Aralar, entre la posibilidad y la necesidad
Estos últimos meses el único argumento que ha sostenido el proyecto de pistas de Aralar ha estado basado únicamente en la dignidad de los pastores y ganaderos cuyo ganado pasta en Aralar. Han manifestado a través de los sindicatos ENBA y EHNE que viven en condiciones del siglo XIX.
Estoy a favor del desarrollo de la actividad ganadera en el Parque Natural, ya que, entre otras consideraciones, también contribuyen a la conservación de ciertos hábitats en el mismo. Sin embargo, no acepto que la «dignidad» de unos pocos beneficiarios ponga en riesgo la dignidad del propio Parque Natural de Aralar, en el sentido de que este pierda la calidad requerida para acreditar tal denominación.
La normativa que rige en Aralar está establecida por Directivas de la Unión Europea, para proteger especies y hábitats de interés de la Unión Europea que existen en el mismo (65 especies y 18 hábitats de Interés Comunitario). ¿Qué hay de la dignidad de estos hábitats, y de las especies de plantas y animales amenazados como consecuencia de algunas actividades humanas y que no tienen posibilidad de alzar la voz para clamar que quizá ellos sí querrían regresar al siglo XIX?
¿Cómo es posible que la propia Diputación de Gipuzkoa, institución que tiene el deber de proteger, conservar, restaurar y mejorar los recursos naturales de Aralar, se esté saltando el Plan de Ordenación de Recursos Naturales solo en beneficio del sector ganadero, poniendo en peligro hábitats y especies (muchas de ellas protegidas), los cuales pueden sufrir graves consecuencias como resultado de la construcción de las pistas? Evidentemente, no hay que ser especialista en la materia para intuir que estas obras causarán daños irreparables en el entorno, como el aumento de la erosión de los suelos, afecciones a los acuíferos y degradación paisajística.
La Mancomunidad de Enirio-Aralar, la Diputación Foral de Gipuzkoa y los sindicatos ENBA y EHNE han creado expectativas en el sector de pastores y ganaderos al no advertirles de que podría haber dificultades legales para la construcción de las pistas, y cuando asociaciones conservacionistas han denunciado el quebranto de la legalidad en el proceso de aprobación del proyecto, ahora pretenden responsabilizar a estas de que no se puedan construir.
Estoy completamente a favor de mejorar las condiciones de trabajo de los ganaderos y pastores, y creo que es muy importante fomentar y ayudar al primer sector. Pero no se debe ignorar, que Aralar ante todo, es un Parque Natural, Zona Especial de Conservación y parte de la Red Europea Natura 2000, y que la prioridad es, su conservación. Por eso, es necesaria una gestión que compatibilice la actividad ganadera con la protección de los suelos, agua, flora y fauna salvajes o las riquezas naturales y culturales como el patrimonio arqueológico, espeleológico y paisajístico. Aralar también se merece un futuro digno, ¿o no?
La visión conservacionista es una necesidad ecológica y una posibilidad de evolución del pensamiento; un pensamiento que aún no ha sido alcanzado por nuestros gobernantes