Jon Iartza
Gerente del centro La Salle Berrozpe de Andoain

Alto Rendimiento en la Formación Profesional vasca

Las empresas vascas necesitan técnicos en Formación Profesional, principalmente en las ramas industriales. El último informe de Confebask así lo ponía de manifiesto, y los medios de comunicación se han hecho eco de ello.

Esta necesidad de técnicos en FP es una realidad que últimamente escuchamos y una y otra vez, y que denota que algo está cambiando en la consideración de la FP en Euskadi. Y sin embargo, la FP –su modelo de enseñanza, el cómo se trabaja en las aulas, las metodologías de aprendizaje, su grado de inserción…– sigue siendo una gran desconocida para la sociedad vasca. En buena medida, si se necesitan técnicos/as de FP, es por la forma de trabajar que se está dando en las aulas, por la puesta en marcha de la FP Dual y por la involucración de un profesorado en continua formación.

Recientemente la OCDE ha reconocido en uno de sus informes el modelo ETHAZI de Euskadi (Ciclos Formativos de Alto Rendimiento) como ejemplo de buenas prácticas para el desarrollo de las competencias del alumnado, en especial la del emprendimiento.

¿Alto Rendimiento en el Aula? ¿Y en FP? A más de uno seguro que le choca esta afirmación. Pero sí, existe. Euskadi es punta de lanza en la FP a nivel europeo. Y además, cuenta con un innovador modelo metodológico que los últimos tres años se está impulsando desde la Viceconsejería de FP de Euskadi y desde Tknika, el Centro de Investigación e Innovación Aplicada para la FP vasca.

Nosotros, desde La Salle Berrozpe, junto a otros cuatro centros, somos pioneros en este nuevo modelo desde sus comienzos. Este curso le hemos dado el impulso definitivo y podemos decir que toda nuestra oferta de ciclos de grado medio y superior, trabaja de hecho en este modelo ETHAZI de Alto Rendimiento.

¿En qué consiste? El núcleo de los ciclos ETHAZI lo compone el «Aprendizaje Colaborativo basado en Retos»: el alumnado trabaja en equipo y aprende a través de la resolución de retos. El objetivo principal es dotar al alumnado de las competencias necesarias para desenvolverse mejor tanto en el trabajo como en la vida en general. Por ello, además de desarrollar las específicas de cada ciclo, hacemos hincapié en lo que se conocen como competencias transversales o estratégicas: responsabilidad, iniciativa, trabajo en equipo, proactividad, seguridad, planificación, resolución de retos...

Es un nuevo modelo de Formación Profesional. Un cambio que si bien se basa en el cambio metodológico, va más allá. Es una nueva forma de entender el aprendizaje donde el alumnado se convierte en el protagonista de su propio aprendizaje. Pero además es un cambio necesario para atender al perfil de trabajador/a que demandan las empresas: un/a trabajador/a con cualificación técnica ya no es suficiente; se necesitan profesionales que aporten otro tipo de valor a la empresa.

En este nuevo escenario la evaluación no está centrada en la calificación sino en la evolución de los alumnos. De hecho, la evaluación se convierte en el hecho desencadenante del aprendizaje; la evaluación no es el final sino el comienzo del aprendizaje. Así, adquieren gran relevancia los momentos de reflexión grupal entre los equipos de alumnos/as y los equipos de profesorado.

Este nuevo enfoque es real y supone cambios en los centros: para los alumnos, que deben asumir su papel protagonista; para los profesores, que pasan a ser facilitadores para cada uno de los/as alumnos/as; en la forma de organización, porque los centros deben facilitar la creación de equipos docentes que lideren cada uno de los ciclos y dotarles de la capacidad de gestión suficiente.

En todo este entramado hay un concepto clave: la necesidad de una flexibilidad tanto organizativa como de las instalaciones. Este nuevo enfoque requiere de instalaciones más flexibles y multifuncionales que atiendan a las diferentes fases que los alumnos van a afrontar en la resolución de los retos. Retos además reales, donde estamos trabajando con empresas del entorno para que nos aporten problemas reales. Y donde además, están surgiendo conexiones entre diferentes ciclos formativos, generando retos en los que participan alumnos/as de diferentes ciclos y diferentes cursos.

Una riqueza sin precedentes en esas aulas de Alto Rendimiento que están configurando la Euskadi del futuro ya, desde hoy.

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