Pedro A. Moreno Ramiro

Alegato para la creación de una ecored laboral y de consumo en Euskal Herria

Teniendo en cuenta nuestra posición geopolítica y salvando las distancias, podríamos intentar llevar a cabo la aplicación del confederalismo democrático kurdo en Euskal Herria.

En pleno siglo XXI y siendo conscientes de las diferentes crisis sistémicas que vivimos en su seno, es más que necesaria la apuesta por la teoría del decrecimiento. Una teoría, que lo que nos viene a indicar es algo tan sencillo como que no puede existir un crecimiento infinito en un planeta finito. Afirmación que parece evidente, pero que a día de hoy ni siquiera la acepta una gran parte de la izquierda. Del mismo modo, este nuevo contexto ha de ir acompañado de la creación de unas redes de consumo y de producción que permitan construir una soberanía en materia económica para los pueblos que componen los siete herrialdes del país; sin independencia económica es imposible conseguir una independencia política. Igualmente, es importante destacar que esta propuesta pretende ser un buque salvavidas en materias como la vivienda o la salud. Por último y no menos importante, es fundamental recalcar la necesidad que existe de poder proveer a los y las vascas de una política integral en materia de cuidados.

Actualmente empezamos a entender, más aún si cabe, que tener el poder político en un Estado, un Ayuntamiento o un herrialde concreto, no significa de ninguna manera tener la capacidad de poder generar alternativas de vida no capitalistas para las gentes que viven bajo dichas demarcaciones territoriales. Por ello, este texto pretende ser una modesta aportación para la convocatoria de un congreso que tenga como objetivo el debate de «¿Cómo?» y «¿De qué manera?» podemos construir una red de redes que tenga como meta la construcción de empleo y servicios esenciales que permitan generar soberanía e independencia para las clases populares vascas –cuando hablo de clases populares vascas hago referencia al concepto que popularizó David Graeber en su libro "Somos el 99%"–. Es imprescindible destacar en este punto, que la transición ecosocial es fundamental en el nuevo marco de relaciones que ha de tener el pueblo trabajador vasco con su entorno natural.

En la historia moderna en multitud de ocasiones se ha pretendido buscar la independencia de un pueblo concreto mediante la toma del poder, una toma del poder que conlleva de facto la construcción de un nuevo Estado con su aparato burocrático, represivo, etc. Pues bien, este texto lo que intenta plantear es que siguiendo la estela del movimiento de liberación kurdo, Euskal Herria se construya a sí misma desde el contrapoder y la soberanía económica. Una soberanía económica que derivará en el resto de soberanías que completan ese puzle que algunas nos empeñamos en llamar «independentzia osoa».

La crisis climática, la del covid-19, la de las personas refugiadas, la económica. Todas ellas, necesitan de una respuesta por parte del pueblo trabajador vasco que no solamente de sus representantes políticos en las instituciones estatales españolas. Unas «instituciones», que como se ha demostrado en Catalunya poco recorrido tienen cuando lo que se pretende trazar es una hoja de ruta independentista. Cabe destacar, que sin un solo acto de violencia física, los y las políticas catalanas que llevaron a cabo ese camino han acabado presas o exiliadas. Lo cual denota que el camino no consiste en intentar construir tu propio proyecto político dentro de los márgenes «institucionales» y legales que te da el Estado español, sino más bien, la estrategia ha de ir más ligada a la experimentación de nuevas fórmulas que desborden su propio relato. Como estamos viendo recientemente, el Régimen del 78 solo pactará con fuerzas soberanistas si dichos acuerdos no ponen en riesgo ni la unidad nacional ni estamentos como la monarquía o el ejército ¿Para qué negociar migajas de su pan cuando podemos fabricar nuestra propia hogaza?

