Iulen Lizaso Aldalur

Agua viva y salud en la boca

Como bien dice el periodista y aventurero Alberto Vazquez-Figueroa: «Cuando tengas un invento revolucionario, antes de mirar a quién beneficia, permanece atento al poder que tiene aquel a quien perjudica». No se tuvo en cuenta para el plástico a nivel mundial, y hoy pagan esa «factura» la fauna marina, mares y acuíferos terrestres, inundados de microplástico.

De niño escuchaba a mi madre decir que, nunca la humanidad conocerá mayor avance que tener agua corriente en casa. Culminando la mitad del siglo XX y ya alucinaba con la magia del «manantial» tras la pared de la cocina.

En el polo opuesto y en la misma época, otro invento que hoy viene arruinando la economía circular del planeta y la biosfera: el plástico, particularmente, las bolsas y envases innecesarios para el agua de boca.

¿A que interés obedece envasar cada vez mas agua, cuando a menor costo de tratamiento y mantenimiento y sin los efectos secundarios para la salud que pudieran derivarse al usar flúor (CAPV) o hipoclorito de sodio-lejía (resto de España), potabilizan el agua corriente hasta hacerla, como mínimo inocua?

Si la salud de las personas la situasen por encima de los mil millones de euros que facturan al año las empresas envasadoras de agua en España, esa ecuación existencial sin incógnitas y que les «justifica» salvar la bolsa de unos pocos poniendo en juego la salud de la mayoría... estaría bien resuelta.

De todo el agua dulce que contiene el planeta (2,5%), el 70% se utiliza para producir alimentos. Si el 30% de ellos terminan en la basura, sostenemos la inmoralidad global de un exceso de producción para el primer mundo, a costa de provocar estrés hídrico, desertificar tierras y muerte infantil por enfermedad fácilmente curable como la malaria, cuando bastaría con extraer y canalizar su agua a la gente pobre de África... y el ejemplo lo tuvimos en Almería.

En España, a pesar de que un litro de agua envasada cuesta de 400 a 1.000 veces mas que la del grifo, somos el tercer país europeo consumidor de agua «muerta» y séptimo del mundo. Los 132 litros persona/año, supone 1.500 botellas plástico cada segundo. Siendo ese plástico derivado del petróleo, al no reciclar ni el 20%, el resto termina con el polietileno y bisfenol A degradado, liberando metales pesados como el antimonio para terminar en acuíferos, mares e incineradoras emitido en forma de dioxinas a la atmósfera.

Siendo el mayor productor-contaminador del mundo: Danone, Nestlé, Coca-Cola y Pepsi, nos han declarado la guerra al haber colonizado casi todos los acuíferos ¡públicos! del mundo. Una declaración de guerra a quienes a diferencia de ellos sabemos que el agua solo es de quien la necesita.

Siendo el alimento manipulado mas rentable, turístico y de menor impuesto del planeta, para su venta «excursiona» desde los acuíferos mas exóticos de América, hasta las bocas de todo el mundo, entrecruzándose en el camino, la botella de agua producida en un lugar, con la botella de agua destinada a ese mismo lugar pero producida en la otra punta del mundo... mayor locura no cabe.

Razones de supervivencia, obligan a tomar conciencia de que nuestros mares, comienzan en los desagües de casa. Que si el agua del grifo es sana, también la «piel» del mar, la de nuestros bebés en la bañera y para las arterias de todos, pero en particular de personas pobres obligadas a tomar agua corriente.
En 2008 el Gobierno británico hizo campaña a favor del consumo de agua del grifo, por considerar inmoral e insolidario beberla envasada en botellas de plástico. Al mejorar la del grifo, en dependencias oficiales, festivales y eventos públicos, prohibió el plástico, pues potabilizar 1.000 litros de agua para las fuentes costaba lo que un litro de agua envasada, sin contar la contaminación.

Los ciudadanos de este país que gozamos de la fortuna de haber nacido en la «esquina» del Planeta (Non Plus Ultra), sentimos el orgullo de habitarlo con respeto, pero... ¿porqué esa desconfianza a beber agua viva del grifo, cuando en España beber agua de botella supone generar 50 millones de envases al año a un gasto de 3 litros de agua para producir una botella de plástico de 1/2 litro?... un poco locura, ¿no?

Territorios cercanos como Andorra, pasaron a potabilizar su agua del grifo con dióxido de cloro. Al ser un biocida potente y colutorio eficaz, mejoran la higiene bucal, costos, sabor y salud; razón de más cuando su uso en esterilizar utillaje y desinfectar estancias hospitalarias es generalizado en todo el mundo.

Greenpeace alecciona sobre el uso responsable del agua del grifo. No estaría de mas, recordara a los gobiernos, las ventajas medioambientales y de salud logradas en otros territorios, al sustituir los tan discutidos flúor e hipoclorito de sodio (lejía) por otros como el clorito sódico, asegurando la salubridad del agua y la reducción de toneladas de plástico que terminan en el mar. Un mar que, los amigos del agua viva, no olvidamos que fue la primera matriz que nos dio a luz y en nuestro des-madre, hoy la violamos sin compasión a diario.

Caminaron de la mano hasta que la ciencia proclamó la planitud de la Tierra. Hoy la ciencia oficial es la nueva religión. Mas dogmática que pragmática, en base a postulados que nos obligan a actos de fe y perseguir al infiel que tenga otra. Pero fe no es creer, sino crear. Crear resultados... no dogmas ciegos.

