Joseba Garmendia
Profesor de la UPV-EHU

Articulación e innovación industrial

Las interrelaciones comerciales y colaborativas entre las empresas ayudan a mejorar el posicionamiento en el mercado

Raramente se encuentran investigaciones que analicen el tejido productivo industrial de un territorio más allá de las características individuales de las empresas incorporando las interrelaciones entre las mismas en dimensiones como la articulación comercial (compra-ventas entre las empresas) y la colaboración en investigación y comercialización. Recientemente se ha conocido un estudio para las empresas de una comarca que ofrece resultados interesantes para profundizar en las políticas industriales.

A partir de una encuesta realizada entre las empresas industriales de la comarca, la Agencia de Desarrollo de Sakana elaboró un estudio sobre las interrelaciones comerciales, las prácticas de colaboración inter-empresarial en materia de innovación y comercialización y las características de los procesos internos de innovación. La encuesta se efectuó durante los años 2015 y 2016 y abarca al 63 % de las empresas y al 89 % de los trabajadores industriales, por lo que el nivel de representatividad es alto, y muy alto entre las empresas de más de 10 trabajadores.

El marco teórico sobre el que se basa dicho estudio bebe de las propuestas de desarrollo e innovación territorial elaboradas en las últimas décadas, principalmente los enfoques sistémicos (Distritos Industriales, Clústeres, Millieux Innovateur, Sistemas Regionales/Sectoriales de Innovación, Learning Regions…) y las dirigidas hacia el aprovechamiento de las potencialidades endógenas del territorio en la línea de los enfoques de competitividad sistémica, políticas de base territorial –place-based– y territorios inteligentes –smart-territories– impulsado desde la Unión Europea. Por otra parte, a las clásicas metodologías de análisis multivariante se le han sumado las más recientes técnicas de análisis de redes sociales (Social Network Analysis) que permiten analizar las interrelaciones entre actores no solo en función de las características de las empresas sino también del tipo de relaciones e interacciones.

Esta última técnica ha permitido identificar aquellas empresas que ocupan un lugar central en el tejido de intercambios comerciales en función de los criterios de relaciones directas e indirectas y de posiciones de intermediación. Asimismo, se han podido mapear aquellas agrupaciones que presentan altas densidades relacionales. Por otra parte, ha permitido reconocer las cadenas de valor y de suministro para las principales empresas en tamaño. Por último, se han podido determinar las prácticas colaborativas entre empresas en los procesos de innovación (transmisión de conocimiento formal e informal; innovación de producto y de proceso) y los procesos de comercialización (asistencia a ferias, catálogos compartidos, exploración comercial en el extranjero…).

Conocer estas interrelaciones permite diseñar estrategias colaborativas entre empresas que ya mantienen vínculos comerciales y de colaboración, y, por tanto, disponen de una práctica basada en el conocimiento mutuo y un capital social de confianza y reciprocidad determinado. Este aspecto resulta clave para el lanzamiento de proyectos de inter-emprendimiento orientados a la creación de prototipos y nuevos productos. Algunas agencias comarcales de desarrollo están demostrando lo fructífero que resulta esta línea de actuación, como podemos ver en Goierri, Goierri Goia, Lea-Artibai o Sakana, por ejemplo.

En el ámbito de la innovación tecnológica y no tecnológica, el estudio analiza los tipos de innovación practicada, las fuentes de información usadas por las empresas industriales, y sus intensidades de uso. Como conclusiones más relevantes destacan que la mitad de las empresas encuestadas realizan prácticas de innovación de manera continuada y que este tipo de procesos no se limitan a las empresas de mayor tamaño, ya que, por ejemplo, el 42% de microempresas de menos de 11 trabajadores o el 60% de las empresas pequeñas de entre 11 y 50 trabajadores realizan actividades de innovación incremental en producto; o las 10 empresas que practican innovación de producto radical son empresas de menos de 100 trabajadores, siendo 3 microempresas y 5 empresas pequeñas. Esto indica que las empresas de menor tamaño también innovan y que existen capacidades tecnológicas latentes que no se despliegan por las limitaciones en cuanto a disponibilidad de tiempo, personal dedicado y recursos financieros. Las políticas industriales y las empresas tractoras con sus proveedores deberían ser conscientes de este potencial y habilitar estrategias para su afloramiento y capacitación.

En lo referido al tipo de fuentes de información y conocimiento utilizado, de forma muy sintética cabe destacar que en el plano de la gestión interna el 20 % de empresas usan un departamento o grupo interno de I+D y en el 55% de las mismas los trabajadores de producción participan en los procesos innovadores (lo que la literatura especializada identifica como learning by doing) con una intensidad media o alta. En el plano externo, las fuentes de conocimiento más utilizadas con una intensidad media y alta son los clientes –learning by using– (53 %), las consultorías (36 %), la asistencia a ferias (34 %), las universidades y centro formativos (23 %) y los centros tecnológicos (23 %). Las características del proceso innovador entre las empresas industriales de Sakana hacen entrever que son participes de un sistema de innovación de tipo DUI (doing, using, interacting), lo cual resulta coherente dada la especialización sectorial existente.

Por último, el estudio recoge un sugerente análisis donde mediante una regresión lineal se demuestra cómo diferentes factores influyen en la evolución en el empleo de las empresas industriales durante la crisis, y se ha obtenido que los factores que afectan positivamente en el empleo de manera significativa estadísticamente son la colaboración inter-empresarial en la innovación, la utilización de servicios de alto valor añadido, la articulación comercial entre empresas de la comarca y el esfuerzo innovador de cada empresa. Llama la atención que factores clásicos como el tamaño de la empresa, la antigüedad o la rama de actividad a la que pertenecen no sean factores relevantes a la hora de explicar la evolución de estas empresas. Si este resultado se confirmara en otros estudios fortalecería la hipótesis de que las interrelaciones comerciales y colaborativas entre las empresas ayudan a mejorar el posicionamiento en el mercado, y pondría en valor una vez más el papel de las externalidades o los efectos positivos derivados de las relaciones fuera del ámbito individual de cada empresa, que ya en el siglo XIX Alfred Marshall identificó como el acceso a un mercado laboral especializado, a un conjunto de empresas proveedoras y a la transmisión formal e informal de conocimiento.

Este tipo de estudios permite un conocimiento detallado del tejido industrial territorial y dota de herramientas y de orientaciones válidas para la promoción de redes complementarias a los clústeres que incorporen a microempresas y pymes; para adecuar de manera más óptima las políticas de I+D+i, comercialización, internacionalización, posicionamiento estratégico y mejora de gestión empresarial a la realidad de la pequeña empresa; mejorar los índices de adicionalidad de comportamiento en las políticas señaladas; obtener mayor aprovechamiento de las potencialidades endógenas del territorio; e impulsar la capacidad de animación y la concertación estratégica de actores locales, pivotando sobre factores tipo soft (identidad, cultura, instituciones, capital social…) que de manera más eficiente se pueden activar desde espacios locales y comarcales. Una reorientación y capacitación de las agencias comarcales de desarrollo hacia este conjunto de actuaciones y un modelo de gobernanza de las políticas industriales autonómicas que incorporara a estas agencias resultarían prometedoras.

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