Denuncias por los daños causados en el ábside de la catedral de Bilbo
El arquitecto Iñaki Uriarte, junto con la asociación vecinal Bihotzean, ha presentado sendas denuncias ante la Ertzaintza por daños y en el juzgado de guardia por presuntos delitos contra el patrimonio arquitectónico y prevaricación por la intervención realizada en el ábside de la catedral de Bilbo.
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El arquitecto Iñaki Uriarte ha presentado este jueves sendas denuncias ante la Ertzaintza y el juzgado de guardia por los daños causados en el ábside de la catedral de Santiago, en Bilbo. Este defensor del patrimonio ha puesto en conocimiento de la Policía autonómica «los gravísimos daños y mutilaciones» detectadas al eliminar los locales comerciales adosados al templo y en el Juzgado de Instrucción nº 5 ha presentado una denuncia por presuntos delitos contra el patrimonio arquitectónico y prevaricación en el proyecto de intervención.
No es la primera iniciativa que Uriarte realiza en torno a este lugar. Él y la asociación vecinal Bihotzean –en este caso ambos también participan– denunciaron en una comparecencia en marzo pasado la «mercantilización» de ese bien público y criticaron que detrás del plan de restauración de la trasera de la catedral solo estaba el interés de una cadena de heladerías por ampliar su anterior negocio.
Más tarde, en junio, en una comisión de Juntas Generales de Bizkaia, la Diputación aseguró que no tenía nada que objetar a la reinstalación de negocios en el ábside de la catedral, después de las obras de restauración que se habían acometido para recuperar ese Bien Cultural Protegido. Los meses han pasado y sigue sin acometerse ningún proyecto en el ábside rehabilitado.
En la denuncia dirigida a la Sección Central de la División de Investigación Criminal y Policía Judicial de la Ertzaintza, en concreto a su Sección de Delitos contra el Patrimonio Cultural, el arquitecto alerta de la eliminación de nueve contrafuertes del ábside de Santiago, «sin poder precisar cuándo, cómo y por quiénes se han producido». Asimismo, advierte del elevado grado de protección que tiene la catedral, tanto a nivel autonómico como estatal.
Uriarte expone que la situación actual muestra «una temeraria supresión parcial de los contrafuertes, partes estructurales fundamentales de un ábside, realizada en un tiempo impreciso y probablemente de forma paulatina con obras clandestinas por los propietarios o arrendatarios» de los locales comerciales que estaban adosados al templo «con objeto de ganar superficie en el interior de los mismos en los tramos que no quedaban a la vista pública.
Indica que cuatro de los nueve contrafuertes carecen de su parte inferior en diversas alturas, por lo que no apoyan en el terreno, «como es su función estructural de soporte de cargas y empujes». Menciona además distintas daños en el ábside.
En su comparecencia ante la Cámara vizcaina, la diputada foral de Euskara, Cultura y Deportes, Leixuri Arrizabalaga, indicó que los desperfectos hallados durante los trabajos de restauración no ponían en peligro la estructura del templo.
Este defensor del patrimonio cuestiona también la intervención realizada, que califica de «simple y vulgar parcheo» para «ocultar el daño causado», objetivo que entiende que no se ha conseguido «ya que todavía se evidencia más».