Natalia Rodríguez
En nombre de los colectivos organizadores de la Semana contra la Pobreza en Euskadi

Ante la pobreza y la desigualdad, hay alternativas

El 17 de octubre se conmemora el Día Internacional contra la Pobreza y la Exclusión. Desde 2005 diversos colectivos sociales, ONG de desarrollo, movimientos sociales etc., con el objetivo de informar y sensibilizar a la sociedad vasca sobre la realidad de pobreza y desigualdad en el mundo, en Europa y en Euskadi alzamos la voz para decir que no hay excusas contra la pobreza y la exclusión. El lema con el que este año hemos organizado las actividades en Euskadi es Eraldaketa abian da! Pobreza 0, hay alternativas.

Denunciamos que seguimos sufriendo una crisis global que demuestra que el sistema capitalista y patriarcal no hace sino generar nuevas expresiones de pobreza y exclusión en sectores cada vez más amplios, en nuestra sociedad (con especial incidencia en la juventud, mujeres y personas migrantes) y en el mundo. Una crisis generada por un sistema que antepone el enriquecimiento de una pequeña parte de la población a costa del empobrecimiento de la mayoría y la destrucción del planeta, donde cada vez las desigualdades son mayores (el 10% más rico controla aproximadamente la mitad de los ingresos mundiales, afianzándose la divergencia entre las personas más ricas del mundo y las más pobres). La lógica de la producción, de la especulación, de la acumulación de la propiedad privada, del crecimiento ilimitado y del consumo, no es compatible con un modelo de vida justo y sostenible. No es posible acabar con la pobreza sin abordar el control de la riqueza, especialmente si hablamos de recursos finitos. La lucha contra la riqueza, la acumulación y el despilfarro es urgente.

Como respuesta los gobiernos han priorizado gastar miles de millones en rescatar a las entidades financieras sin pedir nada a cambio y sin modificar la lógica de la acumulación del capital y el crecimiento ilimitado. Mientras tanto los mismos gobiernos continúan con las políticas de ajuste y recorte social, aniquilando los derechos conseguidos tras años de lucha, privatizando los servicios sociales públicos, aplicando políticas fiscales que favorecen a las rentas más altas y de capital, dejando el peso de la recaudación en las clases populares, sin atajar el fraude fiscal, entre otros, o priorizando el gasto militar frente al gasto social. Un buen ejemplo de ello es que el Gobierno español en julio de 2013 aprobó la concesión de un crédito extraordinario de más de 877 millones de euros para la compra de aviones y armamento.

Creemos firmemente que esa no es la solución. El resultado de estas políticas de ajuste son un aumento del desempleo, la precariedad, la exclusión, la discriminación de las mujeres, el retorno de políticas autoritarias frente a la libre circulación de personas, o el olvido de los compromisos adquiridos contra la pobreza en los países empobrecidos y en nuestras sociedades. Los datos hablan por sí solos: un millón de personas se unieron a la población mundial de grandes fortunas en 2012, lo que supone un aumento del 9,2%. Por el contrario, en Europa el riesgo de pobreza y exclusión social afecta al 24,2% de la población y en Euskadi la pobreza afectó a 435.000 personas (el 19,9%) en 2012.

Es posible hacer las cosas de otra forma, sin duda. Reivindicamos un nuevo modelo que transforme radicalmente muchas de las reglas del juego. Un modelo alternativo que nos permita escapar de los mitos del crecimiento, del consumo y de la competitividad. Reivindicamos un sistema sostenible desde el punto de vista medioambiental que sitúe las necesidades de las personas en el centro y que nos acerque a la felicidad y al bienestar. En definitiva, avanzar hacia nuevos modelos de vida que buscan el reparto equitativo de la riqueza, el respeto al medio ambiente, la equidad de género y una vida digna para todas las personas. La persistencia de la pobreza y de las desigualdades no son justificables ni inevitables, es una cuestión de voluntad política. Toda la ciudadanía puede reivindicar el fin de la pobreza y las desigualdades, a través de la denuncia, la movilización, la participación social o a través de nuestra vida cotidiana. El cambio está en marcha.

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