Andoni Louzao y Germán García
Pertenecientes ambos a Ekologistak Martxan y Ongi Etorri Errefuxiatuak

27S, huelga mundial por el clima: un ensayo colaborativo

El próximo 27 de septiembre es una oportunidad más para avanzar en la vinculación y apoyo mutuo en las luchas de nuestros movimientos, procurando enriquecer nuestras visiones con la complementariedad de esas otras miradas cercanas.

Más de un centenar de colectivos de todo el Estado apoyan la convocatoria de Huelga Mundial por el Clima el próximo 27 de septiembre. El objetivo, cada día más vital y urgente, es exigir a las instituciones una declaración de «estado de emergencia climática», que se acompañe de medidas reales, para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, que están alterando gravemente el equilibrio de la vida en nuestro único planeta.

El ecologismo y el movimiento por la libertad de migración, llevan años denunciando la influencia directa que la alteración de los ecosistemas y del clima, causada por una actividad humana irresponsable, tiene en la actual intensificación de las migraciones humanas. Desde OEE y EM, urgimos a una nueva definición jurídica del concepto «sujeto de refugio», que debiera englobar a todas estas personas, verdaderas refugiadas climáticas. Igualmente llevamos años advirtiendo que esa alteración del clima es consecuencia de la lógica destructora de la vida inherente al capitalismo, sistema que se basa en la búsqueda del incremento continuo de los beneficios monetarios, en una Tierra con unos recursos materiales limitados y agotables.

Si cada día hay más personas dispuestas a poner en riesgo su vida, expulsadas de su tierra natal, es porque la codicia de unos pocos (por acaparar tierras, agua o minerales) y las subsiguientes alteraciones del clima que ese saqueo origina (aumento del nivel del mar, incendios, sequías) están convirtiendo en inhabitables cada día más amplias zonas del planeta. Según la ONU, solo el pasado año, más de 17 millones de personas fueron forzosamente desplazadas de su tierra, por esas alteraciones del clima. Y en este colectivo, las mujeres sufrieron la peor parte, por culpa de un sistema heteropatriarcal, que somete a las mujeres a una doble explotación en todas las situaciones; tanto en los empobrecidos países de origen, como durante las migraciones o en su precario malvivir, si consiguen llegar al Norte enriquecido.

Mientras tanto, los causantes de este desastre (G7 y sus adláteres, la UE, el Banco Mundial…) pretenden engañarnos protestando porque las y los pobres nos «invaden». Y nos amenazan, criminalizando la solidaridad y acusando a organizaciones, y defensoras de los derechos humanos, de ser «traficantes de personas». También la extrema derecha va a apoyarse en el incremento de las migraciones climáticas para promover sus recetas racistas.

Ante ello debemos «plantear una alternativa progresista, capaz de articular mayorías populares, electorales, pero también sindicales y de movimientos sociales: una transición ecológica socialmente justa que convierta la lucha contra la crisis climática en una palanca para reducir la desigualdad y democratizar la sociedad». (Tejero, 2019). Por eso, es oportuna y necesaria esta jornada de acción y reflexión. Para dejar constancia de que solo nuestro esfuerzo colectivo y compartido por la ciudadanía y los movimientos sociales, puede detener esta deriva hacia el colapso que los actuales gobiernos subvencionan y defienden, supeditados a los intereses de las grandes corporaciones, en un mundo donde las desigualdades crecen día a día.

Para una transición hacia una sociedad ecológicamente sostenible, socialmente justa, no patriarcal y democráticamente gestionada entre todas, necesitamos, cada día más, una mirada y un actuar colaborativo entre los movimientos sociales que compartimos estos objetivos. Todos los movimientos sociales emancipadores tenemos algo que aportar: desde el feminismo al sindicalismo, desde el antirracismo al ecologismo, desde el animalismo al pacifismo, desde el municipalismo al movimiento por la libertad de migración.
 
El próximo 27 de septiembre es una oportunidad más para avanzar en la vinculación y apoyo mutuo en las luchas de nuestros movimientos, procurando enriquecer nuestras visiones con la complementariedad de esas otras miradas cercanas. Vamos aprendiendo de nuestros errores. Desconfiamos de las verdades absolutas y de las soluciones simples, no contrastadas por ninguna práctica. Pero sí sabemos que el futuro va a exigir, además de contención –para reconocer que será más libre y feliz quien sepa estar bien con pocas cosas– un nuevo espíritu de empatía y colaboración entre sectores sociales, con objetivos (quizás) parciales, pero más confluyentes de lo que parecen.

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