Felix Irizar Prieto
Miembro de la Coordinadora Nacional de ESK

Balcones, policías e histeria colectiva

Es el momento de que actitudes fascistas y totalitarias, herederas de una cultura de estado represiva, policial y militarista, tan alentada estos días, formen parte del pasado.

Las recomendaciones, seguramente bienintencionadas para que las personas con autismo salgan a dar sus permitidos paseos con un pañuelo o un distintivo azul para que no sean insultados y acosados desde ventanas y balcones nos debe de hacer saltar todas las alarmas de la sensatez. Si a ello sumamos agresiones del todo injustificadas, la última en el barrio de San Francisco en Bilbao verdaderamente sangrante, por parte de miembros de las diferentes policías que, en muchos casos, son jaleadas y alentadas desde ventanas y balcones, habremos de admitir que nos encontramos ante un verdadero problema.

En estos duros momentos de crisis sanitaria, en los que nos enorgullecemos de la actitud solidaria de esos miles y miles de trabajadores y trabajadoras que afrontan los riesgos de sus trabajos para cuidarnos, para limpiar y desinfectar, para todos esos trabajos que si son esenciales para el cuidado de la vida, cuando señalamos con afecto y aprobación a esas miles de personas voluntarias que colaboran en tareas de ayuda..., tenemos que señalar con indignación todas esas muestras de insolidaridad y totalitarismo.

Esta crisis sanitaria nos tiene que llevar a repensar la vida, a repensar nuestro modelo de interactuar. Es hora de hacer crecer los tallos de modelos de vida solidarios, de interactuar poniendo en el centro a la vida y a las personas, desde el respeto a los demás, desde la empatía hacia quien sufre, por circunstancias propias, o en el mayor de los casos ajenas, como consecuencia de la injusticia social. El modelo de sociedad capitalista ha conseguido infundir en la sociedad un sentimiento individualista que es necesario combatir y vencer desde lo colectivo, porque desde lo colectivo, desde la unidad de clase, podremos combatir la política que sirve para desde la individualización, justificar la privatización de lo público, en fin, la negación del bien común.

Es el momento de que actitudes fascistas y totalitarias, herederas de una cultura de estado represiva, policial y militarista, tan alentada estos días, formen parte del pasado. La crisis sanitaria no puede servir para justificar el orden de la fuerza, no pude justificar instituciones como la militar, que en datos «públicos» consume una tercera parte de lo que se destina a sanidad. La crisis debe servir para centrar nuestra atención en la necesidad de defender lo esencial y lo necesario, lo que nos ayuda y nos hace vivir.

Es el momento en el que la razón debe derrotar a la fuerza y a la histeria colectiva, el momento de mirar a la luna y no al dedo «acusador» que nos señala lo que debemos mirar.

Siempre sobraron los chivatos de balcón que no ven más allá de su nariz, y los gorilas que escudándose tras una placa o un uniforme sacan a la luz sus perores instintos; ahora más que nunca. Sus actitudes y todo lo que representan son las que merecen nuestro verdadero rechazo.

Un abrazo de «pañuelos azules».

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