Mismo contexto en el cual el Estado español por su parte, emplea toda su maquinaria de jueces y fiscales con el objetivo de no ceder ni un ápice de libertad a los pueblos del Estado. Por no hablar de que además de aplicar una legalidad que bochornosamente beneficia a los ricos y empobrece a los y las trabajadoras, su estrategia política a la hora de abordar el conflicto vasco se basa en la venganza y en la represión, ya no solo contra los y las presas políticas vascas, sino también, contra todos aquellos que muestren un mínimo de solidaridad o de disenso con el relato oficial.

Como bien decía un eslogan pasado, pero muy reciente,» vasco o vasca es toda aquella persona que trabaja y vive en esta tierra», y por ello, es hora de trasladar esa pluralidad a la palestra política sin olvidar la historia colectiva de este pueblo. Una historia que algunas queremos ligar a prácticas cómo el Auzolan o el Herri Batzarre. Elementos de gestión política, que no debemos de idealizar ciegamente, pero sí tener en cuenta, ya que suponen el hilo perfecto del que tirar para tejer realidades diferentes a las hegemónicas. Estos dos componentes encierran en su ADN elementos que van desde el apoyo mutuo a la democracia directa. Hechos de práctica e historia política colectiva que definen el talante de un pueblo que se niega a dejar de existir y que en plena ola neoliberal, ha preferido agarrarse al freno de la cultura popular y de su pasado como nación histórica del viejo continente.

No será este un manifiesto que pretenda ensalzar la territorialidad de este país desde la lupa histórica, ya que independientemente de los cientos o miles de años que tenga este pueblo, lo que importa –como decía David Fernández–, no son los años que tiene una nación, sino que por el contrario, lo que marca la realidad sociológica de un pueblo es cuánta gente se identifica con el mismo en un contexto histórico determinado, y qué duda cabe, de que Euskal Herria es una nación a día de hoy para una gran mayoría de los y las vascas.

Una vez dicho esto, este texto lo que también plantea es subdividir esa futura red de redes en las diferentes sub-bioregiones que componen el país, con la intención de brindar un trabajo y unos servicios a la población de los diferentes herrialdes desde ópticas ecosociales y feministas.

¿A quién está dedicado este texto?

A todas aquellas personas que se sientan abertzales, ecologistas, feministas, socialistas, libertarias. En definitiva, a esa izquierda vasca que anhela la construcción de un marco propio para Euskal Herria desde lógicas no desarrollistas y anticapitalistas. De igual modo, este es un alegato que lo que pretende es unir, en la medida de lo posible, a todas aquellas personas y colectivos que estén trabajando en la construcción de proyectos de economía social, luchas antidesarrollistas, feministas, etc. O sea, aquellos movimientos sociales que además de trabajar en pro de estas temáticas, tengan la convicción de que cada pueblo tiene el derecho a poder autogobernarse como considere oportuno.

¿Qué se pretende?

Lo que se pretende es no depender del sin fin de bolsas de empleo que se encuentran supeditadas al incremento del PIB, a la economía productivista, y por lo tanto, a los grandes capitales.

¿Cómo lo hacemos?

Utilizando la creación de una organización -aún por determinar- como punto de encuentro para los diferentes colectivos o personas que muestren la voluntad de participar en esta iniciativa. Esta organización vendría a ser el marco jurídico para esa futura red laboral y de consumo. La misma se establecería, con la vocación de poder «protegerse» frente a las futuras embestidas que puedan llevar a cabo los Estados español y francés.

¿De qué manera gestionamos dicha organización?

Teniendo en cuenta nuestra posición geopolítica y salvando las distancias, podríamos intentar llevar a cabo la aplicación del confederalismo democrático kurdo en Euskal Herria. Es decir, generaríamos un contrapoder al Estado español que coordinaríamos de cara para dentro como una institución asamblearia y horizontal y de cara para fuera, como una organización completamente legítima dentro de los márgenes que los propios estados-nación «brindan» a la sociedad actual para organizarse.

¿Con qué objetivo?

Utilizar las brechas que nos brinda el estado-nación para construir la independencia de Euskal Herria, aquí y ahora, y no nos engañemos, la independencia comienza cuando nuestros estómagos están llenos y nuestras necesidades básicas cubiertas.

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