Margarita Fernández Wiberg
Grupo de Consumo Agroecológico Erlea

Apoyemos a nuestros pequeños agricultores y ganaderos

Seamos conscientes de la diferencia que existe en estos momentos entre comprar en una gran superficie o apostar por el pequeño comercio y los circuitos cortos de comercialización.

La cultura de Navarra es históricamente agrícola y ganadera. Se cultivan productos de calidad y nos gusta comer bien. Desde el punto de vista gastronómico, podemos presumir de tener el plato de verduras más conocido; la menestra de verduras, así como de tener estupendos vinos, espárragos, alcachofas, pimientos...

Con ropa de baserritarras, junto a Olentzero, salimos con orgullo a las calles con los rebaños en la noche de Nochebuena.

Pero estamos atravesando un momento crítico, en el que nos arriesgamos a que estas demostraciones pronto queden en una mera representación testimonial histórica y nostálgica.

Nos estamos jugando la desaparición de nuestras últimas pastoras, pastores y agricultores tradicionales, ya bastante perjudicados e incluso en peligro de extinción antes de esta situación de confinamiento.

La industria agroalimentaria se está beneficiando estos días de las ventas masivas a una ciudadanía recluida, una industria dañina para el bienestar animal y que provoca graves problemas de contaminación además de no generar un beneficio económico real en el territorio porque los beneficios de las grandes empresas agroindustriales suelen terminan en los mercados financieros. Al mismo tiempo, los pequeños productores reducen sus ventas o se quedan sin posibilidad de vender sus productos debido al cierre de los tradicionales mercados al aire libre y de los establecimientos de hostelería.

Como participante en un grupo de consumo local de cercanía ecológico recién constituido, y temporalmente sin local debido a la actual situación, quiero alzar una voz de alarma para que seamos conscientes de la diferencia que existe en estos momentos cruciales entre comprar en una gran superficie o apostar por el pequeño comercio y los circuitos cortos de comercialización, que ofrecen una alimentación saludable apoyando la economía local de nuestros pueblos y nuestra propia soberanía alimentaria.

Necesitamos movilizarnos para facilitar la distribución y venta de estas pequeñas y pequeños productores familiares, hortelanas y pastores, a través de redes, venta directa, entrega a domicilio y todas las opciones que creativamente vayamos descubriendo para prescindir en lo máximo posible de efectuar compras en las intoxicadas grandes superficies.

Recuperemos nuestra saludable dieta mediterránea, recordemos lo buenos que están nuestros corderos, nuestros quesos y nuestras verduras y la función insustituible que cumplen las personas que las producen en la conservación de nuestros paisajes, nuestra cultura y nuestra biodiversidad.

Ahora, más que nunca: apoya a los pequeños productores, ¡Compra producto saludable y de proximidad! ¡Apoya al pequeño comercio y a los mercados municipales.

¡Que nuestro consumo sea solidario con el planeta y con las personas!

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