «Cada relato podría ser una novela, en realidad son quince mininovelas», subrayó la escritora. Dos de ellos, ya escritos, esperaban en un cajón a ver la luz. El resto los ha escrito ahora. Están ambientados en el siglo X y en el siglo XXI.
Autora de numerosas novelas, en esta ocasión Martínez de Lezea se ha decantado por el relato. «Aunque era lo que la editorial quería, yo no estaba por la labor de escribir una novela», contó la escritora gasteiztarra afincada en Larrabetzu. Se trata de un género que le gusta mucho. «Al público le gusta menos, pero parece que cada vez, con esto de las prisas que tenemos en el día a día, les gusta más que les cuente una historia rápida. No tenemos dos o tres horas al día para leer un libro».
Considera que un relato exige más que una novela. «En una novela te puedes dedicar a describir una situación o un paisaje. En cambio, en un relato tienes que ir a lo que tienes que ir y a la vez describir ese paisaje con menos palabras. Se juzga más rápidamente un relato que una novela, eso está claro. Hay buenos relatistas, de hecho, todos los grandes escritores han escrito relatos. Es una apuesta también, es un un desafío, a ver si soy capaz».
«Necesitas mucha imaginación para cambiar de épocas, cambiar de escenarios, cambiar de personajes», le dijo Iturri. «Sí, eso entra dentro del oficio. Me gustaría recalcar que esto de la escritura es un ofici», agregó.
Como es habitual en Martínez de Lezea, y gracias a Erein, coinciden en el tiempo las dos versiones, la original en castellano y la traducción al euskara –“Ahotsak”–, obra de Miren Arratibel.
La autora mostró su agradecimiento a la editorial por la oportunidad que le ofrece. «Es una de las razones por las que trabajo con Erein. Llevo 20 años con ellos y no tengo intención de cambiar, aunque he tenido ofertas», explicó.
Uno de los relatos está dedicado a su madre. «Es una de las mujeres que más admiro. ¿Por qué? Porque fue una mujer que en los años de la posguerra fue capaz de ir contra la sociedad. Fue nadadora de competición en tiempos en los que los horarios de piscina para hombres y mujeres estaban separados. Y las mujeres tenían que llevar unos trajes de baño con unas faldas hasta la rodilla», recordó.
«Y nadaba con hombres, entrenaba con hombres, viajaba con hombres y además llevabaunos trajes de baño de tela que se pegaban al cuerpo al salir del agua y no llevaba falda, lógicamente, porque si no se iba al fondo. En Vitoria-Gasteiz la pusieron verde. Eso es feminismo, luchar por la igualdad, luchar por los mismos derechos de hombres y mujeres», contó.
La referencia directa a su madre es excepcional, ya que evita escribir sobre su familia. «Si lo hago me voy a implicar y no quiero», explicó.