Creo que a nadie con un mínimo de sensibilidad, puede dejar indiferente lo que denuncia el investigador y divulgador alemán Andreas Kalcker en su libro: "Salud prohibida". Con 29 protocolos de uso clínico, destaca casos de curación de la malaria con MMS (dióxido de cloro mas activador) en 24 horas. Aunque silencia, lo puede confirmar la Cruz Roja Internacional y el equipo de su filial de la WRC en Suiza a cuyo cargo estaba el doctor Klaas Proesmans.
https://www.youtube.com/watch?v=iV2-2of8PFA

Tras la exitosa experiencia, en Uganda llevan siete años esperándoles. En España el Sr. Kalcker es perseguido por divulgar junto al Sr. Pámies los beneficios del MMS en la recuperación de la salud de las personas. Pudimos leer en el periódico de mayor tirada: La Fiscalía investiga a dos famosos curanderos por promover la lejía contra el sida y el cáncer. Las investigaciones atribuyen a Josep Premies y Andreas Kalcker un delito contra la salud pública. ("El País", 20/2/2019).

De toda esta entropía inmoral normalizada, cabe deducir que, al vacunar al 100% de la población en lugar de tratar solo al 10% de positivos, cumplen objetivos como una mafia formalizada. Lo conoce de sobra la OMS y calla, al igual que el papa Francisco y resto del fariseismo mundial. Lo sabe la actual ministra de Sanidad, pero a pesar de ello, la Sra. Carcedo alineada con sus predecesoras asegura: «Es un supuesto medicamento que no favorece ninguna enfermedad, sino que supone un peligro para la salud».

A esa «cruzada» ya se suman voces territoriales como Teresa Ferrer Gimeno, farmacéutica de Salud Pública y catedrática de la Universidad Pública de Navarra, contestando en "Diario de Noticias" (31/8) a un escrito del día 28: «el señor que menciona tiene abundantes multas por curandero sin escrúpulos que formalmente paga sin problemas, habría que plantearse cómo maneja esas cantidades, si no será que se lleva el dinero de personas desesperadas a las que promete una curación rápida e indolora. Siempre ha habido charlatanes y siempre los habrá, y siempre habrá pseudociencias, pero se debería respetar la ciencia verdadera». El director censura la réplica del 3/9 y a la carta personal, no contesta, ni sabe, ni se le espera... ¡castas!

Y pregunto a la señora farmacéutica: ¿también es charlatán el Sr. Proesmans? ¿Ignorancia?, no. Desprecio a los pobres como a quien por accidente descubrió el MMS, Jim Humble, que aún no encuentra explicación a su acción «milagrosa».

Con gran boom medicomediático la Agencia Española del Medicamento prohibió su venta como medicamento en 2010. Si fuera poco, en 2018 el secretario General de Sanidad y Consumo denunció ante la Fiscalía General del Estado a quienes divulgaran sus beneficios, pidiendo una investigación penal sobre quienes promueven su publicidad, venta y consumo. Demasiados intereses unidos para una misma causa privada que poco tiene que ver con la salud.

Se lanzó aquel boom, pero hoy silencian la resolución del fiscal jefe del Palacio de Justicia de Lleida del 19 de julio de 2019, por el archivo de las denuncias de la Fiscalía al no haber podido acreditar el delito con fundamento suficiente para recogerlas como acusación.

Josep Pámies, Enric Cerqueda, familias y consumidores de la «lejía milagrosa», (denominación despectiva en instancias de gobierno y medios de comunicación como La Sexta) fueron denunciados. Víctimas del miedo a la razón del pobre, instituciones, colegios médicos, ministras de Sanidad salientes Sra. Carcedo y Sra. Montón, etc. en clara apuesta y defensa a favor de la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) y y laboratorios farmacéuticos... siguen y persiguen.

Desde hace un siglo, es pionera del negocio de la leche maternizada en África, provocando mortalidad infantil y estragos de salud por desnutrición en su engañosa campaña de destete materno en países con gobiernos corruptos, con el problema añadido de esterilización de biberones con agua no potable... y todas esas nobles instituciones callaron y hoy con la malaria siguen calladas.

También la multinacional Nestlé y sus estrategias comerciales, hoy provoca carencias, como consecuencia devenida del agua envasada que vende, por reducir hasta niveles críticos de desabastecimiento a nativos de territorios donde explota acuíferos de hasta 20.000 años de antigüedad, desfigurando el entorno natural al instalar una planta embotelladora y provocar un incesante trasiego de camiones, hasta terminar degradando un medioambiente virgen.
Como bien dice el periodista y aventurero Alberto Vazquez-Figueroa: «Cuando tengas un invento revolucionario, antes de mirar a quién beneficia, permanece atento al poder que tiene aquel a quien perjudica». No se tuvo en cuenta para el plástico a nivel mundial, y hoy pagan esa «factura» la fauna marina, mares y acuíferos terrestres, inundados de microplástico.

A punto de tomar el relevo a la guerra del petróleo y siendo que las cuatro grandes envasadoras de agua tiene gran poder sobre los gobiernos centrales, contamos con la ventaja de que en la gestión del agua la penúltima palabra la tenemos los ciudadanos, y la última... los ayuntamientos unidos.

En Euskal Herria, que somos veteranos luchadores en temas medioambientales desde una economía circular, ahorro energético y reducción y tratamiento de residuos con filosofía Zero Zabor, el problema del agua del grifo vinculado al plástico y la salud, no lo podemos aplazar.

«Ekoetorkizuna: Plastikoari EZ» también podía marcar un hito y referente a nivel mundial. Nos va todo en ello.

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