Y seguimos en la tarea de aunar compromisos y voluntades en el día a día, generando conciencia, proponiendo movilizaciones, impulsando iniciativas… Y no podíamos dejar pasar la oportunidad que el 20 de junio, día mundial de las personas refugiadas, nos ofrece para volver a poner altavoz a la situación que sufren millones de personas refugiadas en el mundo. Por eso a lo largo de estas jornadas estamos desarrollando acciones, desde una kalejira hasta un debate entre las diferentes candidaturas de las elecciones generales, pasando por una representación de un campamento de personas refugiadas.

Poquito a poco, estamos siendo capaces de sacar a la luz la ciudad abierta que hay en Gasteiz, la que componen todas esas personas que abren los brazos para acoger, que abren sus puertas para recibir, que miran al mundo con una mente abierta y asentada en valores como la solidaridad, la inclusión, la responsabilidad para con el presente y el futuro, el respeto a las personas y a la diversidad.

Desde nuestra corta pero intensa experiencia, volvemos a emplazar a la sociedad, volvemos a emplazarnos a nosotras mismas, a no conformarnos con lo que hay, a defender los derechos de ciudadanía para todas las personas, en nuestro espacio, en nuestro ámbito, con nuestras capacidades, con nuestras fuerzas y con nuestra voz, para hacer crecer en el mundo un grito al que nadie pueda hacer oídos sordos, que diga basta ya a las injusticias, al abandono, a las muertes, al destierro, al no futuro, a las enfermedades, al desarraigo, a las alambradas y muros… a los que se condena a quienes se ven obligados a huir de la miseria y de las guerras en todo el mundo.

Es mucho lo que hay que reclamar y denunciar. Muchas las instancias responsables, cada cual en su medida, de los desastres económicos, culturales, sociales que generan la explotación de países empobrecidos y las guerras en el mundo. Por eso es imprescindible que denunciemos a todos aquellos gobiernos, que no solo desarrollan y amparan prácticas de explotación que empobrecen a pueblos y continentes, sino que además son los responsables máximos de crisis humanitarias como la actual. Es necesario que nos levantemos contra acuerdos como el de la UE y Turquía, y el incumplimiento por parte de los países que conforman la unión europea de sus rácanas cuotas de acogida.

Y es nuestra responsabilidad desenmascarar a quienes desde nuestro entorno participan y se benefician de la existencia de guerras en el mundo, como la industria armamentística asentada en nuestro territorio, pero también instancias institucionales como el Gobierno Vasco por su apoyo a la producción militar. Por eso, en estos días de campaña electoral, de promesas falsas y proyectos de mero corte propagandístico, Gasteiz Irekia denuncia también a esos grupos políticos y esas candidatas y candidatos que con sus políticas reales amparan las graves conculcaciones de derechos de pueblos y personas, que llevan a la existencia de millones de personas refugiadas en el mundo.

El día mundial de las personas refugiadas es una fecha referencial, pero no es el inicio ni el fin de nada. La carrera a favor del derecho de acogida es una carrera de fondo. Y conscientes de ello, Gasteiz Irekia no deja de pensar en nuevas iniciativas, nuevos retos. El próximo gran reto es la Caravana a Grecia, que Gasteiz irekia impulsa conjuntamente con otras plataformas de Euskal Herria y del Estado español, y que llevará a los campamentos de personas refugiadas instalados en la zona la solidaridad y la denuncia de una Europa que no se ve reflejada ni representada por la Europa institucional que pacta violaciones de derechos para millones de personas.

Animamos a toda la ciudadanía a continuar poniendo en práctica el compromiso para que las personas refugiadas dejen de ser repudiadas. Por responsabilidad y por solidaridad. Una solidaridad activa, crítica, reivindicativa, colectiva. Porque hoy somos más que hace un año, pero aspiramos a ser mayoría las personas que defendamos en nuestra ciudad los derechos de acogida para todas las personas refugiadas y luchemos para parar las prácticas de explotación y las guerras.